Después de darle un té tranquilizante a Tatiana, Gabriel y yo fuimos al vivero para tener privacidad.
—¿Qué hace ella aquí? –solté de repente. Lo extrañaba y ansiaba con abrazarlo, pero mi enojo estaba primero.
—Recuerda que nuestros padres trabajan juntos –entrecerré los ojos.— escucha, decidí perdonarla por lo que hizo, a fin de cuentas siempre la veré por el trabajo nuestros padres...
—Decidiste perdonar a la chica que se metió con tu mejor amigo, muy bien...
Yo no tenía cara para reclamar aquello, pero lo que él no sabía no le haría daño. Aunque... de todas formas se lo terminaré diciendo, si es que no me odia cuando termine de contárselo.
—Que la perdone no quiere decir que vuelva con ella, yo ya tengo novia –luché con las ganas de sonreír. Dios, había extrañado tanto su cursilería.— ¿no confías en mi? –levanté las cejas.
—Por mas confianza que te tenga, no puedes negar que encontrarte en tu casa solo con tu ex es una escena muy comprometedora –suspiró.
—Te juro que no ha pasado nada entre nosotros –tomó mi rostro en sus manos, cerré los ojos bajo su toque.— ¿que pasó contigo? ¿Se arreglaron las cosas con tu familia.
Las cosas con mi familia no pueden estar peor. Mi familia no puede estar peor. Pero este no era momento para hablar de eso.
—Se puede decir que sí –contesté.— te extrañé –lo abracé disfrutando del calor de su cuerpo.
Mi humano, mi Crisantemo... mi chico.
—También te extrañé, Pétalo, creí que no te volvería a ver –su agarre se apretó.— me alegra volver a tenerte... te juro que mientras de mi dependa, no te voy a dejar ir, así tenga que enfrentarme contra el mismo diablo, esta vez no te van a separar de mi.
Mordí mi labio inferior, aquellas palabras eran peligrosas, él no sabía lo que decía.
—¿Tienes hambre? –negué.— de todas formas te haré de comer, extrañé alimentarte –reí.
Entrelazó su mano con la mía y la sonrisa que perdí el día que me separaron de él nuevamente se apoderó de mi rostro, todo con mi Crisantemo era risas y felicidad, él me llenaba de vida.
—¿Estás mejor? –le preguntó a Tatiana cuando llegamos a la cocina. Esta miró nuestras manos juntas.
—Sí, supongo que todo eso fue por la sorpresa de conocer a tu nueva novia –sonrió con falsedad.
—Te entiendo, su belleza deja atónito a cualquiera –reí.
—Bien, volveré a casa, papá seguro debe estar esperándome –se puso de pie.— nos vemos luego –le dijo a Gabriel y salió sin dirigirme la mirada.
—Perra –murmuré cuando escuché la puerta.— ¿te divertiste poniéndola celosa conmigo, ¿eh?
—No niego que fue satisfactorio ver su cara de enojo, se lo merecía después de todo lo que hizo.
—Creí que la habías perdonado.
—Perdonar no significa olvidar.
Mi chico empezó con lo suyo mientras yo me entretenía mirándolo, su ausencia me cobró tanto que ahora no quería perder ni un segundo sin mirarlo. Hasta que recordé que había un gran problema dentro de un auto a unos metros de aquí.
—Iré al baño –anuncié.
—¿Recuerdas dónde está? –asentí.
Me levanté e hice como si me dirigiera al baño, cuando me perdí de su vista fui corriendo hacia la puerta principal, al abrirla y mirar hacia donde estaba parqueado el auto me desconcerté al ver que ya no estaba ahí. ¿Por fin me liberó? Me niego a creer que Hades no tiene algo malévolo debajo de su manga, tenía que estar alerta en cualquier caso para proteger a mi humano.
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Granate
FantasyIntentaron ocultarla, pero él ya sabe dónde está su doncella. Y no se detendrá hasta tenerla en sus garras. Su unión será como una granada, destrozando a todo aquel que esté a su alrededor, destrozando sus corazones, destrozándose a ellos mismos. La...