Capítulo 39

1.2K 149 30
                                    

Lo que Hades estuvo a punto de decir se vio interrumpido por el sonido de pelea de su perro contra un gato negro.

—¡Lo va a matar! –exclamé horrorizada viendo como el perro atacaba con mordidas al gato.

No obstante, el gato se defendió clavando sus garras en los ojos del canino, haciendo que este lo soltase. Una vez libre, el gato desapareció corriendo despavorido.

Hades fue a auxiliar al perro mientras yo me quedé preocupada por el pobre gato. Suspiré.

—¿Está bien? –le pregunté.

—Sí, sanará en unos minutos–abrí los ojos al máximo.

—¿Cómo que en unos minutos? ¿Es un perro con poderes? –Hades me miró con diversión mientras acariciaba al canino.

—Es inmortal –habló.— verás, yo también lo soy y la eternidad no es nada divertida cuando no tienes un amigo real, así que, lo hice inmortal.

—¿Qué? ¿Cómo?

En este momento estaba totalmente confundida.

—Es un secreto que no te puedo confiar –se levantó.— gánate mi confianza y te lo revelaré –bufé.

—Lo descubriré de todos modos –me crucé de brazos.— deferías adiestrar a ese perro, el gato no le estaba haciendo nada y lo atacó sin razón.

—No puedo negarle la diversión a Cerbero.

Cerbero. Por supuesto que su perro tenía que llamarse Cerbero.

—¿Diversión a causa del sufrimiento de otros? Oh, es idéntico a ti.

—Nosotros, querrás decir –corrigió con una mirada cómplice.— no te hagas la santa, conozco tus mañas –giré los ojos.

Antes de que pudiera reaccionar, Hades me tomó con firmeza por la mandíbula, haciendo que no mirara otra cosa que no fuera él.

—No hagas eso –murmuró.— tienes unos ojos muy lindos, deberías cuidarlos.

Al estar tan cerca de él su aroma entró en mis fosas nasales dándome una sensación exquisita. Sinceramente, no creía que la combinación de arándanos y vainilla fuera tan deliciosa, odiaba que aquel olor desprendiera de aquel ser tan despreciable.

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

—¿A qué se debe la dilatación de tus pupilas? –fruncí el ceño.

—Suéltame –quise empujarlo, pero no pude.— joder, eres un puto inestable –rió soltándome.— ¿dónde están mi padre y mi hermano? –frunció el ceño.

—¿Por qué tendía yo que saberlo?

—Porque tú eres el causante de todas mis desgracias –se cruzó de brazos.

—Efectivamente, soy tu karma, sin embargo, yo no tengo nada que ver con ellos.

—¿Por qué mientes? ¿Qué ganas con eso? –escupí molesta.— ¿por qué trajiste solo a Artemisa?

—Escucha, no se en dónde estén ellos, pero conmigo no es, así que no me metas en un problema que no es mi causa –apreté los labios.

—Descubriré donde los tienes –lo apunté con mi dedo índice y salí del jardín secreto.

Mentiroso, claro que tenía a papá y a Eros secuestrados. Eso es lo que Hades hace, mentir, destruir, él era una cucaracha que debía ser aplastada.

Y yo me encargaría de eso.











(...)





Granate Donde viven las historias. Descúbrelo ahora