Capítulo 45

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"Dos pueden jugar este juego."

Sí, dos pueden jugar este juego, pero yo seré la única ganadora.

Amarré muy bien mi bata y lo seguí. No lo veía por ningún lado ni sabía hacia donde me dirigía, pero me guié siguiendo el rastro de su aroma, en ese momento agradecí ser una loba.

Llegué hasta la salida del palacio, ¿a dónde se dirigía?

Estaba tan oscuro que no podía ver nada, en eso se me ocurrió transformarme... pero había pasado demasiado tiempo (años) desde la última vez que me transformé.

Pero quería descubrir qué estaba tramando Hades.

—No dolerá tanto... –me animé a mi misma.

"Déjamelo a mi."

Antes de que pudiera refutar, Azula tomó control de mi cuerpo iniciando la transformación. Sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca debido a lo fuerte que estaba mordiendo mi lengua para no gritar del dolor. Joder, no recordaba que fuera tan doloroso.

El sonido de mis huesos rompiéndose me dieron ganas de vomitar, cerré los ojos esperando que pasara lo más rápido posible, no creía poder aguantar más, sentía que en cualquier momento me desmayaría.

"Ya está, dramática."

Quise sacarle los ojos a esa maldita loba.

Abrí los ojos y esta vez si podía ver todo con claridad gracias a mi visión nocturna, miré mi pelaje blanco ¡lo había extrañado!

Cuando Eros y yo éramos pequeños solíamos decir que éramos como el yin y el yang ya que su pelaje era negro y el mío blanco. Éramos dos fuerzas opuestas y complementarias. De los dos, él siempre ha sido el bueno y yo la oveja negra, algo que era un tanto contradictorio ya que para que tuviera sentido del todo nuestros pelajes debían tener colores opuestos.

Pero así lo quiso el destino.

Aunque siendo sincera amaba mi pelaje, mi tío Apolo y yo éramos los únicos lobos que poseíamos el pelaje blanco en la manada, bromeábamos siempre con que éramos únicos en nuestras especies y los demás eran todos comunes.

Joder, cuanto los extrañaba.

Me levanté y seguí el rastro del aroma de Hades. Dios, había olvidado lo bien que se sentía ser loba, mis sentidos estaban agudizados y me movía con más libertad y rapidez.

Me adentré al bosque, honestamente ni siquiera sabía que este lugar daba al bosque, aunque tampoco me sorprendía, el palacio estaba en medio de la nada.

A lo lejos pude visualizar una pequeña cascada cuya agua poseía un color azul turquesa... y tenía apariencia como si estuviera iluminada. Me acerqué y cada vez más hasta que confirmé que no estaba loca, el agua parecía encantada. Ya estando cerca me percaté de que había una cabaña un tanto más allá y caminé hacia ella, el aroma de Hades estaba cada vez más fuerte a medida que me acercaba.

—Eres fascinante –me giré sobresaltada buscando al dueño de esa voz, pero no localicé. En su lugar mi mirada captó a un cuervo en una rama mirándome fijamente, a pesar de que sus ojos me dijeron quien era, yo ya lo sabía.

Solo conocía a una persona que tenía el poder de transformarse en cuervo y ese era Hades.

El cuervo despegó sus alas en mi dirección y a medida que se acercaba al suelo iba adoptando forma humana.

Frente a mi estaba Hades con una capa negra.

Vaya, a pesar de que se transformaba él continuaba con ropa, honestamente envidiaba eso.

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