Abrí los ojos de golpe con el corazón acelerado y frunciendo el ceño ante los espacios vacíos en mi mente, lo último que recuerdo es caer desmayada por el susto de ser descubierta por Dilara y Kadir, pero yo nunca me desmayaría por más miedo que tuviera, no era algo que me sucediera.
Vi el fresco desayuno encima de la mesita de noche y la boca se me hizo agua, rápidamente engullí todo el alimento. No recordaba la última vez que ingerí comida, ya que estaba segura de que no toqué la bandeja que trajeron el día anterior. Algo que llamó mi atención es que en la bandeja había una rosa hecha con papel.
Unas chicas me llevaron hacia un baño donde las tuve que obligar a que me dejaran bañarme sola sin su ayuda, después de eso me trajeron devuelta al cuarto donde me vistieron con un hermoso vestido morado y mucha joyería incluyendo en el cabello. Una vez su trabajo estuvo listo, salieron del cuarto.
Me miré en el espejo, parecía una princesa. No obstante, mi idea de escapar aún seguía la latente, pero debía ser inteligente, si luchaba contra estas personas lo único que obtendría serían latigazos o peores castigos. Tenía que acercarme a ellos, ganarme su confianza, conocer sus fortalezas y debilidades para así acabar con ellos... si es que podía.
Mi único objetivo era volver a casa, ahora mismo me parecía un paraíso en comparación a este lugar.
Al llegar la noche aún me mantenía encerrada en mi cuarto, hasta que me cansé de estar en esas cuatros paredes y salí de la habitación. Anduve por los pasillos, este lugar parecía no tener fin.
Logré dar con lo que aparentemente era la salida y llegué al tétrico jardín con tumbas, ignoré su presencia y continué caminando. Mi objetivo no era escapar, ya que hasta ahora no me había encontrado con nadie en el camino y sabía que no me dejarían escapar tan fácil, quizás había alguien vigilándome, quizás me estaban probando hasta ver a donde podía llegar.
Un aullido llamó mi atención, levanté la vista y frente a mi estaba el perro que me encontré dos veces en el mi jardín secreto.
Un chasquido se escuchó en mi cabeza.
Ese maldito perro fue el causante de que estos locos me atraparan. ¡Claro que sí! Todo estaba conectado.
—Eres un hijo de puta –lo señalé.— estoy aquí por tu culpa –lo miré mal. El perro ladró.— creí que eras agradable, que te caía bien, pero solo me estabas engañando para caer en la trampa de estos desquiciados.
He aquí a la gran Perséfone Margarita Migliore Vitale, peleando con un perro, culpándolo por sus malas decisiones. Patética.
Me dejé caer al suelo con cansancio.
—Quiero volver a casa –suspiré.— extraño pelear con Eros, llevarle la contraria mi padre, hacer pociones con mi tío y ser la modelo de ropa de mi tía, extraño hacer maldades con Ares... joder, hasta extraño discutir con Artemisa –sollocé.— Gabriel...
Una lágrima se deslizó desde mi mejilla hasta el casi inexistente y seco pasto perdiéndose en la tierra, luego otra y otra hasta que se formó un pequeño charco de lodo.
Era la primera vez que lloraba desde que llegué a este lugar.
Extrañaba a mi familia y no sabía si algún día volvería a estar con ellos.
Escuché un aleteo de ramas y levanté la cabeza. Frente a mis ojos había un árbol que no estaba ahí cuando llegué. A diferencia de la muerte que brotaba del lugar, el árbol rebosaba vida y el fruto redondo y rojo que colgaba de sus ramas me indicó de que clase de fruta se trataba. Un jadeo salió de mi boca al ver que se había formado un delgado camino de pasto verde, vivo y reluciente desde el charco que formaron mis lágrimas hasta donde se encontraba el árbol.
ESTÁS LEYENDO
Granate
FantasyIntentaron ocultarla, pero él ya sabe dónde está su doncella. Y no se detendrá hasta tenerla en sus garras. Su unión será como una granada, destrozando a todo aquel que esté a su alrededor, destrozando sus corazones, destrozándose a ellos mismos. La...