—¿Es ella?
—Es preciosa.
—Sí que es una reina.
Eran alguno de los susurros que lograba escuchar por parte de las personas que me veían pasar.
Aunque por dentro estaba hecha un manojo de nervios, por fuera estaba haciendo uso de mi título de "reina". Me movía con una gracia espléndida y no me dejé amedrentrar por las miradas hostiles de algunos invitados.
Yo parecía una mosca en la sopa. Esas personas estaban vestidas de colores oscuros mientras que yo parecía la primera flor naciente en primavera. Era inevitable que todos los ojos cayeran sobre mi.
"Bien, ya estoy aquí. ¿Qué hago ahora?" pensé.
No sabía como, pero de alguna manera podía sentir el momento exacto en el que Hades posaba sus ojos en mi, era como una presión en la nuca que me lo decía.
Lo busqué disimuladamente, pero no lo encontré.
—Aunque la mona se vista de seda, mona se queda –suspiré fuerte al escuchar a Ayşe. Me giré encarándola.
Honestamente estaba hermosa, aunque, lo que tenía de bonita lo tenía de fastidiosa. Me percaté de que a su lado había una preciosa mujer, que me miraba de arriba a abajo, como si me estuviera examinando.
—Te presento a Yasemín –la mujer dio un paso adelante.— hace algunos años ella fue la favorita de Hades –la miré confundida.
—¿Favorita?
—Sí, es decir que entre todas las mujeres de mi primo, ella era la que más aprecio tenía de su parte, él siempre estaba con ella –enunció Ayşe con orgullo.
—Mi más sentido pésame –le dije a Yasemín. Ella frunció el ceño.
Me alejé dejando a Ayşe con la palabra en la boca.
¿Realmente esperaba ponerme celosa? Eso si que era un gran chiste. En lugar de sentir celos me dieron ganas de decirle a Yasemín que sedujera a Hades y lo convenciera de dejarme ir, por mi que se lo quede, es más, se lo regalo con todo y moño.
Por estar con la cabeza en las nubes, choqué contra una persona.
—Fíjate por donde andas –era la voz del mismo sujeto con el que hablaba Hades en su habitación.
—No, fíjate tú –escupí. Joder, era un hombre muy hermoso, con él si repetiría más de una vez.
Aunque aquel pensamiento era algo que jamás sucedería, no evité imaginarlo.
Él sonrió.
—Mejor me voy antes de que Hades me corte la cabeza –antes de irse, me guiñó un ojo con coquetería.
¿Sabrá él lo que estaba pensando? Espero que no.
Tenía mucho sin tener sexo y no es que fuera una ninfómana, pero para alguien que tenía sexo con mucha frecuencia, que se lo arrebaten de golpe es muy frustrante.
Una bombilla se encendió en mi cabeza, podía jugar con mis dedos, no era lo mismo, pero me podría liberar un poco. Joder, eso era patético.
Sí, era patético, pero era mucho mejor que estar entre esta gente con esa música melancólica. Así que, me dirigí a mi cuarto.
Estaba camino a mi habitación cuando me encontré con el gato con el que Cerbero había peleado. Se veía muy maltratado y flaco, le faltaban algunos trozos de pelo y estaba preparado para atacarme cuando me agaché a agarrarlo.

ESTÁS LEYENDO
Granate
FantasyIntentaron ocultarla, pero él ya sabe dónde está su doncella. Y no se detendrá hasta tenerla en sus garras. Su unión será como una granada, destrozando a todo aquel que esté a su alrededor, destrozando sus corazones, destrozándose a ellos mismos. La...