Capítulo 54

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Traté de que las palabras de mi tío no me afectan, pero aún se repetían en mi cabeza.

De por sí ya sabía que estar enlazada a Hades era malo, pero que me lo dijera otra persona, alguien tan cercano a mi, era peor.

Mis tíos y Eros aún se encontraban fuera, sabía que mi tío Luka tenía cosas que hacer y aún así no me quería dejar sola con Hades, duré lo que pareció una eternidad tratando de convencerlo de que estaría bien, hasta que al final se fue.

Estaba con Hades en el patio trasero pensando en como será convivir con él y mi familia al mismo tiempo, no me cabe duda de que una vez mi papá regrese, se armará la de Troya, él no es paciente como mi tío y estalla más rápido que Eros.

—Eres una mala anfitriona, ni siquiera me has ofrecido limpiarme la cara –su voz me sacó de mis pensamientos.

—Mereces que se te pudra la cara –me puse de pie.

Fui a la cocina y busqué una pequeña toalla y un bol con agua. Al regresar me senté frente a él y comencé a limpiarle la cara.

Hades me miró extrañado, más no dijo nada. Honestamente ni yo misma sabía por qué estaba haciendo este acto tan... cercano (por así decirlo) con él. No se lo merecía.

Pero estaba tan cansada de todo que ya no quería discutir, solo quería un poco de paz.

—¿Realmente eras capaz de irte conmigo si tu familia no me aceptaba?

—Mi objetivo es que mis padres regresen, no me importa lo que tenga que hacer con tal de lograrlo –contesté sin importancia.

—Te pusiste en contra de tu familia por mi –sonrió.— que romántico –asentí.

Estaba intentando molestarme, pero poco o nada me importaban sus comentarios.

Terminé de limpiarlo y me puse de pie.

—Voy a salir un rato, no me sigas –lo señalé.— por primera vez, déjame tener un momento para mi misma, déjame estar sola, ¿si? —asintió.— bien.

Tendría mucha suerte si ese maldito le hace caso a mis palabras.

Entré a la casa y me dirigí hacia mi habitación, tomé una pequeña mochila y luego fui hacia el despacho de mi padre, tomé una botella de whisky y la metí en la mochila. Le dejé una nota a mis tíos diciéndoles que saldría y donde estaría.

Al volver al patio trasero Hades ya no estaba ahí, mucho mejor, así no me seguiría.

Me introduje en el bosque y caminé por un rato. Estar rodeada de toda esa vegetación me reconfortaba, en eso recordé una reflexión o algo poético que nos hablaron en clase, sobre que abrazar a un árbol sirve para descargar el estrés o algún sentimiento de dolor. Nunca antes lo había hecho porque hasta ahora nunca me había sentido tan agotada física y emocionalmente.

Así que abracé al árbol más cercano y si no tuviera el don para interactuar con las plantas creería que estaba loca cuando sentía como el árbol me abrazaba de vuelta. Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos, no sabía que necesitaba tanto un abrazo.

Me dejé caer de espaldas al árbol y saqué la botella, la abrí y di un trago largo, me gustó sentir la quemazón del líquido en mi garganta, también necesitaba aquello.

Vi como poco a poco el sol iba ocultándose, dando un precioso atardecer. Me gustaban los atardeceres, solo que nunca le daba la importancia que se merecían.

Me gustaba discutir con papá y llevarle la contraria a Artemisa. Me enfoqué tanto en lo malo que no pude ver las virtudes que ellos poseían, más bien, jamás me enfoqué en lo bueno que podía poseer Artemisa.

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