Capítulo 26

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Desperté en la misma habitación de la primera vez que estuve en este lugar.

Cambiaron mi ropa y en lugar del camisón roto ahora traía un nuevo camisón de seda color azul rey. La espalda me seguía doliendo como la mierda, pero la suavidad de la cama amortiguaba con poco el dolor.

No me extrañó que mis heridas no sanaran, los putos símbolos bloqueaban mis dones y mi magia, así que era de esperarse que también bloquearan mi poder de sanar rápidamente.

A todo esto, ¿Cómo me movieron y cambiaron sin yo darme cuenta?

Mis heridas dolían, sorprendentemente no dolían tanto como se suponía que lo hicieran, así que verifiqué si me permitían levantarme y una vez hecho, con dificultad, me senté.

La puerta se abrió revelando a una hermosa chica de piel negra y ojos verdes, en sus manos traía lo que aparentaba ser la comida.

Sin levantar la mirada, depositó la bandeja en la mesita de noche. Antes de que saliera la detuve.

—¿Dónde estoy? –pregunté.

Se quedó callada.

—¿Dónde estoy? –me acerqué peligrosamente a ella queriendo lucir atemorizante. Ella se encogió.

—Tenemos prohibido hablar con usted –contestó con timidez.

—¿Por qué? ¿Quienes son esas personas a las que llaman amos? ¿Por qué estoy aquí?

Silencio.

—Escucha, nadie sabrá que hablaste conmigo, lo juro –aseguré.— por favor, al menos dime donde estoy y qué hago aquí –susurré.

Al parecer mi suplica la hizo flaquear un poco y movió la cabeza vacilante.

—Usted está en el palacio del amo Hades –jadee.— la señora con la que habló, a la que usted desafió el día de ayer, Dilara, es la esposa del tío de nuestro señor, ellos dos son quienes mandan mientras el amo no está y prácticamente son la representación de sus padres...

—¿El señor que casi me mata a latigazos es tío de Hades? –ella asintió. Jadee.

Si ese es el tío no quiero conocer al sobrino.

—Así es, Kadir, mi amo, es muy severo cuando se le falta al respeto a su mujer o a uno de los miembros de la familia, nos sorprendió mucho que la castigara ya que usted...

Se calló de repente y salió como alma que lleva el diablo fuera del cuarto.

Parpadeé repitiendo sus palabras en mi cabeza. Al menos ya sabía dónde estaba y que el lugar que en donde estaba no era precisamente un paraíso tropical, y que definitivamente tenía que ingeniármelas para salir de aquí.

¿Cómo lo haría? No tengo la menor idea.

Minutos después aparecieron dos personas abriendo la puerta de par en par. Se trataba de chico sumamente apuesto y una preciosa chica, ambos eran muy parecidos, lo que me indicó que posiblemente eran hermanos. Algo que llamó mi atención fue que ambos eran muy parecidos a los "amos" que he conocido hasta ahora, la tal Dilara y Kadir, probablemente eran sus hijos.

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