Capítulo 32

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Los días en este lugar eran un infierno. Creí que después de la charla con Hades, este se relajaría más en cuanto a los trabajos que me asignaría, que equivocada estaba.

¡Tuve que desplumar pavos y limpiar los intestinos de animales! Y no suficiente con eso, tuve que limpiar cada rincón de este maldito palacio un con cepillo. Esto último fue como castigo por dejarle caer "accidentalmente" sopa caliente a Ayşe. Que gente más intensa, los errores existen.

¿A quién engañó? Disfruté ver a chillar a esa maldita.

Los trabajos eran horribles y repugnantes, si no fuera porque la vida de Gabriel peligra, hace rato habría mandado a Hades al infierno. Aquí recibía humillaciones como si fuera el pan de cada día y aún no entendía por qué Hades me tenía cautiva, todavía no entendía la razón de este castigo.

¿Qué le hice?

—¡Oye tú! –La voz de Layla me sacó de mis pensamientos.— ¡estás aquí para trabajar, no para estar soñando despierta! –frunció los labios.— ve con Ibrahim y los otros a recibir a las nuevas criadas, ¡anda!

Girando los ojos a sus espaldas, fui hacia donde me indicó. Sinceramente ya me estaba acostumbrado al mal humor de Layla y sus malditos gritos, sin embargo, me vengaría de ella cuando tuviera la primera oportunidad, ¿quién se creía esa vieja para hablarme así?

Según Ibrahim, al yo ser "la mujer legítima" de Hades, todos y cada uno de los que vivían en este lugar me debían respeto absoluto, solo que eso no sucede por las estúpidas órdenes del gobernante.

Se me cayó el alma a los pies cuando llegué hacia mi destino y vi quien se encontraba ahí.

No, esto no puede ser.

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