HADES' POV:
Creía que todos mis años de existencia en este mundo me habían preparado para todo, eso creía hasta que conocí a Perséfone.
Esa estúpida niña lograba lo que nadie en años; sacarme completamente de mis casillas. Era un hombre paciente, siempre pensaba antes de actuar y calculaba meticulosamente mis pasos, pero ella causaba un efecto en mi que hacía que todo eso se fuera al caño.
Es por eso que cuando sentí su aroma en medio de la calle casi provoco un terremoto, ¿terremoto? No, iba a desaparecer Alemania en menos de un minuto.
Seguí su rastro, pero no la encontré. De todos modos, lo haría. Es mi alma gemela, no hay hechizo en el mundo que me evite encontrarla.
Aunque, debería dejar que los cazadores se diviertan un poco con ella para que así aprenda de una vez por todas a obedecer.
—¿Qué haces aquí? –la voz de Eros me hizo girar los ojos. Lo menos que necesitaba en este momento e es al niño bonito con aires de grandeza.
—Tu hermana está aquí –solté de golpe.— y los cazadores la tienen –dije esto último con diversión.
—¿Qué? ¿Qué cojones te divierte? ¿Estás con ellos acaso?
Definitivamente ser fastidioso venía de familia, era como si tuviera frente a mi a la mismísima Perséfone, pero en hombre.
—¿Y si así fuera qué? –me crucé de brazos.— escucha niño, soy un hombre demasiado ocupado y no tengo tiempo para esto, la estúpida de tu hermana se metió en esto, así que ella misma verá como salir –levanté las manos.— estoy fuera.
Juro que estuve a punto de echarme a reír al ver tantas emociones cruzar por el rostro de Eros. Y me desconcertó un poco ver que en su rostro poco a poco se dibujaba una sonrisa mientras un destello violeta cruzaba por sus ojos.
—Muy bien –se encogió de hombros.— volveré con mis tíos, tú puedes irte por donde viniste –se dio la vuelta y se alejó caminando.
Me quedé mirándolo con el ceño fruncido hasta que desapareció.
Trabajo mejor solo. Eso de estar con un equipo y que cada quien se divida las tareas no va conmigo. Alguien puede meter la pata y arruinar todo el plan, como un efecto dominó. No, todo debía estar bajo mi control para que saliera perfecto, estos idiotas no eran tan fuertes como yo, una gota de plata en su sistema y adiós lobitos. Ya bastante tenía con la salvaje de Perséfone como para sumarme más responsabilidades que no me correspondían, porque mi única responsabilidad era aquella bruja con egocéntrico (y lindo) trasero.
Debería irme y dejar que todos se maten, total, Perséfone había "desbloqueado" mi miembro y ya podía acostarme con quien quisiera, podría hacer mi vida con Yasemín... pero para mi mala suerte, ella era mi reina y no podía poner a nadie en su lugar, además de que desde que la primera vez que tuvimos sexo, desarróllanos una maldita conexión o hicimos más fuerte a la que ya teníamos. Al menos así lo sentía yo, esa puta intranquilidad en el pecho cada vez que ella estaba en peligro o un dolor palpitante casa vez que estaba triste, lo sentía como si fuera mío. Eso se suponía que pasara en los lobos, ¿por qué sucede conmigo? Ni puta idea, pero sólo quería que esa insufrible estuviera bien para respirar en paz.
No por ella, sino por mi.
Todo era más sencillo antes de que naciera.
Sí, antes de que naciera, porque en el momento que ella llegó a este mundo, mi vida fue en caída.
Siempre me pregunté por qué el universo no me enlazó con Yasemín, ella era tan dulce, tierna... tan sumisa y buena chica... y luego estaba Perséfone que era todo lo contrario, no le bastaba tener el don para la primavera, sino también tenía uno para sacarme de quicio.

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Granate
FantasiIntentaron ocultarla, pero él ya sabe dónde está su doncella. Y no se detendrá hasta tenerla en sus garras. Su unión será como una granada, destrozando a todo aquel que esté a su alrededor, destrozando sus corazones, destrozándose a ellos mismos. La...