Capítulo 52

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Cuando desperté me encontraba en mi cuarto en Hopefair.

Aún no lograba creer lo que sucedió, ¿Gabriel un cazador? Ni en un millón de años lo habría creído. Es que se veía tan... indefenso y normal, no es como si los cazadores tuvieran algo que los diferenciara de las personas normales, pero él... él parecía un humano común, un soso humano.

Pero resultó ser todo una fachada, una cruel mentira que me creí totalmente, él conocía a Eros, sabía que era mi hermano y aún así lo mantuvo cautivo en ese sótano debajo del vivero. Dios, estuve tan cerca de mi hermano y si no fuera por Hades jamás lo hubiera descubierto.

Tenía el corazón hecho pedazos, Gabriel era la única persona en la que había confiado ciegamente en toda mi vida, y me traicionó de la peor manera. Mi engaño hacia él con Hades se veía como una hormiga comparado con la manera en la que él me engañó.

Me sentía usada, seguramente yo había sido un medio para llegar a mi familia, claro, la niña estúpida y malcriada, fácil de engañar... con razón él siempre se mantuvo a mi lado a pesar de mis desplantes, no podía dejar caer su plan solo por no aguantarme una rabieta.

Todo había codo una farsa, sus te amo, sus miradas llenas de "amor", sus delicadas caricias... todo fue mentira, y me da coraje conmigo misma por haber caído tan fácil.

Hades tenía razón, estaba tan necesitada de amor que caí con el primer imbécil que me llenó el oído de corazones y mariposas.

Sinceramente habría preferido que me hubiera puesto los cuernos con su ex novia y no esto.

Recordé que mencionó a mi padre, ¿qué tiene que ver él en todo esto? Definitivamente volvería con Gabriel para obligarlo a decirme donde tiene a mis padres, o sino... no creo ser capaz de matarlo, pero si de infligirle mucho dolor viendo como torturo un ser querido enfrente suyo.

Así como él torturaba a Eros.

Porque no le creí absolutamente nada a mi desfallecido hermano quien dijo que Gabriel lo cuidó, definitivamente ese chico tenía síndrome de Estocolmo.

Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y me dolía la cabeza, como mi cuerpo percibe la tristeza como una enfermedad he vomitado tres veces desde que me desperté y me duelen las extremidades, además de que estoy ardiendo en fiebre.

No podía permitirme estar triste, no solo debilitaba mi corazón sino también mi sistema inmune, y necesitaba estar fuerte para poder luchar contra lo que se venía.













(...)











Después de que mis tíos se enteraran de lo que Gabriel hizo, investigaron para saber si aún se encontraba en su casa, ya que era poco probable que siguiera ahí y así fue, no había rastro de él. Intentaron localizarlo mediante el don de mi tía, pero no lo lograron.

De Hades tampoco se ha sabido nada, no es como si me importara, pero él fue quien prácticamente desató este caos y ahora se ocultaba entre las sobras para que los destrozos no lo alcanzaran. Cobarde.

No he hablado con Eros desde la última vez que lo vi en casa de Gabriel, mi tío lo ha tenido bajo su total cuidado y no permite que nadie que no sea él entre a su habitación, no quiere que nada interrumpa la recuperación de mi hermano.

Me obligué a mi misma a ingerir alimento a pesar de que mi estómago se negaba a recibir comida, necesitaba reunir fuerzas por si en algún momento los cazadores hacían aparición. No hablé con nadie respecto a cómo me sentía con lo sucedido con Gabriel, no quería revivir el sentimiento de traición que se encontraba clavado en mi pecho, yo era consciente de aquello, pero no lo quería decir en voz alta, no quería volver a romper a llorar.

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