Capítulo 5. ¿Cómo perdonar?

2.8K 180 16
                                    

Se sentó en una mesa de la esquina, algo escondida para que no lo viera. Miró con impaciencia al escenario. Tenía que salir pronto. Vio como una mesera se le acercó para atenderlo. Él no pudo distinguir su cara hasta que la tuvo de frente: Jennifer.

-Fernando, ¿tú aquí? ¿En el Chicago? -dijo ella con sorpresa.

-Sí. Vine a ver a... Ya sabes, a Ana.

-Entonces déjame avisarle que estás aquí -Jennifer se dio la vuelta para encaminarse al camerino. Fernando la jaló de un brazo para detenerla.

-No, no. No vengo a hablar con ella. Sólo... Quiero verla bailar. Necesito aclarar mis ideas.

- ¿Acerca de...?

-De lo que pasó. De la mentira.

-Mira Fernando -ella se sentó enfrente de él -.Yo te pido disculpas porque entre todos te mentimos. Ana está muy mortificada por lo que pasó y quizá sea conveniente que no se vean. Por lo menos hasta que tú la perdones... ¿sabes? Ella te ama muchísimo. Nunca la vi tan feliz como cuando estaba a tu lado.

-No lo sé, Jennifer. Es que todo esto es muy confuso. Yo también la amo, no tienes idea... Pero aún me cuesta asimilar que me haya mentido. No la creía capaz de engañarme por tanto tiempo. Simplemente me parece... Cínico, cruel. Fue como si me jugaran una broma pesada para burlarse de mí, ella y todos ustedes.

-Yo sé que te sientes dolido. Nunca fue nuestra intención que te pusieras así de mal, mucho menos la de Ana. Ella te mintió porque tenía miedo, supongo que te lo habrá explicado. Bueno, yo lo reitero. Te lo quiso decir antes, de verdad, pero te ama demasiado como para perder lo que apenas renacía. De todas maneras, te entiendo. Además, la noticia está reciente y estás confundido -. Lo tomó de las manos, en un gesto de consuelo. Fernando ya no se sentía tan molesto y no la rechazó. Necesitaba algo así, que alguien le dijera que Ana era la persona que él creía-. Sólo déjame decirte una cosa: no permitas que esto los separe para siempre; ustedes se aman demasiado como para desecharlo así de fácil.

-Pero es que me traicionó -dijo él con frustración.

-Todos cometemos errores. Si ella fue capaz de perdonarte, tú podrías hacer lo mismo.

-Ya me lo ha dicho Fanny.

- ¿Ves? Ella también sufrió por ti y decidió darte una segunda oportunidad porque te ama. Te ama como a nadie, tómalo en cuenta.

-No sé, es que me cuesta demasiado aceptarlo -exclamó Fernando mientras daba un golpe en la mesa. Jennifer tomó el puño cerrado con simpatía para que se tranquilizara-. Bien dice la canción, Dios me hizo quererla para hacerme sufrir más.

-No digas eso. Las cosas entre ustedes se van a arreglar. Ana está dispuesta a hacer todo con tal de recuperar tu amor. Sólo te está dando tiempo; que por cierto no tarda en salir. Piensa en lo que te digo ¿ok? Te traeré un vaso con agua mientras esperas -contestó Jennifer mientras se ponía de pie. Le palmeó el hombro para darle ánimos y se dio la vuelta para traerle el agua.

Se quedó pensando: ella y Fanny tenían razón. Sin duda le costaría perdonarla, con el tiempo lo aceptaría, pero no estaba dispuesto a perderla definitivamente. Ahora lo podía ver claro.

Una anunciación al fondo del local lo sacó a la realidad.

-Señores y caballeros. Con ustedes, la única, la inigualable: ¡Ana!

Ella salió de entre las cortinas. Llevaba un vestido negro de cuero bastante ceñido, el pelo alborotado y mucho maquillaje. Se veía peligrosa y atrevida. Fernando requirió un minuto para recuperarse de la impresión. A pesar de todo, debía admitir que esta hermosa. Ana se acercó al tubo, le dio un par de vueltas y trepó con agilidad. Sus movimientos eran majestuosos y coordinados, no mostraba impertinencia o vulgaridad alguna. Bajó con un impresionante giro. Cambió de posición y subió al tubo opuesto, repitiendo la rutina.

No Te VayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora