Capítulo 38. Nuevos planes

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-Entonces, ¿cómo te está yendo a ti, mami? -preguntó Luz a través de la pantalla de la computadora. Llevaban tres horas hablando, y los seis habían estado contándole a detalle cada día que no se habían visto. Las primeras dos semanas se habían llamado continuamente, pero entonces las clases se intensificaron y Ana comenzó a llegar muy tarde, cuando los niños ya estaban dormidos. Así que ese era de sus últimos días en la gran ciudad, y había tenido la tarde libre. Fanny estaba en clases, pero en cuanto regresara saldrían a entretenerse un rato.

-Muy bien, mi corazón. Creo que te interesará saber, Nando, que he mejorado bastante mi inglés y la pronunciación, ni se diga. Llegando debes aplicarme un examen -comentó sonriendo. El rubio asintió, divertido y le guiñó un ojo.

-Perfecto mamá. Como dirías tú, ya estás peinada pa'atrás. -Todos rieron en general.

-¿Dónde está Dieguito? -exclamó la ojiverde, al darse cuenta que habían pasado demasiado rato hablando y nadie lo había llevado. También extrañaba a su bebé.

-Papá no debe tardar en traerlo -mencionó Alex, volteando hacia la puerta. Ana suspiró.

-Bueno, ¿y qué has hecho? -preguntó Sebastián, irrumpiendo en el breve silencio que se había formado. Seis pares de ojos la miraron con curiosidad.

-Pues... Ya sabes, son varias clases. Tratan de no cerrarte a un sólo género, que en mi caso es el ballet, y nos enseñan distintos tipos de baile. Lo bueno es que a mí me dieron a escoger, entonces tengo cinco opciones que ahorita estoy tomando: salsa, tango, danza española, samba y hip-hop. Además, te ponen ejercicios de postura, puntas, porte y así -Ana asintió, como asimilando su nueva vida cotidiana -¡Ay! Pero el lunes me llevaron al centro de costura, donde elaboran todos los trajes. No se imaginan, es arte lo que hacen allí. Los vestuarios son preciosos -mencionó con los ojos brillosos y una sonrisa -Lucecita, vi uno de El Lago de los Cisnes, de Odette, que te encantaría.

-¿Y le tomaste fotografías? -preguntó la pequeña, sonriendo igual de emocionada.

-Claro que sí. También planeo que volvamos todos juntos, porque así les voy a enseñar lo poco que he logrado ver de Nueva York. Fuimos a Times Square, a Central Park, a la Estatua de la Libertad, el MoMA... Y hasta allí, porque también es temporada de obra y ya saben que a mi me encantan los musicales. Fanny me acompañó a ver The Phantom of the Opera, The Lion King, Mamma Mia, Les Misérables, Wicked, Chicago...

-Espera, espera. ¿Fuiste a Chicago? -preguntó Alicia, sorprendida.

-Sí, nena. ¿Y a que no sabes de quién te conseguí un autógrafo?

-¡OMG! ¡BIANCA MARROQUÍN! -gritó la rubia, evidentemente alegre. Ana volvió a sonreír y le guiñó un ojo a los demás.

-Sí. Se supone que era sorpresa, pero ya que me sacaron el tema...

-Ya quiero que vuelvas, mami -exclamó su hija con un tono extasiado, para después cambiarlo a uno de añoranza. Todos sabían que no deseaba sólo eso por el autógrafo.

-Sí mamá, te extrañamos mucho -agregó Alex, bajando la mirada. El resto de la tropa lo corroboró, nostálgicos.

-Ay mis corazones, no saben cuánto los echo de menos también. Pero ya saben cómo es esto, era algo que no me podía perder. Les prometo que el tiempo se les irá volando -Ana sonrió como consuelo -Ya ven, sólo faltan dos meses y ya me tendrán de nuevo con ustedes, molestándolos a cada rato.

-Tú no nos molestas. Nos haces reír -dijo Sebastián, con un pequeño puchero.

-Y también nos quieres mucho. Juegas con nosotros y nos lees cuentos para dormir -mencionó Luz, mirándola con ojos tristes.

No Te VayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora