Capítulo 49. Cómo ha pasado el tiempo

2K 93 224
                                    

-Te lo voy a agradecer mucho, Alex. Verás, Ana ha pasado por demasiadas cosas estos dos años -Fernando bajó la mirada -Cosas buenas y malas. Y no sólo este tiempo, sino toda su vida. No ha sido fácil para ella, pero es tan buena persona que siempre supo cómo reaccionar ante los obstáculos que se interpusieron en su camino.

Sonrió un poco y le dio un sorbo a su café, que ya estaba en las últimas.

-Sin embargo, desde que nosotros llegamos, debo de admitir que le volteamos el mundo. Yo me enamoré perdidamente de ella y mis hijos también, y pues no hubo más salida. Y a pesar de lo que hemos vivido, aquí seguimos y hemos tenido muchos momentos felices. Claro, hubo un tiempo en que creíamos que ya no tendríamos que preocuparnos por algo más, que la paz había llegado. Y justo cuando parecía que ya nada iba a cambiar y que no podríamos separarnos otra vez, sucedió esto -Fernando soltó un suspiro largo y profundo -No es justo para ella seguir con una vida en la que esté atemorizada y alerta siempre, porque aunque Ana no me diga, sé que tiene miedo. Lo peor de todo es que no tiene miedo por ella misma, sino por todos nosotros, su familia.

Fernando sintió que un nudo se le forjaba en la garganta y sus ojos ardían, amenazando con llorar. Pero  no, no debía ser débil. Si Ana estaba haciendo un esfuerzo por no derrumbarse y mantenerse a flote con él, incluso cuando ella era la más afectada, él debía intentarlo también. ¿Era injusto? Sí. ¿Le dolía? Sí. Pero para eso estaba allí, conversando con Alex y planeando todo, para sacar a Ana de ese hoyo negro en el que estaban metidos, él y ella.

-Por eso quiero protegerla a toda costa. Quiero que pueda estar bien y que recupere la vida que hasta hace unos meses llevábamos.

Él levantó la vista y vio como Alex no se había apartado de su mano en todo ese tiempo. La pelinegra le sonrió, enternecida.

-Hablas como el hombre más enamorado del mundo -Ella se acomodó el cabello con la mano libre y volvió a tomarlo como hace rato en cuanto se desocupó -De verdad admiro mucho la relación que tú y tu esposa tienen. Hoy en día no se ven muchas parejas así, pero puedo ver, apenas por la manera en que la mencionas y tu mirada se ilumina; en como te duele lo que ella sufre, que la amas con todo tu corazón.

Él le devolvió el apretón de manos y le sonrió, agradecido. Se quedó un poco viendo la unión de sus dedos y se apartó lentamente. No era por ser descortés, pero de alguna manera sentía que eso se malinterpretaba, aunque no se sintiera incómodo o desagradable.

-En fin. Ya se me hace tarde. Entonces, ¿cuándo nos volvemos a ver? -preguntó Fernando, mirando su reloj para distraerse un poco.

-Eh... ¿Te parece el sábado? Esta semana salgo de viaje y dudo que regrese antes de ese día.

-Sí, está perfecto. De todas maneras te doy el teléfono del detective con el que estamos trabajando y el jefe que está a cargo del caso, para que te contactes con ellos y te digan qué clase de información necesitamos.

-Me parece muy bien. Entonces -Alex se puso de pie -Te veo el sábado.

Fernando también se puso de pie y le dio un beso en la mejilla. Traía un perfume muy seductor. Pero de repente, se acordó de que tenía algo que hacer el sábado.

-Alex, creo que el sábado no podremos vernos -Se llevó una mano a la frente, en un gesto de frustración -Había olvidado que ese día es la fiesta de mi hijo, el bebé. Cumple un año.

-Oh -Alex sonrió -No hay ningún problema, Fernando. Podemos vernos otro día.

-No, no. Pero es que entre más rápido vayamos recopilando la información, vamos a poder trabajar con más agilidad. Recuerda lo que tengo en peligro.

No Te VayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora