Capítulo 19. El regreso

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-¡Ya voy Fernando! Sólo déjame avisarle a los niños -dijo Ana tomando su celular. Iban saliendo del restaurant del hotel. Él le quitó el teléfono y lo escondió en su saco.

-No, les avisarás en la noche. Por favor, Ana, estamos de luna de miel -respondió Fernando mientras contemplaba la cara de reproche de Ana. Le hizo un puchero tan gracioso que ella no tuvo más remedio que reírse y ceder ante lo que le pedía.

-Muy bien, pero si se me olvida hablarles por la noche será tu culpa -le reprochó señalándolo con el dedo. Él la miró extrañado.

-¿Y por qué habrías de olvidarte de hablar con ellos? ¿Tienes algún compromiso que te lo impida? Ah ya sé, un guapo marido que se muere por ti -afirmó Fernando mientras la tomaba por la cintura por detrás. Recargó la cabeza en su hombro.

-Ay si tú, claro. Pues si mi marido lo ve, señor, le va a romper su mandarina en gajos -respondió Ana con una sonrisa. Fernando soltó una carcajada.

-¿Y prefiere a su esposo en vez de a mí? ¿Qué tiene él que no tenga yo? -preguntó en tono cómplice.

-Uy, muchísimo más que usted. Él es guapísimo, sobre todo cuando se viste de pingüinito. También huele bien rico, es todo un caballero, inteligente, honesto y divertido. Y aunque suele ser muy engreído y tramposo, lo amo con toda mi alma -contestó Ana sonriente. Se volteó y acarició tiernamente su mejilla. Fernando tomó su mano y la besó.

-Suena a que su esposo es un hombre maravilloso.

-No tiene idea -le dijo Ana al tiempo que lo besaba. Amaba jugar con él así. A pesar de que casi nunca lo demostraba, tenía un sentido del humor increíble si se esforzaba. Fernando se separó de sus labios y la tomó de la mano, dispuesto a iniciar el recorrido.

Iniciaron en el Arco del Triunfo. Fernando aprovechó para presumir sus conocimientos sobre historia y le iba explicando a Ana hasta por qué artesanos fue construido en orden alfabético.

-En francés se dice Arc de triomphe de l'Étoile, mi amor. Es uno de los monumentos más famosos de aquí y probablemente se trate del arco de triunfo más célebre del mundo. Presenta una altura de 50 m, un ancho de 45 m y una profundidad de 22 m. La bóveda grande mide 29,19 m de alto por 14,62 m de ancho, mientras que la pequeña mide 18,68 m de alto por 8,44 m de ancho. Fue diseñado por el arquitecto Josep Vilaseca y la decoración escultórica estuvo a cargo de Josep Reynés, Josep Llimona, Antoni Vilanova, Torquat Tasso, Manuel Fuxà y Pere Carbonell. Además, se dio a conocer en 1888.

-No mi amor, te estás confundiendo con el Arco del Triunfo de Barcelona. Los datos de las medidas son correctos, pero en realidad el Arco del Triunfo de París fue construido entre 1806 y 1836 por orden de Napoleón Bonaparte para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlitz. Está situado en el VIII Distrito de París, sobre la plaza Charles de Gaulle, donde estamos parados justo ahora.

-No hermosa, estás equivocada -afirmó Fernando, seguro de sí mismo. Ana volteó los ojos y cruzó los brazos, entre irritada y divertida por su actitud.

-Te dijo que no, Fernando -respondió a la defensiva. Se miraron amenazadoramente, pero con una sonrisa compartida. Ambos sabían que eran igual de tercos.

-De hecho, señor, el dato de la señorita es correcto -le confirmó un guía que pasaba a un lado. Ana gritó de emoción, alzando los brazos. Era divertido dejarlo así. Sabía que no soportaba el haber perdido y menos contra ella.

-Señora, por favor. Ya soy señora -le pidió amablemente Ana al guía, guiñándole un ojo y volteando a ver a Fernando. Este sonrió y asintió, dándose la vuelta para continuar con el tour. Ella continuó celebrando -¡Te gané Fernandou! ¿Cómo te quedó el ojo, eh? -presumió mientras bailaba graciosamente.

No Te VayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora