Ana pudo notar un toque de celos en el tono de él. A pesar de la sonrisa que Fernando esbozaba, por dentro se estaba quemando y pugnaba por saber si ella iba con algún hombre.
-Eh... -pronunció la castaña apenas, dubitativa entre decirle o no. Sin embargo, no tuvo tiempo de agregar nada más, porque unos gritos de discusión que provenían de la sala, los hicieron distraerse de su conversación.
-¡Guille, bájate del sillón! ¡No saltes así!
-¡No me va a pasar nada, Nando!
-¡Guillermo, te vas a...!
La oración no se terminó. Se escuchó un estruendo muy fuerte, y los dos se miraron, alarmados. De inmediato corrieron a la sala y vieron al gemelito tirado, con la frente llena de sangre y llorando desconsoladamente. Ana, por su instinto de madre, fue la primera en acercarse para atenderlo.
-Mi amor, mi amor... Shhh, no pasa nada, corazón -Lo tomó entre sus brazos y le acarició la carita, mientras que el gemelo se quejaba a gritos de dolor -Fernando, hay que llevarlo al hospital.
-¿Cómo pasó esto? -preguntó el pelinegro, observando con preocupación a su hijo, que era arrullado suavemente por su esposa. Los más pequeños también comenzaron a llorar al ver a su hermano con la herida abierta, espantados.
-Es que habíamos estado practicando unos saltos en la escuela, y Guille me apostó a que podía saltar girando de un sillón a otro, pero se tropezó con el brazo del mueble y se pegó con la mesa -explicó Alex, con la voz temblándole.
-Yo se los dije -observó Nando con suficiencia.
-Perdóname, papi -dijo Guille, sin dejar de llorar. Alicia, que había ido por el botiquín en cuanto hubo el primer indicio de sangre, le pasó unas toallas húmedas a Ana y en cuanto ella comenzó a limpiar la herida, el pequeño soltó un alarido de dolor.
-¡Me duele!
-Ya, mi amor. No pasa nada.
Fernando se acercó a observar la herida, mientras que admiraba el rostro de preocupación de la castaña.
-Es profunda. Va a necesitar puntos, tenemos que llevarlo al hospital.
-¿Puntos? -exclamó Guille con espanto.
-No son nada, corazón. Tú tranquilo. Fernando, por favor, ayúdame a cargarlo.
El pelinegro obedeció y cogió a Guille en sus brazos, mientras que Fanny llegaba del cuarto y se llevaba a la tropa. Ana apenas logró tomar su teléfono, el abrigo y las llaves, y salió tras ellos. No se le pasó por la cabeza ver la hora ni ver algún tema relacionado con la cena.
En poco llegaron al hospital, y se llevaron al gemelo para coser la herida.
-¿Guille se va a desangrar? -preguntó Luz, mirando el pasillo por donde había ido su hermano minutos antes. La castaña le acarició la cabeza y negó, procurando mantener la calma. Ver la herida de Guille la había puesto muy nerviosa, pero trataba de no demostrarlo.
-No, mi corazón. Tu hermanito va a estar bien.
-Fanny, ¿por qué no te los llevas a comer algo a la cafetería? Para que estén más tranquilos -sugirió Fernando, viendo el ambiente de tensión que había entre los más pequeños.
-Sí, papá.
La mayor, tratando de disimular su preocupación, fue junto con ayuda de Nando al lugar indicado, y dejaron solos a sus padres en la sala de espera.
-¿No te quieres sentar? -preguntó Fernando, mientras tomaba asiento en una de las bancas y le hacía un espacio junto a él.
-No, no, gracias.
ESTÁS LEYENDO
No Te Vayas
FanfictionFernando Lascurain, el viudo empresario más cotizado del mundo de los negocios. Tan inteligente, tan caballeroso, tan guapo, tan... Enamorado. Y nada menos que de la hermosa nana de sus hijos, Ana Leal. Aún después de muchas dificultades, se ha gana...