No Te Vayas

Capítulo 73. Hora de la verdad

Carajo, el aniversario. Con tantas cosas que había tenido en la cabeza, no se le había pasado la idea por la mente desde hacía semanas. Y seguro no se hubiera acordado de no haber sido porque Fanny lo había mencionado.

-¿Te das cuenta de que ya va un año de que tú y él se casaron? -cuestionó la chica, tratando de sacarla de sus pensamientos.

-Sí, y aún me parece irreal todo lo que ha pasado.

-Por eso te digo que tienes que tomar una decisión rápido, porque esos dos días se pasan volando y cuando veas, vas a tener el aniversario sobre tu espalda. Es una fecha muy importante para ustedes dos, aún en estas circunstancias.

-Sí hija, mira, yo sé que esto no ha sido fácil, para ninguno de los dos, pero tienes que pensar bien las cosas, porque un festejo así no es cosa de todos los días. Hace tiempo, estoy segura de que soñaban con celebrar esa fecha a lo grande, de que tú esperabas darle una gran sorpresa y que esta sería la reivindicación de ese juramento ante todos nosotros, ante ustedes y ante Dios, de que permanecerían juntos para toda la vida...

-Que sería el primer año de muchos más de felicidad -completó Ana, con un tono melancólico. No se atrevía a alzar la mirada, como si de esa manera pudiera esquivar su realidad.

-Mamá, ¿de verdad no piensas volver con él? -preguntó Fanny, cruzándose de brazos con reproche. En cierta parte, la comprendía, pero le desesperaba saber que ambos se amaban con toda el alma y que las cosas estuvieran así de mal como para que se dieran cuenta.

-Es que eso no te lo puedo responder ahorita, Fanny, simplemente, ya no tengo cabeza para pensar, y yo también me estoy hartando de no saber qué hacer. No sé cómo sentirme, qué hacer, qué decirle... Los besos no han sido más que un impulso, algo de un momento. Sin embargo, aunque sea sólo por un instante, me hace sentir más viva que nunca, y es como si nos olvidáramos de todo por un par de segundos y creyéramos que todo va a estar bien.

-¿Y no te gustaría sentirte así siempre? Porque te prometo que si tú regresas con papá, él no te va a soltar ni un instante. Te besará hasta cansarse, y hará no sé qué más cosas...

-¡FANNY!

-Ay, qué mal pensada eres, yo no me refería a eso -A pesar del momento de seriedad, la chica rió -Sino que te llenaría de sorpresas, para que tú ya no puedas acordarte de todo esto que pasó. Él está cambiando, y creo que te lo ha demostrado más de una vez en estos meses.

-Claro que ha habido un cambio, como muchos más durante toda nuestra historia, pero no sé si este sea el definitivo, si puedo tener la seguridad de que ninguno de los dos sufrirá más. Eso es lo que me da miedo, no otra cosa. Si por mí fuera, me lanzaría a sus brazos ahora mismo, pero...

-Ya no quieres lastimarte más.

-Exacto.

Las tres se quedaron en silencio. Ana se recargó en el hombro de su madre y apretó los ojos, deseando que por algún milagro, ella tuviera una solución rápida a todo aquello.

-Mamá, es que tú tienes la respuesta, pero te niegas a verla.

-¿Y según tú, cuál es, Fanny? -cuestionó, con la voz ahogada.

-Arriesgarte por el amor, porque te aseguro que mi papá es el único hombre en esta tierra que te puede hacer feliz, pase lo que pase. Y no creo que eso sea algo que quieras perder para siempre.

Sin embargo, y a pesar de estarlo pensando durante toda la noche, Ana no se decidió aquel día, ni en los siguientes dos. Trató de sostener su relación con Fernando de la manera más congruente posible, pero eso sólo hizo que sus sentimientos se revolvieran aún más. Mientras que intentaba conseguir algún atisbo de convencimiento para saber que hacer, mantuvo al pelinegro en ascuas; procuraba no quedarse en ningún momento sola con él y sus encuentros por las noches habían cesado debido a ello, desde la última noche del beso, y abriendo así un hueco dentro de ambos durante aquellos días. Él tampoco quiso insistirle, por miedo a molestarla, y prefirió dejar que las cosas pasaran hasta que viera algún indicio que le permitiera actuar otra vez.