El Espacio Entre Nosotras (Camren)

62.

A medida que fueron avanzando, a Lauren se le hacía más fácil dominar su poder de congelamiento; también pudo divisar a la distancia la orilla de la playa, ignorando como la morena supo la dirección correcta si la playa estaba tan lejos de su vista anteriormente. No obstante, no todo era color de rosa pues los brazos de Lauren ya le estaban pidiendo auxilio y los rayos del sol parecieron haberse enamorado de ellas porque con cada paso, el calor se volvía un obstáculo permanente.

Ambas se detuvieron al confirmar que ya no podían seguir avanzando. Lo mejor era bajar del bloque y nadar hasta la orilla sin importar el oleaje un poco airado; sin embargo, las dos cayeron de sorpresa sobre las aguas sin ser conscientes de que quedaron rodeadas en un banco de medusas. Camila chocó con una de las aguasmalas, recibiendo el impacto del veneno en su cintura que le hizo abrir la boca del dolor y tragar agua. Inmediatamente la ojiverde tomó a la joven morena creando una burbuja de aire y ordenando a las corrientes a llevarlas hasta la orilla. Fueron expulsadas del océano, rodando sobre la caliente y amarilla arena.

—¿Por qué todo al final se complica siempre?- preguntó al aire la ojiverde mientras se sacudía la arena del cabello.

Lauren miró a Camila, quien se levantó antes que ella. Estaba rasgando las mantas que llevaba pues ya no tenía sentido tenerlas puestas, es decir, ya no había razones para protegerse del frío, pero lo que sorprendió a la ojiverde fue el resultado final. Curiosamente la castaña se las había arreglado para cubrir escasamente solo lo necesario en su cuerpo, dejando al descubierto su abdomen, brazos, cuello y piernas. Entonces, viéndola de esa manera, Lauren sintió algo dentro de sí. Su respiración se volvió más pesada por el impacto de su belleza. Aquella princesa había vuelto, tal como la primera vez que la vio, con su cabello cayendo con gracia, brillante y hermoso. Incluso la coloración de su piel pasó de esa palidez enfermiza a un caramelo tostado que sin duda tenía ganas de morder.

—¿Qué tanto miras?

Lauren sacudió la cabeza para salir del trance para posteriormente levantarse del suelo y terminar de sacudir la arena restante en sus prendas.

—Nada, es sólo que te ves... diferente.- la detalló de pies a cabeza, dándose cuenta de una leve coloración púrpura en su cintura, justo donde le había picado la medusa.

Camila se dio cuenta del acto, así que ella también observó el lugar pasándose la mano por sobre la piel.

—No te preocupes. Estaré bien.

Una vez que la ojiverde se quedó tranquila con la respuesta, se dispuso a observar el panorama. Había una enorme montaña de arena a unos cuantos pasos de la playa que se veía fácil de escalar, así que empezó a caminar dando por hecho que Camila la seguiría.

—¿A dónde crees que vas?- la detuvo la menor —Estamos en mi territorio, Jauregui, así que yo tengo el control de esta ruta.

Soprendida y sin decir una palabra, siguió a la morena quien tomó un rumbo hacia la derecha continuando el borde de la playa y, aunque Lauren fuese una pantera, Camila era la verdadera felina en aquella situación.

***

Más de la mitad del Imperio de la Noche había sido destruido por guerreros del Imperio del Sol y el Imperio de la Lluvia y, aunque el Imperio del Hielo estuvo presente en la batalla como defensa, los daños y muertes ya estaban hechos aunque la cantidad de muertes no era tan devastadora como la Reina Elena tenía previsto, sin embargo, ahora que sus planes estaban a punto de caerse abajo por culpa de Lauren Jauregui, no le quedaba de otra que jugar su último az.

La líder del Imperio de la Noche se ocultaba en uno de los infinitos pasadizos de su fortaleza creados por la magia más poderosa de los brujos, hechos exclusivamente para su protección personal. Así que, estanado escondida como un repugnante roedor, salió de sus muros para enfrentarse al caos.