8.

712 74 1
                                    

—¿Qué hacías anoche espiando a mi hija?

—¿Yo?- preguntó inocentemente. El hombre rodó sus ojos con irritación.

—Sabes que no tienes derecho de entrar a mi Imperio sin autorización, mucho menos a mi hogar y peor, para espiar a mi hija. A Selene no le va a gustar estos actos tuyos.

—Si, ya. Lo siento. Quería ver con mis propios ojos cómo quedó tu hija.

—Sigue siendo una persona normal. Pudiste venir de visita por el día.

—Me gusta más la noche.- sonrió.

—Da igual. No quiero que lo vuelvas a hacer. No te quiero cerca de Lauren.- habló estrictamente.

—¿Por qué, temes que le haga algo a tu querida Lauren?- la mujer soltó una risa divertida.

—No sé cuál es tu interés en ella, pero te quiero lejos. Lejos de Lauren, lejos de aquí. No puedes entrar de nuevo sin una autorización mía, porque entonces se lo diré a tu hermana.- el Rey apretó su mandíbula ante la mujer de cabellos negros.

—Suenas como un niño, Arthur. No le temo a mi hermana.

—Recuerda que ella sigue siendo la Reina mayor.- Elena cambió su rostro por una expresión de enfado y apretó sus puños con furia; esta vez fue el turno del Rey Arthur sonreír.

—Y tu recuerda que pronto yo tendré el poder.

Elena alzó el ruedo de su vestido y de una vuelta, se transformó en una lechuza para después salir volando por la ventana antes de que fuese detenida por Arthur.

—¡Maldición!- exclamó dando un golpe en su escritorio. Elena ya se había ido por su cuenta, pero quería confiar en que la mujer saldría por su propio bien lejos del territorio.

***

—Bueno, esto pasó hace apenas unos cuatro días.- comenzó Luke a narrar. Lauren lo escuchaba atentamente interesada —No sabemos qué ocurrió, pero se creó un fenómeno en la frontera, justo en el bosque de nieve. Es un lugar poco habitado, pero los que vivían cerca eran unas 50 personas de escasos recursos que estaban ahí por estar más próximos al río. El punto es, que estas personas se infectaron a causa de un extraño virus, convirtiéndose en monstruos de ojos rojos, apariencia humana, alas de Ángel y dientes afiliados. Ellos están dispuestos a matar. Atacan a todo aquel que se le cruce.

—¿No hay cómo detenerlos?- Lauren estaba sorprendida por lo sucedido.

—Por ahora no, pero hay más.- el joven tragó grueso. Nervioso —Se han denominado demonios y lo peor es que se han esparcido algunos... fuera del territorio.

—¡¿Qué?!

—No grites.- le suplicó.

—¿Por qué no quieres que mi padre se entere? Esto que me acabas de decir es peligroso. Esos demonios pueden estar aquí. El océano que nos separa no es muy grande.

—No lo sabemos. La Reina Krista no ha dado aviso a los otros Reyes porque quiere acabar con los demonios ella misma y algunos soldados, además, tiene la teoría de que no sobrevivan a los otros climas.

—Eso es una estupidez.

—Además, quiere recaudar pruebas para probar que los demonios son producto de la contaminación de sangre.

—¿Tu crees eso?

—La verdad no.- dijo jugando con un puñado de arena —Creo que las mezclas de sangre no causan eso en el individuo. Además, son muchos demonios... a menos de que sea contagioso y por eso se reproducen. Algo me dice que el Imperio de la noche tiene algo que ver en esto.

El Espacio Entre Nosotras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora