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El suelo temblaba en intervalos cortos haciendo mover las paredes y desplazar los objetos de las pequeñas mesitas de madera. Mientras la joven de ojos azules vigilaba el pasillo, Lauren y Camila tomaban algunas cosas útiles que pudieran servir para una huida rápida dentro de un saco grueso.

Los guerreros del Imperio de la Lluvia ya se habían apoderado de la mitad del territorio perteneciente a la Reina Krista, quien por los momentos no había sido vista por ninguno se sus guardias, ni siquiera Sabrina sabía del paradero de la Reina, pero de igual manera la joven rubia supuso que su líder se encontraba más que protegida en algún lugar del Imperio del Hielo.

Mientras tanto, los invasores empezaron a entrar en el Castillo Real, derribando la fortaleza gracias a unos artefactos primera vez vistos por los ojos humanos de otros Imperios. Aquellas máquinas podían lanzar enormes piedras desde la lejanía porque en su estructura resaltaba una especie de brazo gigante de hierro sólido que se encargaba de impulsar los misiles hasta estrellarlos contra los muros.

Los sonidos de los destrozos ascendían de nivel a medida que los guerreros subían por las escaleras y Sabrina ya no sabía qué hacer para ganar más tiempo. En cualquier oportunidad podrían sumarse a la fiesta los del Imperio del Sol.

El cabello de la rubia perfectamente ordenado en una trenza ahora se observaba en puntas, y su habitual vestido azul, en la parte inferior se podían detallar algunas rasgaduras.

—Muy bien, tengo informes de que nos invadieron por mar. El Imperio de la Lluvia siempre se dio abasto con navíos lo suficientemente poblados para ocupar gran parte del océano, sin mencionar que el agua está de su lado; en cualquier momento la usarán en nuestra contra, así que no podrán salir por la frontera igualitaria.

La frontera igualitaria era conocida como el mismo océano. Todos los Imperios conectaban por el natural líquido. No muchos se atrevían a cruzar las aguas pues varias zonas aún no habían sido exploradas, incluyendo el centro del océano, o mejor conocido como el centro superficial de la tierra. Los únicos capaces de acercarse y recolectar información, fueron los doctores y científicos del Imperio de la Lluvia, pues sus dones y su avanzada tecnología les podría permitir el acceso a tal peligroso lugar.

Camila recordó la única vez que cruzó esa frontera. Fue en compañía de su hermano Harry precisamente para llegar a las tierras nocturnas en busca de la ojiverde. En su mente, se reflejó la imagen del inocente Austin, el difunto guardia que los acompañó en esa travesía y el pequeño navío que murió a causa del impacto de las enormes olas.

La morena tragó grueso tras memorar los sucesos. Ella y Harry habían sobrevivido por poco.

—Es la única que conocemos.- dijo Lauren asustada.

—Maldición, lo sé, pero van a tener que orientarse por su cuenta en nuestras tierras. No sé nada de mi Reina y no puedo dejar que esos desgraciados hagan lo que quieran con mi gente. Ambas saldrán por la parte de atrás, el mismo lugar por donde entraron y caminarán hacia el este, al borde del Imperio del Sol. En esta temporada de clima, el agua ya debería ser una enorme placa de hielo que puede usarse como puente.

—¿Cómo llegaremos ahí en tan poco tiempo? Seremos vistas y nos atraparán.

Fueron interrumpidas por un estallido a las afueras que retumbó en los muros de la habitación.

—Por todos los Dioses, el castillo se vendrá abajo.- exclamó la joven rubia con los ojos abiertos.

Lauren rápidamente tomó el brazo de la castaña y con su mano libre apuñó el saco previamente cargado de provisiones. Ambas se deslizaron entre los escombros caídos del techo y bajaron las escaleras del pasadizo secreto; al llegar abajo, volvieron a escuchar una fuerte detonación que hizo sacudir el suelo bajo sus pies.

Estaban preocupadas por dejar a Sabrina atrás, pero no podían quedarse; esta no era su batalla y Lauren le rezó a los Dioses para que les ayudaran como pudiesen. No quería ver gente inocente morir.

Entonces, corrieron entre la densa nieve con el sonido de la catástrofe a sus espaldas. No lograron avanzar mucho cuando una flecha rozó la oreja de la morena. El movimiento la hizo mirar hacia atrás, dándose cuenta con terror que un grupo armado las había visto y ahora les seguía el rastro a lo lejos. Comenzaron a correr más deprisa, moviéndose de un lado a otro, bajando la cabeza y dando saltos con tal de esquivar las flechas. La ojiverde maldijo internamente en no divisar ningún árbol o montaña para poder esconderse. Lo peor de todo era que la nieve se volvía más profunda con cada paso, haciendo más difícil la tarea de correr.

Por su parte, Camila empezó a bajar la velocidad pues sus piernas ya no resistían a tanta intensidad sobre la nieve.

—¡Más rápido!- gritó la ojiverde arrastrando a la menor.

A sus espaldas, Camila corroboró que el enemigo aún las seguía y, aunque se encontraban a lo lejos, ellos se transportaban en carruajes y en cualquier momento estarían rodeadas.

—¡Súbete en mi!- ordenó Lauren.

—¡¿Qué? No, Lauren, te vas a...

—¡Hazlo!

Esta vez Camila no rechistó y obedeció la orden aferrándose a los hombros de la pelinegra.

Tomaron de nuevo la marcha, escuchando más de cerca el desplazamiento de los carruajes. Poco a poco, la morena empezó a agitarse sobre el cuerpo de Lauren. No sabía de dónde sostenerse pues éste empezó a cambiar. La ojiverde se había convertido en pantera. El saco casi sale volando por la velocidad adquirida y Camila no creía que Lauren pudiera correr tan rápido sobre la nieve con el peso extra en su cuerpo.

La superficie se volvía lisa, la flechas perdían su curso por el viento y la nieve estaba quedando atrás al igual que el enemigo quien solo se volvió un punto azul en el horizonte. Sin embargo, la joven castaña invocó en sus manos una enorme bola de fuego con todo el poder que su cuerpo le permitía expulsar al estar expuesta a los vientos y la sostuvo sobre su cabeza con el miedo de caer pues Lauren aún seguía corriendo como la bestia que era. La bola creció hasta que sus brazos no pudieron aguantar más y Camila no supo cómo pudo atinarle de manera perfecta porque una vez la bola impactó, las llamas naranjas se pudieron divisar hasta en el cielo. El sonido debió oírse en toda la tierra y eso alegró por momentos a la castaña, pero pronto se arrepintió al no calcular la densidad de su ataque pues el suelo se empezó a derretir de sobremanera, creando un pozo sin fondo.

—¡Maldición!- gritó Camila asustada al notar que ellas serían las próximas en caer.

Al ver su vista al frente, todo era llano; parecía que el camino no tenía límite, pero Lauren corría derecho a quien sabe donde. Fue entonces que la morena abrió sus ojos al darse cuenta de su destino. Lauren se aproximaba a un filo glaciar y por detrás, el desastre causado por ella misma comía las pobres patitas de la ojiverde.

Lauren saltó alto, sintiendo como la morena casi ahorcaba su cuello. Ambas miraron hacia abajo flotando en el aire. Estaba extremadamente alto como para poder sobrevivir, pero aún así cayeron sobre la nieve.

El enorme risco se terminó de derrumbar al mismo tiempo que rodaron por la nieve, creando enormes destrozos y pedazos de hielo congelados que llegaron a impactar en el suelo junto con ellas.

Sus cuerpos inconscientes quedaron cubiertos con una capa de nieve y, tras un silencio perturbador, ninguna dio señales de seguir respirando.

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Fin :3

Okno jaja nos leemos en el siguiente.

El Espacio Entre Nosotras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora