9.

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—Estoy cansado.- se quejó el castaño secando las gotas de sudor que corrían por su frente debido a la larga jornada de ejercicio. Necesitaba un descanso.

—Yo estoy harto.- respondió el pelirrojo mientras anudaba el cordón de sus zapatos de correr.

—Creí que ya estabas acostumbrado.

—Nunca lo haré. Es denigrante para mi. Te juro que no puedo pasar otro día más al lado de Sofía Cabello.

—La he visto y no parece mala persona.- rió el más alto.

—Y no lo es... Sólo es irritante. Todos los son.- rodó sus ojos —¿Ya descansaste? Debes entrenar más para que Alejandro vea que eres fuerte.

—¿Es necesario hacer esto? No me gusta humanizarme.

—Eso ya lo sé, imbécil.- dijo tocando su sien —Pero Alejandro no está acostumbrado a esa clase de poder, por eso debes entrenar para ocultarlo y sólo mostrar lo suficiente. Ya hablamos de esto, Noah.

—No me gusta tu plan, Andrew. No es bueno desobedecer a mi padre.

—¿Tu padre? ¿Acaso estás escuchando lo estúpido que se oyó eso?

—Sabes a lo que me refiero. Esto no fue lo que nos pidió.

—Noah, confía en mi. Esto es justo lo que tu padre quiere.

—No, es lo que tu quieres.

—Es lo mismo.- el pelirrojo ya se estaba cansando del rumbo que daba la conversación —Vamos de nuevo.- ordenó.

El más alto, Noah, suspiró en resignación y volvió al campo.

Ambos hombres se encontraban en una zona desierta donde el sol podía darle de lleno a sus cuerpos. Noah no estaba acostumbrado a tal ejercicio físico como lo hacían los demás, pero allí estaba él, obedeciendo las órdenes de su superior pensando en que quizás el plan de Andrew no es tan malo como él pensaba.

***

En las profundidades del mar, se encontraba Chris con pocas fuerzas tratando de liberar su pie de alguna planta que rodeaba su pierna. Estaba débil y semiconsciente y el hecho de que estuviese todo tan oscuro no le facilitaba el trabajo. Si no se daba prisa, sus pulmones iban a colapsar e iba a morir.

Maldijo el hecho de no poder respirar bajo el agua. Algo que parecía totalmente ilógico para un ser cómo él.

Sentía la opresión en su pecho y en su pierna, sea cual sea la planta, la maldita no quería ceder ante su forcejeo y sus ataques. Era una manera poco honrada de morir, pero esa sería la realidad si no ocurría un milagro rápido.

Lauren sumergió su cuerpo dentro del agua buscando desesperadamente a su hermano. Empezó a nadar más profundo sin sentir la presión en sus oídos. Lo malo de todo aquello es que estaba oscuro, pero más al fondo observó movimiento. Se aproximó rápidamente con miedo de que no fuese algún animal como un tiburón, aunque se decía que estos no atacaban a nadie, ella no podía comprobarlo.

Para su suerte, vio lo que parecía ser el cuerpo de una persona. Lauren supo que era su hermano, más no sabía lo que pasaba debido a la poca visibilidad. Llegó hasta él, el cual reaccionó de buena forma al saber que era ella.

La ojiverde empezó a tantear el cuerpo de su hermano buscando alguna herida o algo más. Debía encontrar el motivo por el cual Chris no salía del agua. Llegó hasta su pierna y notó algo irregular. Algo estaba apretando fuertemente la extremidad de Chris. Con todas sus fuerzas, trató de cortar aquella planta, pero mientras más fuerza aplicaba, parecía que se apretaba más.

Lauren sentía como el cuerpo de su hermano se hundía poco a poco. Si no lo soltaba, Chris se iba a ahogar. Pensó rápidamente y tanteó más abajo buscando arrancar la planta de raíz, pero parecía que está no tenía fin.

Lauren tenía que bajar más.

Con esperanza de que el fondo no estuviese tan lejos, nadó más abajo guiándose de la planta. Vio la sombra de la arena y nadó más rápido. Al tocar la arena, comenzó a introducir sus manos para sacar arena con la ilusión de sacar la raíz de la planta. Tuvo éxito unos segundos después. Entonces, subió por su hermano que ya estaba flotando hacia la superficie.

No. Pensó la ojiverde.

Ambos salieron hacia la superficie. Lauren llevó el cuerpo de su hermano hasta la orilla donde los esperaban varias personas, incluyendo a Diana.

—¡Chris!

—¡Necesita un médico!- gritó Lauren al colocar el cuerpo del mayor sobre la arena. El futuro Rey del Imperio de la lluvia había tragado mucha agua.

Diana empezó a darle respiración boca a boca más los masajes cardíacos, pero él no respiraba.

—¡Por favor, Chris!

—Tengo una idea. Muévete.- le dijo Lauren a la desesperada mujer. Las sirenas de las ambulancias sonaban cerca, pero ella ni Chris no tenían tiempo para esperar.

La ojiverde formó con su dedo índice una pequeña bolita azul.

—¡Lauren no puedes darle una descarga!- exclamó Diana mientras veía a su cuñada —¡Ese voltaje no lo soportaría!

—¡Su corazón lo necesita!- y si más, Lauren colocó su dedo en el pecho de Chris. Había acumulado la mínima cantidad de voltaje en su dedo con la esperanza de que su corazón lo resistiera.

El cuerpo de Christopher se arqueó y luego se levantó escupiendo agua. Diana lo abrazó mientras lloraba feliz de que el amor de su vida estuviese vivo.

Segundos después, los médicos llegaron. Incluyendo la doctora Morgan Fedex.

—Lo hiciste bien, Lauren- dijo su padre luego de que las ambulancias trasladaran a todos los heridos por los demonios.

—Aún queda un problema.- dijo la menor —Creo que le van a cortar la pierna a Chris.

El Espacio Entre Nosotras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora