37.

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A Lauren no se le ocurrió otra cosa que despertar a su amiga con unas cachetadas. Así como lo había hecho anteriormente con ella en su habitación.

Por suerte, funcionó.

La joven bruja despertó en las piernas de la ojiverde mientras se frotaba las mejillas por el dolor.

—No sabía que eras vengativa, Jauregui.- susurró mientras se levantaba lentamente. Se sentía muy cansada.

—Me has asustado. Pensé que habías muerto.

—Si, si. Lo siento. Nunca había citado una profecía tan directa. Simplemente mi cuerpo no lo aguantó, pero ya estoy bien.

—¿Alguien me puede explicar qué está pasando?, ¿qué fueron todas esas palabras que dijiste, bruja?

Camila interrumpió la conversación de ambas amigas. Ahora ella se encontraba de pie recostada en el árbol pues no sé sentía muy bien.

Dinah y Lauren también se levantaron, ambas sacudiendo la suciedad de sus ropas.

—Es obvio, Camila. Tienes una misión que cumplir. Está escrito en tu desti...

—Mi destino, ya lo sé.- interrumpió rodando los ojos —Sólo quiero saber qué significa lo que citaste.

Dinah observó a Lauren de reojo y se aclaró la garganta.

—Bien, me gusta el misterio, pero creo que es hora de poner las cartas sobre la mesa si queremos que todo salga bien. Así que vamos, les contaré en el camino. Ellos ya deben estar buscándonos y aún nos queda un largo tramo hasta la frontera del Imperio del Hielo.

—¿Iremos al Imperio del Hielo?- preguntó Lauren.

Dinah asintió. Y las tres empezaron a caminar aún dentro del bosque. Sus pasos eran lentos debido al espeso barro del suelo, pero ese camino era el más seguro si querían huir sin ser vistas.

—Tengan cuidado con las arenas movedizas. Y fíjense por donde pisan; no sólo hay monstruos entre los árboles, sino bajo el suelo.

—Oh, genial.- murmuró la ojiverde.

—¿Puedes contarnos ya?- pidió la menor.

—Oh, cierto. Bueno, desde muchos años atrás, los Dioses adoptaron esta costumbre de implantarse en uno de sus hijos.

—Todos los del Imperio del Sol somos hijos directos del Dios Sol.- volvió a interrumpir la castaña.

—Yo soy la bruja aquí, así que no me interrumpas. Y sí, eso en cierta parte es verdad, pero el Sol tiene algo especial llamado "La flama sagrada" por lo tanto, se podría decir que él producto salido de esa cosa es El Dios mismo... o al menos una parte de él. Cada cierto tiempo, los Dioses se dividen de esta manera para cuidar lo suyo, es decir, la tierra; y para de alguna manera... estar juntos. Pero para que ambos se proyecten como humanos y logren la paz y la perfección, tiene que ser algo muy preciso. Algo exacto. Y eso es precisamente lo que no pasó, pues Andrew es ese pequeño fragmento de la flama sagrada al igual que tu.

—¡¿Qué!?- exclamó la susodicha.

—Sí, eres como una nueva version.- río —Tu y Andrew son proyecciones humanas de nuestro adorado Sol.

La morena bajó un poco la cabeza, pensativa.

—¿La Diosa Luna... también se implantó en alguien?

—Elena. Ella es la elegida. El hecho de que ellos se hayan formado en tiempos diferentes, hizo que la maldad y la sed de poder los cegara. Por eso los Dioses se han proyectado de nuevo. Tienen que vencerlos y ocupar su lugar.

—¿Y si no quiero eso?- preguntó Camila.

—Tienes que, está escrito en tu destino.

Camila parecía vacilar ante su próxima pregunta, y sin embargo decidió callar y guardarlo para si. Se hallaba realmente confundida. Era demasiada información para procesar ¿era Andrew tan poderoso?

Por eso se quiere casar con Sofía.

Ese pensamiento la hizo rabiar. Siempre creyó que el cabeza de grano era un imbécil en todo su esplendor al igual que su padre. Y hablando de Alejandro ¿él estaría al tanto de los planes de Andrew?

—En resumen, el tal Andrew quiere destruirnos a todos.- comentó Lauren al saltar sobre un nudo de raíces.

—Probablemente nos tome de esclavos. Y él tiene todas las de ganar en esta guerra contra Elena porque hasta donde sé, ella desconoce su existencia. El arma secreta de la que tanto alardeaba, ahora está con nosotras. Ella no es nadie sin Lauren. Por eso tienes que luchar, Camila. Tienes que reunir fuerzas para vencerlo.

—¿Cómo demonios haré eso?- preguntó frustrada.

Dinah tocó su hombro con suavidad.

—Vas a encontrar la manera de convencer a todos los de tu Imperio. Aunque no lo sepas, tienes un ejército de aliados contigo... sólo tienes que buscar.

Camila aún no podía creer lo que estaba pasando. En tan sólo unos días su vida dio un giro totalmente inesperado. Había desarrollado un extraño odio hacia Lauren Jauregui, Harry estaba muerto y ahora resulta que Andrew quiere gobernar el mundo y sólo ella tenía el poder de derrotarlo.

Mucha información para procesar. ¿Y si todo lo que Dinah dijo es sólo una mentira para despistarla de su verdadero destino? ¿Y si Lauren y Dinah realmente la estaban llevando al lugar donde sería su funeral?

De repente no se sintió nada bien. El aire no estaba llegando lo suficiente para llenar sus pulmones.

Camila se detuvo y se apoyó contra el tronco de un árbol tratando de recuperar el aliento. Sus rodillas se sentían débiles e imaginó que en cualquier momento sus huesos se iban a quebrar como un palito de madera. Su corazón en cada segundo que pasaba latía más y más lento.

—¿Camila?- escuchó la voz de alguien a lo lejos.

Los vellos de su cuerpo se erizaron a causa del frío.

Casi nunca sentía frío y cuando lo hacía simplemente controlaba su temperatura con su calor interno, pero ahora no había ningún rastro de calor dentro de si.

Lauren y Dinah se miraron de manera alarmante al ver el estado de la morena. Su cuerpo iba deslizándose poco a poco hasta tocar el suelo. Fue ahí donde Camila empezó a temblar.

—Diablos ¿cómo se me olvidó esto?- Dinah se oía enojada consigo misma.

—¿Qué le está pasando?

Lauren vio a la joven bruja buscar algo en su bolsa. De allí sacó una manta negra no muy gruesa y se la tendió a la ojiverde.

—El cuerpo de Camila no está acostumbrado a este ambiente. Lleva días sin ver el Sol, y horas sin estar cerca de una mísera llama. Ella necesita calor, Lauren.- explicó —Yo iré dentro del bosque a buscar cosas para hacer fuego, mientras tanto, vas a tener que darle calor.

—¿Cómo hago eso?- preguntó dudosa.

—¡Usa el cerebro, Jauregui! Con la manta y tu cuerpo debe bastar hasta que yo vuelva.

—¿Me estas diciendo que quieres... que la abrace?- dijo asustada.

Dinah rodó los ojos y tomó a Lauren por los hombros para hacerla reaccionar.

—Escúchame, Lauren. La tierra está en manos de ella ¿quieres dejarla morir? ¿quieres repetir la historia de Harry?

Lauren apretó la mandíbula ante las palabras de la bruja; bajó la cabeza y se acercó al cuerpo temblante de la morena. La cubrió con la manta tal y como dijo Dinah y, un poco reacia, atrajo a Camila por la cintura sosteniéndola contra su pecho. Se sorprendió al sentir la piel helada de la morena, así que sin saber qué hacer o de si su acción serviría, frotó con fuerza los brazos de la menor.

Camila se encontraba en otro mundo sin ser consciente de su fuente de calor pues lo único que quería, era vivir.

El Espacio Entre Nosotras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora