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A pesar de que supo que habían pasado unas horas, la mente de Lauren le estaba jugando malas pasadas pues parecía que llevaba días dentro de aquella cueva. La necesidad de agua en su cuerpo se hizo presente luego de haber dormido unas cuantas marcas y su ansiedad fue en aumento al enterarse de que el superficial líquido escaseaba para la tribu pues estos no lo requerían para subsistir como lo hacía ella.

Gracias a los Dioses y a la extraña mezcla de barro que le habían impartido en su cuerpo, su herida cicatrizó rápidamente ¿como lo habían hecho? Lauren no tenía idea, pero recordó vagamente algo similar con la Doctora Fedex en el Imperio de la Lluvia. Quizás era algún material en específico cuyos componentes facilitaban la curación.

Eres el milagro más sorprendente que ha ocurrido en el mundo.

Tragó grueso cuando las palabras de la doctora volvieron a su mente. Los miedos atacaron su seguridad dándole paso al nerviosismo y la desconfianza en sí misma.

Normani hizo acto de presencia en la habitación, sacando a Lauren de su trance. La de piel oscura sonrió levemente acercándose a la ojiverde y, con cuidado retiró la capa de barro con sus manos. El barro estaba tan duro como una piedra que hasta Lauren pensó que se había pegado a su piel, pero sorpresivamente éste cedió con facilidad y sin dolor.

—Se ve bien.

Lauren se inclinó para ver su costado y efectivamente Normani tenía razón. Tan solo le quedaba una pequeña línea como cicatriz.

—Gracias.

—¿Estas lista? En unos instantes harás la prueba de lava. Es bueno que te hayas curado tan rápido, con una herida sería difícil que sobrevivieras.- dijo con calma mientras se llevaba el trozo de barro seco.

—¿Qué?- la pelinegra se puso más pálida de lo normal.

—En la prueba de la lava solo sobrevive la elegida. Si la nuestra es la Diosa de la Tierra, entonces no tendrás problema en salir ilesa. La lava proviene naturalmente del interior de la tierra. Es muy caliente, tan caliente que hasta nosotros mismos no podemos soportar tanto tiempo sumergidos en ella sin salir con quemaduras. Tu debes saber se ello.

Los ojos de Lauren estuvieron a punto de salirse de su sitio tras escuchar la explicación de la joven de piel oscura. Era una completa locura.

De pronto su estómago se revolvió al igual que su visión pues todo le empezó a dar vueltas hasta que cayó de nuevo desmayada sobre la cama de piedra.

***

Las orejas de Camila ya estaban rojas al igual que sus mejillas, pero no por causa del Sol, más bien era la furia acumulada en su cuerpo a punto de estallar. El irritante hombre que le llevaba hasta el castillo no había parado de hablar durante todo el camino. La morena no hallaba la manera de hacerlo callar y temía que en algún momento le soltaría un puñetazo para calmarse.

—...Y entonces mi tío se enojó tanto que hizo estallar una ciudad entera.- comentó luego de haber narrado un sinfín de historias sobre su familia que sinceramente Camila ignoró durante el camino —De verdad fue tan gracioso, mi tío castigó a Andrew por esa broma...- rió jocoso sin darse cuenta de su tropiezo en la historia, sin embargo, Camila dejó de caminar a su lado un tanto confundida tras no saber si escuchó bien lo que salió de la boca del castaño. El nombre de Andrew flotó en el aire con libertad ¿acaso sería el mismo Andrew que ella conocía?

Noah se detuvo unos pasos al frente tras no ver a la morena. Camila aún lo seguía mirando desde atrás, esta vez, furiosa. Noah no entendía su actitud ¿qué le ocurría?

—¿Por qué te detienes?

—Ese Andrew...- empezó a preguntar pero al ver los gestos en el rostro de Noah ya no había dudas. No tenía sentido seguir con la farsa —¿Qué eres tu de Andrew?- preguntó con la guardia en alto.

—Ay princesa...- Noah rió —Espero que cuando te entregue a mi primo no le vayas a soltar mi pequeño error. Por ahora soy la simple mano derecha, pero cuando él logre ser el dueño del mundo, gobernaré este Imperio como debe ser, no como lo hizo tu inadaptado padre, que en paz descanse, por su puesto.

Todos los sentidos de Camila se detuvieron por unos segundos. Alejandro Cabello, su padre... ¿había muerto?

—¿Qué dices?

—Lo siento Camila, pero tu padre era un desgraciado. No más que Andrew, pero un desgraciado al fin y al cabo.

—¡¿Qué demonios dices?!- estalló en un aura de llamas ardientes que hizo temblar el suelo, levantando un montón de granos de arena.

Varias bolas de fuego fueron dirigidas específicamente hacia su rostro, pero Noah las esquivó sin problema; no obstante, a medida que lograba desviar una, las otras parecían venir con más potencia que las anteriores. Ya los ataques no sólo iban hacia su rostro, sino hacia todo su cuerpo ¿desde cuándo la mocosa tenía ese nivel de poder? Según su primo, los mellizos sólo eran un desperdicio de aire ¿o acaso él era el que se estaba volviendo débil? A decir verdad, hacia mucho tiempo que no entrenaba.

En un desliz por parte del castaño, una bola de fuego tocó la rodilla de Noah, empezando a arder sobre la tela llegando a su piel; esto hizo a Noah caer en la arena para intentar apagar el fuego, sin embargo, otra bola de fuego tocó su hombro derecho, y luego otra en su estómago.

Camila se acercó para repartir más y más bolas de fuego que fueron impactadas por todo su cuerpo, impidiendo al castaño levantarse y defenderse. Iba a acabarlo.

—¡¿Desde cuándo eres tan fuerte!?- gritó el joven sacudiendo sus manos en un intento de defensa.

Miró a Camila con algo de miedo pues los ojos de la morena se veían rojos, al igual que algunos destellos en su cabello, ni hablar del aura que irradiaba su cuerpo. Estaba expulsando su núcleo ¿Ella realmente iba a destruirlo?

Entonces sintió como se hundía en la arena. La silueta de Camila poco a poco la veía más y más arriba y, de repente, el impacto de la morena fue inevitable de sentir. Camila había arrojado todo su poder contra el castaño.

El suelo tembló por el impacto, abriendo enormes cráteres bajo sus pies. Camila no entendía qué sucedía hasta que empezó a caer junto con un montón de arena. Lo último que escuchó fueron los graznidos de los cuervos, seguidamente de sentir un calor infernal abrazar su cuerpo.

El Espacio Entre Nosotras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora