Su corazón parecía querer salirse de su pecho por la rápido que iba, llegando al punto de doler. Camila tomó todo el aire que sus pulmones le dejaron entrar y se limpió el sudor de la frente. Los recuerdos de aquel sueño aún seguían vivos en su mente, pero suspiró se alivio al darse cuenta que nada fue real; sin embargo, una punzada en su corazón le hizo ver que algo no estaba bien del todo.
Rápidamente volteó a ver el lado vacío en la cama. Lauren no estaba ahí.
—Oh no.
Se levantó con prisa observando la habitación, deteniéndose en el pequeño balcón tras notar una figura humana oculta en la ventana. Se acercó lentamente y al ver a la ojiverde apoyada en la baranda hizo que su pulso se calmara un poco.
—¿Qué haces aquí afuera, Lauren? Es peligroso, alguien puede ver...
—Me detuviste.- interrumpió la mayor.
Camila frunció el ceño confundida.
—¿Qué dices?
—Me detuviste.- sus ojos conectaron con los de la morena y Camila realmente se alegró al ver el color verde en ellos —En el sueño, me detuviste ¿Por qué siempre estás en mi cabeza, Camila?
Camila se acercó a ella, apoyándose también en la baranda. Sus hombros se rozaban ligeramente, pero lo dejaron pasar. El frío de la ficticia noche esta vez no parecía afectar tanto a la castaña.
—No lo sé. También me pregunto lo mismo ya que siempre estás en la mía.- respondió con honestidad.
Camila miró a Lauren de reojo, admirando su natural belleza. Su negro cabello se movía ligeramente con la brisa y el vestido que usaba dejaba al descubierto su cuello y parte del pecho donde parecía relucir esa pequeña marca rigurosa en su perfecta piel. Fue entonces que Camila se dio cuenta de algo muy importante. Algo que tuvo que hacer hace mucho tiempo atrás, pero antes de pronunciar alguna palabra, Lauren se le adelantó.
—Es extraño que hayas entrado en mis sueños. Realmente, todo sobre nosotras es extraño ¿no te parece?
Camila apretó las manos en la baranda y, con una fuerza que creció de repente en su interior, se armó de valor para mirar los ojos de la pelinegra sin desmayarse. Se acercó al cuerpo de Lauren con la esperanza de que no la rechazara. La ojiverde bajó la mirada hacia Camila sin tener idea de lo que estaban haciendo, pero se sentía bien. Se sentía correcto estar cerca de ella. La mano de la morena se elevó hasta la altura del pecho de Lauren. Le temblaba levemente el pulso, pero aún así llegó a posarla sobre la pequeña marca donde las yema de sus dedos empezaron a jugar en la zona rigurosa.
—Lamento haberte lastimado, Lauren.
La voz de Camila salió inestable debido al nudo que se empezó a formar en su garganta. Tenía ganas de llorar pues por primera vez en su vida se sentía arrepentida de todo lo malo que había hecho en el pasado.
Lauren sonrió un poco. Tomó la mano de la menor que aún descansaba en su pecho y se la llevó a los labios donde depositó un suave beso en el dorso de ésta; luego entrelazó sus dedos con los de ella.
—Gracias. Necesitaba oírlo.
Camila sintió que se esfumó una pesadez que no sabía que se había instalado sobre sus hombros tras escuchar la respuesta de su acompañante. Ya no había rencores en sus corazones ni intenciones malignas que pudieran quebrar cualquier acercamiento entre ellas. Ahora, lo único estable flotando en el aire eran aquellas mariposas invisibles que parecían salir de sus vientres cuando se miraron a los ojos. El brillo de sus ojos al detallarse mutuamente podía iluminar el castillo entero pues la intensidad del momento era palpable. Lauren fue quien rompió la poca distancia en medio de sus cuerpos. Para Camila, no hubieron segundos más largos como esos en los que Lauren se tardó en juntar sus labios en un placentero y ansiado beso que ambas necesitan desde hace mucho tiempo. Un beso que marcaría el camino de sus vidas presentes y las que siguieran, porque fue en ese momento en donde ambas se dieron cuenta que realmente estaban destinadas a estar juntas de una u otra manera. Sin embargo, había un problema que Camila no se planteó para esa ocasión y ese era el hecho de que jamás pudo suponer que los labios de Lauren serían tan adictivos como para no querer soltarlos nunca. Tan dulces y suaves como la misma miel, así era como los percibía. El calor que desprendía su cuerpo le hizo querer fundirse con el de la ojiverde con la intención de estar más y más cerca, pero para su mala suerte, fue la misma Lauren quien rompió la magia, no obstante, sólo fue durante unos segundos pues sus rostros aún seguían estando cerca.
Al mirarse, ninguna de las dos dijo algo, simplemente se admiraron en silencio mientras el pasar de la noche seguía su curso.
***
Al día siguiente, cuando unos pocos rayos de luz atravesaron la ventana de su habitación, Lauren sintió una ligera llovizna sobre su rostro que la hizo despertar de su profundo sueño. A sus pesados párpados les costó abrirse y enfocar la realidad. En ese instante sus ojos conectaron con unos zafiros azules que la observaban de cerca.
—Al fin despiertas. Es hora de entrenar.- susurró Luke a un lado de la cama. Solo así Lauren se dio cuenta que el rubio tenía un vaso con agua en la mano que posteriormente dejó en una mesa de madera.
—¿De qué hablas?- su voz salió más ronca de lo normal y, al intentar levantarse, notó que un gran peso caía sobre ella. Al parecer durante la noche, Camila se había aferrado a ella en busca de calor.
—¿Tienes mala memoria? Tenemos que descubrir esos poderes. Para eso hay que entrenar, y así cuando llegue el momento de usarlos no parezcas una novata.
—Ni siquiera estoy segura que tenga poderes de Hielo.- dijo bajito mientras salía de entre los brazos de la morena.
—¿Cómo lo sabrás si no lo intentas? Vamos, hay que aprovechar los días antes de la guerra.
Como pudo y sin hacer demasiado ruido, salió de la cama para ir al baño; sin embargo, la voz de su amigo interrumpió su acción. Él parecía curioso y al mismo tiempo avergonzado.
—No quiero ser entrometido, pero...- su mirada se posó rápidamente sobre el cuerpo dormido de la morena —¿Tu y Camila..? Ya sabes...- con señas, Luke juntó sus dedos índices varias veces.
—No somos nada.- Lauren rió ante el comportamiento del ojiazul.
—¿Pero estas enamorada de ella, verdad?
Esta vez fue Lauren quien miró hacia la cama sonriendo ligeramente.
—Lo estoy, sí.
Luke asintió incómodo.
—De acuerdo. Es un poco extraño considerando que ustedes son... eh... diferentes. Y bueno, ella intentó matarte, pero supongo que esta bien.
Lauren rió bajito y se dirigió al baño para asear su cuerpo antes del entrenamiento. Luke hizo lo propio decidiendo esperar a su amiga fuera de la habitación.
Dos puertas se cerraron al mismo tiempo, por lo cual ambos jóvenes no pudieron darse cuenta que un par de ojos marrones estuvieron abiertos durante toda la conversación. Camila parpadeó sorprendida y ocultó su rostro en la esponjosa almohada con la intención de esconder sus mejillas sonrojadas.
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El Espacio Entre Nosotras (Camren)
Fiksi Penggemar"Soy la luz que invade el espacio de la Luna" (Universo alternativo) Aunque te sientas perdido en la oscuridad, siempre hay una luz rodeando tu alma para dejarte claro el camino por el cual vas caminando a pesar de que creas estar ciego de sensacion...