El Espacio Entre Nosotras (Camren)

25.

Cogiendo un poco más de aire, Lauren se preparó para otra descarga de vómito en el inodoro. Ese era el resultado de su 'libertad'. El brebaje para neutralizar sus poderes le causaban secuelas en su estómago de vez en cuando, pero al menos ya no tenía que estar atada de manos y pies en una cama las 24 horas. Ahora ella podía caminar por el castillo siempre y cuando un guardia u otra persona autorizada por la Reina estuviera a su lado.

Acoplándose a su nueva estancia, a su nueva vida, la ojiverde declaró el lago como su lugar favorito. Era un pequeño estanque en el jardín del castillo. Casi no había movimiento por esa zona, así que afirmaba ser un lugar tranquilo donde pudiera simplemente respirar aire fresco o admirar el reflejo de la luna en las quietas aguas. Ya casi no pensaba en su familia pues se había resignado a que jamás volvería a verlos, o tal vez sí, pero nada como su antigua vida.

Hoy era un día especial para todos; la Luna se manifestaría en todo su esplendor, siendo lo más llamativo en el cuadro de estrellas de esa noche. Había Luna llena; sin embargo para Lauren, era un día especial porque estaba cumpliendo 21 años de vida... aunque no tenía a nadie con quien celebrarlo.

—¿Se encuentra bien, señorita?- preguntó el guardia detrás de la puerta del baño.

Lauren se enjuagó la boca antes de salir y asentir a su escolta, el cual la acompañó de nuevo a su habitación. No era el mismo cuarto en el que había estado secuestrada antes, éste era un poco más grande, con una cama amplia y suave; de techo alto y candelabros de hierro que iluminaban todo el espacio. Incluso tenía velas aromáticas sobre unas mesitas de madera donde guardaba la poca ropa que le habían dado. Al lado de la cama, estaba un balcón con vista al jardín donde podía apreciar el resplandor de la luna y el pequeño estanque.

Se acercó al balcón para observar a varios hombres jardineros cortar las malas hierbas, dejando sólo las flores hermosas en los arbustos y alrededor de algunas fuentes de mármol. Más allá de la muralla de arbustos que rodeaban el jardín, Lauren notó la bruma sobre el follaje de árboles en el bosque de las tinieblas.

—Las criaturas más tenebrosas que puedas imaginar se encuentran en el bosque de las tinieblas.- Lauren se giró al escuchar la voz de Dinah tras su espalda —De eso he venido a hablarte hoy, pero antes...- del hueco de su manga sacó un redondo cupcake con glaseado de moras —¡Feliz cumpleaños!

La ojiverde quedó sorprendida por el pequeño obsequio.

Al pasar los días en el Imperio de la Noche, había recibido miradas no muy gratas de los empleados o cualquiera que se cruzara en su camino.

A excepción de la joven bruja.

Se podría decir que es la única 'amiga' que tenía hasta ahora.

—¿No estará envenenado, verdad?- preguntó en broma mientras tomaba el pastelito.

—Falta la vela. Espera.- con un chasquido de dedos, apareció una fina vela encendida —Pide un deseo.

Lauren rodó los ojos y sopló, apagando la vela que se deshizo en polvo brillante comestible sobre el cupcake.

Ambas lo devoraron en dos bocados.

—Gracias. Esto es mejor que el asqueroso brebaje que me haces beber.

Dinah sonrió, pero el buen ánimo se le esfumó en cuanto sus ojos se posaron de nuevo más allá del jardín.

—Hoy hay luna llena.

—Me he enterado. Están todos con prisa decorando los altares a la Diosa y preparando ofrendas.

Dinah asintió.

—He venido a advertirte, Lauren.- empezó —La Reina cree que ya es hora de despertar tus poderes oscuros y usará la influencia del bosque para ayudarte, sumando la bendición de nuestra Diosa.

—¿Qué?

—El bosque de las tinieblas tiene su propia aura de oscuridad. La neblina funciona como una especie de droga y los árboles parecen tener vida propia. Una vez que escuchas a uno, puedes escucharlos a todos. Miles de voces taladrando tu mente puede llevarte a la locura. El bosque saca lo peor de ti, Lauren. Allí habitan criaturas misteriosas, algunas no registradas siquiera en nuestra población

—¿Pero... por qué la reina quiere llevarme ahí?

—Para saber qué eres. Como dije, la influencia del bosque puede ayudarte. - dijo acercándose a Lauren lentamente para tocarle las mejillas —Tu piel es lisa y suave como la porcelana... podrías ser un vampiro.

—¿Qué no necesito ser mordida para eso?

—No si lo llevas en la sangre.- explicó —También podrías ser una mujer lobo. Tienes el porte, pero yo descartaría las dos opciones. Tu sangre está ligada y se necesita ser sangre pura para ser vampiro o mujer lobo, sin embargo, contigo nunca se sabe. Eres difícil de leer.

—A ver, a ver...- Lauren sacudió la cabeza. Era demasiada información que procesar —¿Y si no soy nada?

—Oh, linda. Eres de todo menos nada.- Dinah rió —Tu cabello salvaje es de una tonalidad más oscura que cualquier habitante de nuestro imperio, así que fácilmente podrías ser bruja.

—Tu eres bruja y tu cabello es rubio oscuro.

—Es porque soy única y diferente. Me tiño el cabello, pero en reuniones formales se vuelve natural otra vez.- explicó batiendo sus rizos —Como iba diciendo, puedes ser cualquier cosa, Lauren. Yo he apostado por el cambia formas.

—¿Has estado apostando sobre mis poderes?- Lauren le dio un golpe en el brazo —¿Por qué hacen eso?

—A veces uno se aburre por aquí.

—De cualquier manera, ¿qué hacen los cambia formas?

—¿Eres idiota o qué? ¡pues cambian formas!

—¡Eso ya lo sé! Me refiero a si ellos pueden cambiar a cualquier animal ¿o sólo se puede a uno? ¿pueden convertirse en objetos?

—Nunca he visto uno que se transforme en un objeto. Todo es depende del nivel de fuerza. Algunos sólo pueden transformarse en un solo animal. Otros no tienen límites, y otros sólo pueden transformarse en un grupo de especies. Yo creo que tu eres uno de esos.

—¿Y yo por qué?

—Tienes una mirada felina, así que sería genial si pudieras convertirte en una pantera.

—O un gato doméstico.

—Creo que a la Reina le daría un infarto si eso pasara.

Amabas rieron apoyadas en el balcón.

—Gracias por la advertencia.- dijo Lauren después de unos segundos de silencio. Dinah asintió.

—Pase lo que pase, Lauren, ten mucho cuidado. Las reglas no existen dentro del bosque. Ni siquiera la Reina Elena podría protegerte del todo... los que estén adentro pueden matarte o hacerte mucho daño. Tampoco te dejes llevar por la magia de los árboles, duendes o hadas. Mantén siempre tu mente concentrada, no confíes en nadie ¡y no comas nada!

La ojiverde tragó con fuerza. Ahora tenía miedo de lo que le podría pasar ahí dentro.

Dinah le dio un apretón amistoso en el hombro y salió de la habitación.

Lauren suspiró, caminando hasta sus cajones para sacar un suelto vestido de tirantes negro con un discreto escote de encaje en forma de V. No había olvidado el comunicado de la Reina Elena esa mañana. Debía estar lista a la media noche para dar ofrendas a la Diosa Luna; así que se apuró a tomar un baño y prepararse para lo que se venía.