Lauren se despertó en medio de la noche con el corazón acelerado a causa de un mal sueño en el cual alguien la estaba observando dentro de su habitación. Algo en su interior le decía que tal vez no fuese un sueño, sino una realidad, pero a su alrededor estaba todo en orden. Nadie podía penetrar las paredes del castillo con la cantidad de guardias que velaban por la seguridad de su familia; entonces ¿por qué tenía esa inquietud?
Siempre pensó que las decisiones de los protagonistas en las películas de terror eran las más estúpidas y si ella estuviese en una situación similar, no haría eso, pero poco le importó aquello. Lauren se sentía encerrada dentro de aquellas cuatro paredes; tenía un sentimiento extraño en su cuerpo, sentía que no debía estar ahí. Se sentía incómoda y ahogada, así que aunque pensara que era una estupidez, abrió la ventana para sentir el aire fresco golpear su rostro. Observó la imitación del cielo nocturno contemplando las infinitas estrellas, y entonces se preguntó ¿cómo sería observar la Luna?
Su padre nunca iba hacia el Imperio de la noche porque según él, era un lugar tenebroso y el miedo siempre se instalaba en su cuerpo a pesar de estar rodeado de guardias y la compañía de las reinas. No existía la protección en aquel lugar. Se decía que todos eran agresivos. La maldad arropaba el corazón de los habitantes, los cuales atacaban y cazaban por grupos para mayor facilidad ¿qué hacían con las víctimas? Lauren no lo sabía y aunque las reinas desmentían esos rumores, de igual manera nadie pisaba el Imperio de la noche por otros motivos que no fueran de trabajo.
Sobre los cables eléctricos que daban energía a los postes de luz nocturnos, se posaba una gran lechuza negra de ojos blancos. La ojiverde nunca había visto una, pero sabía de su existencia por los libros que leía, no obstante, no recordaba que tuviesen los ojos blancos en su totalidad. La lechuza empezó a mover la cabeza y a saltar sobre el cable, algo que llamó la atención de la joven ¿cómo podía estar ese animalito allí sin electrocutarse? Por alguna razón, esa lechuza le hizo recordar a ella misma. Ella sobrevivió al beso del Sol y no supo cómo. Recordaba el ardor y la horrible sensación de su cara desfigurarse a cada segundo que oía la risa de Camila Cabello.
Y pensar que tiene una apariencia angelical... resulta que es el mismo demonio.
Sin darse cuenta, tocó la pequeña marca que le quedó en su pecho. Sintiendo una calidez dentro de sí.
La lechuza batió sus alas antes de emprender el vuelo. El movimiento hizo que Lauren volviera a la realidad y siguió el vuelo del animal a lo lejos, muy lejos, de hecho ¿cómo podía una lechuza volar tan alto? Y lo más importante ¿cómo Lauren podía verlo?
***
A la mañana siguiente, la hija del Rey Arthur se despertó casi al medio día. El cielo estaba del mismo típico gris. Nublado. Sólo unos rayos de sol falso atravesaban las nubes.
Lauren bajó las escaleras hacia el comedor con una expresión seria en su rostro. No pudo dormir mucho.
Las personas que la veían pasar se inclinaba por respeto pues aún la veían como la princesa, pero más allá de eso, la veían como la persona que sobrevivió a un beso de sol. Los habitantes del Imperio de la lluvia estaban orgullosos de la fuerza de su princesa, también estaban alegres de su buena salud.
Lauren los veía extrañada ¿tenía algo en su vestido? ¿en su rostro?
—Señorita, su desayuno está listo.- una empleada del servicio se acercó a hablarle.
—¿Dónde están todos?- con todos se refería a los integrantes de su familia.
—Su padre está aquí. El joven Chris y su mujer están supervisando la ración de hielo del Imperio del Hielo. Los camiones ya deben estar por partir.
Lauren asintió y se dispuso a desayunar para luego pasar a saludar a su padre quien se encontraba algo estresado en una especie de despacho.
Normalmente los Reyes se la pasan todo el día en el salón, sentados en sus tronos esperando a ser servidos, pero el único que lo hacía era el Rey Alejandro. Su padre era más... humano.
—Buenos días, padre.- saludó cortésmente. El Rey levantó la cabeza cuando escuchó la voz de su hija y una sonrisa se formó en su boca.
—Hija mía ¿cómo te sientes? No sabes lo mucho que me alegra verte de pie.
Lauren sonrió y lo abrazó.
—Me alegra también estar viva.- echó un vistazo alrededor de la mesa de madera donde estaban esparcidos algunas hojas junto a un teléfono descolgado —¿Pasa algo?
—Nada de lo que preocuparse.
—Quiero saber.- argumentó con voz fuerte. Su padre se pasó la mano por el cabello canoso y suspiró.
—Sólo tengo que hablar con la Reina Elena de un asunto confidencial, pero no puedo localizarla.
—¿Por qué no hablas con la Reina Selene?
—Oye, ahora que recuerdo. Chris estaba ansioso de verte. Él debe estar esperándote en el muelle.- el repentino cambio de tema hizo extrañar a la joven, pero lo dejó pasar y ordenó a que la llevaran hasta la zona de encargos.
El olor a pescado penetró sus fosas nasales y el sonido de las gaviotas le hizo sonreír. Le gustaba el ambiente marino. Sentir el salitre pegarse en su piel, la arena adentrarse en sus zapatillas y el agua salada mojar sus piernas.
Divisó el gran buque del Imperio del Hielo en el muelle y junto a él, estaban varios trabajadores de la Reina Krista, su piel blanquecina y el cabello amarillo resaltaban entre los suyos.
Christopher estaba observando cuidadosamente el proceso de descargo con los brazos cruzados. Diana sólo estaba a su lado, vigilando también. Con alegría, Lauren caminó primero hacia su amigo Luke, un joven trabajador del Imperio del Hielo.
—Eh, Lauren. No te he visto por estos días.- saludó Luke con sus ojos azules brillando por ver a su amiga.
—He estado fuera estos días.
—Lo sé, hermana. He oído que eres una real sobreviviente. Me alegra saber que aún sigues viva porque iba a extrañar estás charlas que me salvan de trabajar.
—Idiota.- ambos rieron y se alejaron un poco hasta la orilla del mar; lejos de la vista de Chris.
Se sentaron en la arena y Lauren le contó los últimos acontecimientos de su vida, como lo de su accidente y la escena que tuvo la noche anterior.
—Es extraño que las lechuzas abunden esta zona.- dijo el ojiazul.
—Lo sé, pero ¿qué hay de ti?- preguntó interesada. El miró nervioso hacia los lados y se acercó al rostro de su amiga para hablar más bajo.
—Tengo un secreto, pero no vayas a comentar nada de esto a tu padre ni a tu hermano ¿bien?- Lauren frunció el ceño pero asintió —Algo malo está pasando en mi Imperio.
***
—¿Para qué solicitabas mi presencia?- habló la Reina Elena con una sonrisa divertida al entrar al salón donde se encontraba su amigo, el Rey Arthur.
—Voy a preguntarlo una vez ¿qué hacías anoche espiando a mi hija?
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El Espacio Entre Nosotras (Camren)
Fanfic"Soy la luz que invade el espacio de la Luna" (Universo alternativo) Aunque te sientas perdido en la oscuridad, siempre hay una luz rodeando tu alma para dejarte claro el camino por el cual vas caminando a pesar de que creas estar ciego de sensacion...