No me entero de absolutamente nada las dos siguientes horas restantes. Estoy completamente ida, más en mi mundo que nunca. Por una parte creo que debo confiar en Marta, soltar todo lo que tengo dentro y que sea lo que tenga que ser. Por otra parte es una locura, ¿cómo voy a contarle que me gusta de otra manera? ¿Y si se entera más gente?
Durante cinco minutos pienso en contárselo, luego, los cinco siguientes, creo que es mejor no hacerlo.
Cuando termina la última hora y salimos del instituto junto a Diego, espero el momento oportuno y cómo decir algo como eso. Una vez que nos quedamos a solas, me armo de valor.
— Marta, antes te he mentido — Hablo en voz baja, ella se gira hacia mí. — Sobre... ya sabes, Fede.
— Si ya sabía yo que había algo más, pero me encantaría escucharlo — Coge mi muñeca, haciendo que me detenga.
— Es difícil — Frunzo el ceño — Quiero decir, que ni yo sé lo que me está pasando. Es cierto, me he fijado en él como tú y probablemente como medio instituto, pero al mismo tiempo es como si me llamaran la atención otras cosas, no solo lo guapo que pueda ser.
— ¿Qué? — Grita sin querer, alguna que otra persona que caminan por la calle se girar hacia nosotras — Perdona...— Ahora baja la voz, dándose cuenta ella también que somos el centro de varias miradas curiosas — ¿Cómo que te fijas en otras cosas? ¿Qué significa eso?
— Ya te he dicho que no lo sé— No esperaba su intensa reacción — A ti un día comenzó a gustarte Diego, ¿verdad? Te diste cuenta de que había algo especial en él. — Intento hacerla entrar en razón, aunque ni yo me entienda.
— Diego no es mi profesor — Gesticula exageradamente — Ni me saca veinte años, ni... ¡no, en serio, estás loca!
— Me saca nueve años — La corrijo ahora — Mira, como antes has dicho, tú y yo apenas nos conocemos. Yo soy así, me creo que la vida es la más bonita novela de amor, y que vivo en un cuento de hadas.
— Ya, y que hay hadas que con la varita mágica cumplen todos tus deseos — Resopla, y me mira directamente a los ojos.
Hemos llegado a su casa. Agradezco que tengamos que separarnos porque no, Marta no tiene absolutamente nada que ver conmigo y mi carácter, supongo que por eso me cae tan bien, porque sabe ponerme freno.
— Nos vemos mañana — Le digo, aliviada y alejándome de ella.
— Si, nos vemos mañana, pero esta conversación no ha terminado, no puedes soltarme semejante y extraña noticia y quedarte tan tranquila. — Me riñe como si fuera una persona de mucha más edad. Tengo que aguantar la risa.
Desde luego, he escogido a la amiga más dura e impasible del mundo. Y tampoco le he dicho nada para llevarse las manos a la cabeza. Bueno, sí, quizá me gusta mi profesor, y claro que me he fijado en la persona equivocada. Y que además de todo eso las posibilidades de que un día, aunque fuese dentro de mucho tiempo, se fijara en mí... eran remotas, pero no podía evitar mirarlo y sentir el famoso revuelo en mi estómago.
No debería habérselo contado a Marta.
Lo sé, hay cosas imposibles en esta vida; como una relación con Fede.
Pero en algunas ocasiones, lo imposible puede convertirse en improbable, lo improbable en probable y... al fin y al cabo, en posible.Durante la comida con mis padres intento mostrar que no pasa nada, bueno, ellos casi están acostumbrados a que de vez en cuando me evada del mundo y viaje a cualquier lado. De hecho, suelen achacarlo a mis libros. Hasta alguna vez me han dicho que voy a perder la cabeza como Don Quijote.
Escucho cómo cada uno cuenta su día, lo que han hecho, anécdotas varias... aunque en el fondo estoy deseando que terminemos e irme a mi habitación o a dar un paseo, sí, eso es, hace mucho que no lo hago y me apetece caminar.
Informo a papá y mamá de lo que haré, siempre quieren que les avise de cada paso que doy, a veces creo que es un poco exagerado, pero como tampoco es que tenga mucho que ocultar, no me supone ningún problema.
Libro bajo el brazo, salgo de nuevo a la calle. Hace algo de sol, las tardes todavía se pueden soportar así que mientras paseo, busco algún sitio donde pueda sentarme a leer. No hay parques ni nada parecido cerca, y no quiero alejarme demasiado teniendo tendencia a perderme.
Unos minutos después encuentro algo, no es ideal pero puede servir. Hay una placeta con varios bancos, está vacía así que me siento en el más alejado y una vez que compruebo que nadie puede verme, abro mi libro.
Me sumerjo enseguida y ahora sí que no me percato si hay alguien cerca o no. Una página tras otra va pasando la tarde pero ni me entero.
— ¿Míriam, eres tú? — Escucho a alguien a lo lejos — ¡Vaya! Llevo llamándote un buen rato, pensé que me había equivocado.
A unos cuantos pasos de mí está Fede, con su perro, ese que oí ayer. Observo a los dos y cierro mi libro de golpe, estaba prácticamente tirada en el banco y me incorporo con dificultad.
— Hola — Ni me sale la voz — No me había enterado. — Digo, muerta de vergüenza.
— Ya veo — Entrecierra los ojos, observándome. El perro, un pastor alemán, se acerca a saludarme. Acaricio su cabeza, está suave y me gusta el tacto. — ¿Qué haces por aquí?
— Mmmm... Vivo aquí al lado — Señalo la fila de casas, que se ve a la lejanía.
— ¿En serio? — Alza las cejas, parece sorprendido — Yo también, nunca te había visto.
— No he venido nunca por aquí — Me siento incómoda y me levanto — Estaba buscando un buen sitio y he encontrado esto, pero debo irme, mis padres me están esperando.
Me despido del perro con una nueva caricia, con él no es tan difícil como con su amo. Me estoy comportando de manera extraña, sí, pero tengo un nudo en el estómago que apenas me deja respirar.
— Hasta luego — Digo, antes de alejarme todo lo rápido que soy capaz ahora mismo.
No le doy opción a que se despida o, si lo hace no le escucho. Está más guapo si cabe, vestido de calle, con unos simples vaqueros y un jersey. Es una imagen que aunque no he podido contemplar demasiado, la tengo grabada en la cabeza, él y su perro, son adorables.
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Te quiero sin querer, profesor.
RomanceMíriam siempre ha sido una chica tímida y enamoradiza a la que le encanta leer y escribir, a la que le gusta soñar despierta. Hace poco su familia y ella se han mudado a una nueva ciudad, todo parece que va a ser complicado, pero nada es como ella...