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Ceno con mis padres en Navidad, es una cena bastante tranquila, ya que solo somos tres. Esto de habernos mudado nos ha distanciado un poco de la familia.
Para mí es algo triste que solo estemos los tres en un día como este, pero no puedo quejarme, ya que al menos los tengo a ellos y un nuevo grupo de amigos, además de Fede, claro.

Me preguntan acerca del estudio con Lucas, les digo que repasamos un par de asignaturas y se fue enseguida, simplemente la verdad.

Aunque una parte de mí no para de darle vueltas a lo que me ha dicho mi amigo. ¿Qué pasará si en el instituto notan algo? No tienen por qué hacerlo, es decir, nosotros seguiremos comportándonos como profesor y alumna. De hecho, a día de hoy es lo que somos.

Ya por la noche, a punto de irme a la cama, me apetece escribir a mi Fede.

Eres muy poco disimulado. — Bromeo.

¿Yo? — Su respuesta no tarda en llegar.

Si, tú. — Sonrío mirando la pantalla — Lucas me ha dicho que la excusa de la harina era demasiado mala. No se lo ha creído.

Bueno pequeña, tranquilízate. Mis sentimientos por ti los demostraré cuando tenga que hacerlo. Lucas no sabrá nada — Dice ahora. Siempre parece tener todo bajo control.

Está bien, aunque no escondas demasiado lo que sientes... — Muerdo mi labio inferior.

Si te soy sincero, cada vez es más difícil hacerlo.

¿No te habrás enamorado? — Me encantan este tipo de conversaciones, en las que bromeamos.

Me temo que sí, hasta las trancas, pequeña. — Su respuesta me acelera el corazón.

¿Sabes que no voy a cansarme nunca de leer ese tipo de cosas? — Miro la hora, es tarde por lo que decido no entretenerle más, seguro que está cansado — Hasta mañana, Fede.

Hasta mañana preciosa, que sueñes con los angelitos. — Por lo que estoy conociendo, seguro que está sonriendo.

Soñaré contigo... eres mi único ángel. — Sí, sé que soy la chica más cursi que pueda existir en el mundo, pero siempre he imagino este tipo de relación.

Me acuesto mucho más tranquila a pesar de las palabras de Lucas. Fede es capaz de alterarme y tranquilizarme a su antojo, ¿qué está haciendo conmigo? No lo sé, pero desde luego es bueno.

***

Seguimos de vacaciones, los días no festivos hacemos todo tipo de planes: voy con Marta de compras, estudio con Lucas y de vez en cuando Fede y yo hacemos una de nuestras escapadas, vamos al cine a ver alguna película que a ambos nos gusta, o paseamos con Tarzán. Me encanta despertar por las mañanas y saber que tengo un día más sin clase, sin que todavía sea mi profesor. Aunque eso va a llegar tarde o temprano.

Así llegamos al último día del año. Se me ha pasado muy rápido, es curioso pero desde que llegué a la ciudad los días parecen horas. Esa tarde no he salido de casa, he estado ayudando a mis padres con los preparativos de noche vieja. Voy un rato a casa de Marta, hace un par de día que no la veo y siempre necesitamos ponernos al día.

Me cuenta que ha estado en un par de sitios poco conocidos con Diego, y que esta noche saldrán, también me invita a ir pero rechazo el plan, no quiero empezar el año de fiesta, la verdad. Después me pregunta por Fede, es la única en la que confío y a la que pongo al día respecto a él.

— Y entonces, ¿todo sigue igual entre vosotros? — Me pregunta en una de nuestras charlas.

— De momento, sí — Respondo.

— ¿Y hasta cuándo se supone que vais a esperar? — Parece más impaciente incluso que yo. — ¿Cuándo lleváis así, más de tres meses?

— Eso da igual, lo importante es que merecerá la pena — Suspiro.

— ¡Ya te vale, y tanto que merecerá la pena! — Exclama, echándose a reír — Te está esperando semejante ser, ¡que está buenísimo! Así yo también tendría paciencia.

Al final hace que también ría, es de lo que no hay.

— Oye, Diego es guapo y lo más importante, te quiere — Digo ahora.

— Si, si, si eso lo tengo claro — Habla rápidamente — Pero Fede es mayor, es nuestro profesor... es que hasta te envidio. Es como que lo tiene todo, ¿no?

Sueño despierta cada día con él, claro que lo tiene todo, es perfecto.

***

Vuelvo a casa un par de horas antes de la cena, de donde vive Marta hasta mi barrio apenas hay diez minutos caminando, aprovecho que no hace demasiado frío para pasear con tranquilidad, estoy llegando cuando lo veo.

Fede camina con Tarzán a unos cuantos metros de distancia, acelero el paso hasta colocarme junto a él.

— ¿Qué tal? — Pregunto, le pilla por sorpresa, yo miro a ambos lados, no hay nadie conocido por la zona.

— ¡Eh, hola! — Sonríe nada más verme — ¿Vas a casa a cenar con tus padres?

— Si, prácticamente tenemos todo preparado — Le explico — ¿Y tú? No me digas que estarás solo.

— Qué va, iba a marcharme ahora mismo, mis padres viven en la ciudad de al lado — Entorna los ojos mientras sigue caminando, parece que está pensando en algo — Ya sé que no es lo más apropiado pero, ¿te apetece que nos veamos esta noche?

— ¿Esta noche? — Pregunto sin comprenderlo.

— Así es — Asiente — Yo volveré pasada la media noche, cuando hayamos terminado de cenar, ¿qué tal si nos vemos unos minutos después? Quiero que empecemos el año juntos.

— Sí — Respondo sin pensar.

Claro que no estoy pensando, ni en las consecuencias, ni en que seguramente tenga que escabullirme una vez que mis padres estén dormidos, he dejado de pensar en todo porque justo lo que ha dicho es lo que más deseo hacer.

Pero, como antes le he dicho a Marta y desde hace meses es mi lema; todo merecerá la pena, y lo hará, sin duda, y siempre que el resultado final sea Fede.  

Te quiero sin querer, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora