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Los exámenes finales ya están aquí junto con el final de mes de Mayo, ha sido una época un tanto agobiante y aunque mi esfuerzo me está costando, apenas queda nada para que por fin termine todo.

Empieza a hacer calor y me gusta este buen tiempo, significa que los días son más largos y tengo más tiempo para todo, aunque ahora mismo, aparte de estudiar y dedicarme en cuerpo y alma a los libros, no hago mucho más.

Encaro los exámenes contenta y feliz, porque por fin mis padres, las personas más importantes para mí, han aceptado que Fede entre en mi vida, y que entre para quedarse para siempre, si es posible.

— Qué ganas tengo de que pasen estas dos semanas y disfrutar de un largo verano juntos — Fede y yo estamos perdiendo la cabeza por momentos, ahora que apenas queda nada para terminar el curso, aprovechamos los descansos para escaparnos y vernos en cualquier sitio oculto, es como si nos hubiera dejado de importar el mundo.

— ¿Estar en la biblioteca no es un poco peligroso? — Pregunto, preocupada y encantada a partes iguales, besándole la punta de la nariz.

— No si un profesor quiere ayudar a una de sus alumnas — Luce una de sus encantadoras sonrisas moviendo la cabeza a ambos lados.

Suena el timbre por todas y cada una de las salas que contiene el instituto que, por cierto, ya me he aprendido, parezco una más después de varios meses perdiéndome y deambulando por los pasillos.

Solo quedan dos horas para que podamos marcharnos a casa y durante la siguiente, que es literatura, un profesor suplente nos deja sacar los apuntes y estudiar para el examen final, que será dentro de unos días.

— ¿Qué haces? — Escucho el susurro de Marta, está colocada en el pupitre detrás del mío — Me aburro mucho — Apoya la cabeza sobre sus brazos.

— Estudiar, últimamente no hago otra cosa... — Adopto su mismo tono de voz para que no nos llamen la atención.

— Ya ves, estás desaparecida. — Contesta.

— Lo siento, mis nuevos amigos los apuntes ocupan todo mi tiempo libre.

— Ya, ya — Me interrumpe, mostrando una sonrisa traviesa — ¿Y el profesor de Educación Física no tendrá nada que ver?

— ¡Calla! — Miro para todos lados, nerviosa por el poco cuidado que tiene mi amiga al hablar y cerciorándome de que nadie haya escuchado nada.

— No nos oye nadie, tranquila — Ríe en bajo — Por cierto, ¿vendrás a la fiesta de Lucas, no? Es la fiesta más importante, anuncia el final de las clases y el comienzo de vacaciones, nadie puede faltar.

— Supongo — Me encojo de hombros, pensando — Pero, ¿irá Alex?

— Claro, pero, ¿qué más da?

No, a mí no me da igual después del lío en el que estuve metida, fue nuestra primera discusión de pareja, si es que puede llamarse así, y me sentí tan mal que no quiero que se vuelva a repetir, y menos todavía no habiendo absolutamente nada entre Alex y yo. Ya le había dejado claro que no estaba interesada, y, aunque la última vez me pareciera algo majo, eso no cambiaba las cosas.

— Ven con Fede — Resuelve Marta — Así no se te va a acercar.

— La fiesta va a estar repleta de gente del instituto — Arrugo la nariz — Va a ser un poco raro si viene.

— ¿Tú crees que en el estado que va a ir la gente en esa fiesta, estarán pensado en con quién estás? — Abre mucho los ojos — Hazme caso, no.

Pero yo creo que sí, y más si estoy con alguien como Fede, está claro que llama la atención a simple vista. No le contesto, tengo que pensarlo y consultarlo con él, todavía quedan un par de semanas para la fiesta.

Llego a casa con el propósito de estudiar, quiero aprobar todo y no tocar un libro en los tres meses de verano si es posible, olvidarme del instituto y disfrutar, simplemente eso.

Con papá y mamá, sobre todo con papá, la relación está un poco distante, pero confío en que con el tiempo se acostumbre al cambio, tampoco es tan grave pero sigue actuando de forma fría. Le daré tiempo, es todo lo que puedo hacer ahora mismo.

***

Y así entre libros y apuntes, trascurren los siguientes quince días.

Ya en el mes de junio, uno de los últimos días de clase, terminamos el último examen del año, de inglés. Cuando escribo la última frase dejo el bolígrafo sobre la mesa con una satisfacción increíble y con una sonrisa de oreja a oreja. Tengo ganas de saltar, de gritar y celebrarlo... si, por fin están aquí, oficialmente estamos de vacaciones.

Te quiero sin querer, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora