No quiero volver a casa, no me apetece ver de nuevo la cara de mi padre ni su mirada mezclada entre odio y asco, no lo soporto.
Camino de vuelta del instituto sola, despacio para que el camino sea más largo y así tal vez no llegar nunca.
Hay una persona que puede hacerme tranquilizarme, hacer que pueda respirar y desahogarme de una forma sencilla, y ya que hace tiempo que no hablo con él dado a todo el lío de los estudios y el instituto, decido llamarlo.
A pesar de que hace un par de semanas que no hablamos, descuelga enseguida.
— ¿Marcos? — Digo.
— ¿Míriam? ¡Vaya! Pensé que habías desaparecido, hace mucho que no sé nada de ti.
— Lo siento, los estudios y... más cosas ocupan todo mi tiempo. ¿Podemos vernos?
— En mi piso están mis dos compañeros... pero ellos traen visitas sin parar, no creo que les importe que por una vez venga una amiga.
— Bien, pues en quince minutos estoy allí, hasta ahora, Marcos.
— Hasta ahora, Míriam.
Al menos tengo una buena excusa para no aparecer por casa, y Marcos siempre me hace sentirme en paz, como si fuera un mar en calma.
Tengo que coger el autobús, ya que vive más lejos de lo normal y caminando tardaría mucho más. Llego sobre la hora de comer y llamo a su puerta, esperando paciente.
— ¡Hola! — Me sonríe al abrir, dándome un abrazo y echándose a un lado para que pueda entrar.
— ¿Qué tal, Marcos? — Le pregunto amable.
— Bien, ¿qué te trae por aquí?
— ¿Crees que podría estar mucho tiempo sin escuchar cantar al mejor artista de todos los tiempos?
— ¡Oh! — Se pone la mano en el pecho, poniendo los ojos en blanco.
— ¡Tonto! — Río — Anda, te invito a comer.
— Acepto — Sonríe también— Deja que coja las llaves del coche.
— Si no sabes dónde vamos...
— Tú invitas pero yo elijo, soy el artista, ¿no? — Me dice con ambas cejas levantadas.
Me hace sonreír con ese tipo de comentarios y bromas y empiezo a sentirme mucho mejor. No sé si es la personalidad o simplemente la forma de hablar que tiene lo que me tranquiliza.
— Eres el mejor amigo que una fan puede tener... — Le digo.
— ¿Entonces eres mi amiga... o mi fan?
— ¿No puedo ser las dos cosas?
— Claro, me siento privilegiado — Me guiña un ojo, haciéndome que tenga que pegarle un pequeño empujón.
Elige un restaurante de comida rápida, es lo que más nos gusta a ambos. Comemos una hamburguesa gigante con sus respectivas patatas y claro, su Coca Cola.
— ¿Qué tal con Fede? — Me pregunta con la boca llena.
— Bien, aunque aún no somos oficialmente una pareja, supongo que estamos en ello — Curvo los labios en una sonrisa, ya que no quiero abrir la boca con comida dentro.
— ¿Puedo contarte algo? — Habla en voz baja, como si fuera un secreto.
— Claro. — Asiento.
— Tú y él me habéis inspirado... en algunas canciones — Parece avergonzado al decirlo, pero a mí me acaba de dar una gran noticia.
— ¿En serio? — Me sorprendo.
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Te quiero sin querer, profesor.
RomanceMíriam siempre ha sido una chica tímida y enamoradiza a la que le encanta leer y escribir, a la que le gusta soñar despierta. Hace poco su familia y ella se han mudado a una nueva ciudad, todo parece que va a ser complicado, pero nada es como ella...