88

690 41 46
                                    

Justo cuando me dispongo a abrir y entrar en mi casa oigo gritos, más fuertes que nunca. Papá y mamá están discutiendo y es la primera vez que lo hacen de esta manera, y es por mí. Aunque sé que no debo hacerlo, pego la oreja a la puerta para escuchar lo que dicen.

— ¿No te das cuenta de que no puede ser? ¡Es una niña, no sabe lo que quiere! — Exclama papá, fuera de sí.

— Está a punto de cumplir los dieciocho años, ya no es ninguna niña — Creo notar temblorosa la voz de mamá — Se ha enamorado, ¿tan difícil es para ti aceptarlo?

— Si, si del que se enamora es su profesor y además le saca diez años. No pueden estar juntos.

— ¿Y vas a volver a intentar separarlos como ya hiciste? — Grita ahora mamá.

El corazón empieza a latirme a toda velocidad, retengo la respiración sin darme cuenta esperando la respuesta de mi padre.

— Lo hice una vez y lo haría todas las que hagan falta. Mi única hija no va a arruinar su futuro.

— ¿Quién te dice que lo va a hacer? Desde que está con él es otra, no es la misma chica que se encerraba en su habitación a leer y que no hablaba con nadie, ya no está metida en una burbuja. ¿No te das cuenta? Ahora es feliz, cada vez que habla de él se le iluminan los ojos. Si Fede es el chico con el que debe estar, dejémosle.

— ¡No es con quien debe estar! — Oigo un fuerte golpe, creo que papá ha tirado algo al suelo — ¡La hizo llorar!

— La hizo llorar por tu culpa — La voz de mamá ha bajado completamente el volumen, tanto que me cuesta muchísimo escucharla. Pero adquiere un tono serio — Tú fuiste el culpable de que Fede se fuera y la dejara hundida, ¿qué creías que iba a pasar?

— Solo lo hice para que ella siguiera su vida sin él. Para que pudiera olvidarle — Papa imita el volumen de mamá, la discusión ha tomado otro camino, ahora casi susurran.

— ¿Y no te das cuenta de lo que ha pasado? Él ha vuelto porque la quiere, ha dejado todo por ella.

— No es lo que tenía que pasar... — Contesta él, resignado.

— Pero es justo lo que ha pasado.

Me toca a mí, todo esto ha sido demasiado, ¿papá hizo que Fede se fuera? ¿Cómo haría algo así? Necesito tantas explicaciones que no sé si voy a ser capaz de asimilar lo que quiero escuchar.
Abro la puerta, despacio.

Encuentro a mamá de pie, frente a mi padre que ahora parece abatido, sentado en una de las sillas de la sala y con el pelo revuelto. A su lado hay un jarrón roto, eso explica el golpe que he oído antes.

— ¿Me vais a explicar de una vez todo lo que está pasando?

Ambos me miran, mamá con lágrimas en los ojos, papá con ojeras y con el pelo cayéndole por la frente, su cara está desencajada.

— Míriam...

— No, mamá — La interrumpo — He escuchado vuestra discusión. Ahora quiero que él... — Señalo a mi padre — Me diga absolutamente todo lo que ha hecho a mis espaldas.

Lo fulmino con la mirada, no es el mismo de esta misma mañana, parece un niño triste, pero no me apiado, necesito saberlo.

— Papá — Hago que me mire, nuestros ojos casi idénticos se encuentran.

— Quería lo mejor para ti — Apenas le sale la voz.

— ¿Lo mejor para mí? ¿Y por qué no has pensado un segundo que lo mejor para mí es Fede?

Te quiero sin querer, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora