Por fin ha terminado el segundo trimestre, he aprobado todo así que ahora tengo casi dos largas semanas sin hacer nada, solo divertirme y disfrutar todo lo posible. Ahora que sé lo que significa eso con amigo y... bueno, también con novio, por muy raro que siga sonándome.
Este fin de semana es el cumpleaños de Diego, haría una fiesta en casa de Lucas, ya que estaba vacía, y yo estaba invitada. No soy mucho de ir a fiestas, de hecho, es la primera a la que me invitan, y dado que Fede tiene partido con sus amigos, aprovecho para ir y quizá pasarlo bien.
— Ten cuidado, ¿de acuerdo? — Me dice cuando me bajo de la moto, me ha llevado hasta la casa de Lucas.
— ¿De qué, amor? Solo habrá gente del instituto — Le doy el casco e intento arreglarme un poco el pelo con mis manos.
— Ya, pero soy tu profesor y de muchos otros chicos, sé qué más de uno no te quita los ojos de encima y... — Esboza una pequeña sonrisa.
— Y... nada Fede, sabes que yo solo tengo ojos para ti — Termino la frase.
Él asiente, confía en mí y yo en él. Creo que es la base de una relación sana.
Le deseo suerte en su partido, me deja un fugaz beso en la frente y arranca la moto alejándose.
¿Que hay chicos detrás de mí? No he notado nada, nunca he sabido ver ni percibir ese tipo de cosas. También tiene que ver que sin abrir la boca grito a los cuatro vientos que ya estoy enamorada.
Cuando llego a la fiesta, felicito a Diego. Hay un grupo a su alrededor donde no conozco a nadie.
— Estos son Nerea, Pablo, Lola... y mi hermano Alejandro — Nos presenta enseguida Diego, señalando uno a uno.
— Mejor Alex — Interviene el último, con una media sonrisa.
— Hola — Saludo tímida, alzando ambas cejas. Nunca me han gustado las presentaciones.
— Encantado Míriam, ¿sabes? Me gusta tu nombre — Sonríe, ladeando la cabeza y así dejando que caigan varios mechones rubios sobre su frente.
— Gracias — Respondo sonrojándome. Me fijo en él, es un chico que puede que nos saque un par de años.
No se parece a Diego en casi nada, él tiene los ojos azules y Diego marrones. Ambos son castaños, pero Alex está teñido de rubio, un rubio que le queda bastaste bien, y además, se deja algo de barba, como a veces Fede.Algunos del grupo que acaba de presentarme Diego, se alejan, Alex sin embargo se queda conmigo.
— ¿Te traigo algo de beber? — Me pregunta.
— Si, una Coca Cola, gracias — Esbozo una amable sonrisa.
Veo cómo va hacia la cocina, unos segundos después Marta llega hasta mí corriendo para darme un abrazo. Ella es así de cariñosa siempre.
Mientras charlamos y reímos la casa se llena de más y más gente. Nada que ver con la fiesta de cumpleaños que yo hice.
Hay algunos y algunas que empiezan a beber alcohol, ni siquiera sabía que habían traído. El buen ambiente cambia e incluso mi amiga empieza a hacer tonterías. Creo que ha bebido.— Ten cuidado con ella — Aviso a Diego cuando mi amiga se sube encima de la mesa a bailar, tirando todo lo que hay sobre ella.
Diego va enseguida a bajarla de ahí, agarrándola por la cintura para que no se haga daño.
— ¿Vas a clase con mi hermano, verdad? — Suena una voz muy cerca, que me sobresalta, sobre todo cuando me agarra el brazo. Al girarme veo de nuevo a Alex.
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Te quiero sin querer, profesor.
RomanceMíriam siempre ha sido una chica tímida y enamoradiza a la que le encanta leer y escribir, a la que le gusta soñar despierta. Hace poco su familia y ella se han mudado a una nueva ciudad, todo parece que va a ser complicado, pero nada es como ella...