Llegamos a casa de Fede con el frío metido en los huesos, son aproximadamente las diez de la noche y aunque el paisaje era precioso, nos hemos tenido que ir de allí si no queríamos congelarnos.
Me siento en el sofá y Fede prepara un par de chocolates calientes. Después se sienta a mi lado, ofreciéndome uno.
— Gracias por todo Fede — Le digo, dándole un pequeño sorbo al mío — Nunca habían hecho algo así por mí, pensé que estas cosas solo existían en los libros y en las películas.
— ¿Qué quieres decir? — Me pregunta, él también bebe para entrar en calor.
— Bueno, pues que has sido el primero, mi primer beso — Miro hacia otro lado, avergonzada.
Sonríe, dejando la taza sobre la mesa y cogiéndome ambas manos con las suyas
— ¿De verdad ha sido tu primer beso? — Alza ambas cejas.
Asiento, todavía sin atreverme a mirarlo.
— Y dime... ¿te alegras de que haya sido yo? — Intenta que nuestros ojos coincidan pero ahora soy incapaz.
— No me hubiera imaginado un primer beso mejor, ni con alguien que no fueras tú. — Digo de forma sincera.
Se acerca a mí y me abraza, hundo la cabeza en su pecho confortable y cierro los ojos. Éste es mi sitio, aquí me quedaría siempre acurrucada.
Me acaricia, cuidándome, protegiéndome, así me siento cada vez que estoy con él. Deja pequeños besos en mi cabeza.
A las once y media de la noche, cuando solo queda media hora para que termine mi día, se levanta sin decir nada.
Cuando vuelve trae una bolsa consigo.— Todavía es tu cumpleaños.
— ¿No crees que ya me has dado suficientes regalos por hoy?
— A veces, nunca es suficiente — Se encoge de hombros — Ten, es solo un detalle.
Abro la pequeña bolsita de color rojo, dentro hay una caja cuadrada, de color verde oscuro. Contengo la respiración hasta que veo lo que hay dentro; es una pulsera, con el símbolo del infinito.
— Ya te he dicho, es solo un detalle — Se sienta a mi lado y pone su palma hacia arriba, para que la deje en ella, después, él es el que se encarga de abrochármela — Solo quiero que sepas que esto va totalmente en serio, al menos por mi parte.
No puedo hacer otra cosa que volver a abrazarlo, rodeando su cuello con mis brazos.
***
Son casi las doce cuando tengo que despedirme para volver a casa, he dicho que volvería pronto, pero con planes así, a cualquiera se le va la cabeza y se olvida de todo. Espero no tener problemas.
Mis padres están leyendo en la cama, les explico que después de haber estudiado en la biblioteca, hemos decidido ir a tomar algo y se nos ha ido el santo al cielo.
No me riñen, no sé si porque es mi cumpleaños, porque están de buen humor, o porqué... pero no me preguntan, ni me increpan, ni nada parecido.Cuando llego a mi habitación, me rozo los labios con la yema de mis dedos, no me creo que Fede me haya besado, sigo pensando que estoy en una especie de sueño. Un escalofrío me recorre la espina dorsal cada vez que recuerdo el contacto de sus labios con los míos.
¿Estamos juntos? ¿Qué va a pasar ahora que hemos dado el primer paso? ¿Cómo será mantener una relación seria con Fede? ¿Es una relación seria? ¿Querrá lo mismo que yo? Madre mía, ¿Por qué no puedo dejar que las cosas surjan y ya está? Me voy a volver loca. Me temo que después de lo que ha pasado, me va a costar poder dormir.
Son las dos de la mañana y sigo con los ojos como plato, ¿estará despierto Fede? Le escribo por si acaso. Seguramente se haya quedado dormido hace horas.
— ¿Duermes?
Tarda un buen rato en contestar, ojalá no le haya despertado. Imagino a mi príncipe dormido, tan guapo... el pitido de mi WhatsApp me indica que ha contestado.
— Me cuesta dormir, hoy ha sido un gran día y no paras de venirme a la cabeza, pequeña.
— Me pasa lo mismo. ¿Qué has pensado cuando te he dicho que has sido el primero en besarme?
— Es... una cierta responsabilidad para mí. El primer beso es importante, ¿sabes? No le entregas algo así a cualquiera.
— Lo sé, yo solo podría darlo a alguien a quien quisiera de verdad. Tenías que ser tú, estoy segura.
— No te preocupes por nada, princesa. Estoy aquí y te quiero. No me iré, ni te haré daño nunca.
Tengo que apretar los labios para al menos intentar contener la emoción que me provocan esas palabras, ¿de dónde ha salido Fede? ¿Es que todavía pueden existir hombres perfectos?
Si. Existe, y lo he encontrado yo, es para mí, estoy segura.
Ha sido mi primer beso, ha sido con él, con Fede.
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Te quiero sin querer, profesor.
RomanceMíriam siempre ha sido una chica tímida y enamoradiza a la que le encanta leer y escribir, a la que le gusta soñar despierta. Hace poco su familia y ella se han mudado a una nueva ciudad, todo parece que va a ser complicado, pero nada es como ella...