38

993 57 27
                                    

Cuando Lucas se va de casa, me doy cuenta de que me duele bastante la cabeza, me sigo encontrando cansada y aunque he dormido bastantes horas solo tengo ganas de seguir haciéndolo.

— Creo que me voy a ir ya a la cama, no me encuentro demasiado bien — Informo a mis padres, en la cocina.

— ¿Qué te pasa? — Mi padre se encuentra con el portátil sobre la mesa y me observa por encima de la pantalla.

— Es como si me costara mantenerme en pie — Saco la voz como puedo, ya que me debilito por momentos — Supongo que solo estoy cansada después de estos días.

— Pero no vas a irte a dormir con el estómago vacío, te prepararé un caldo — Mamá y sus recetas, creen que lo curan todo.

Quiero decirle que no se moleste, ya que no me apetece tomar nada, pero como es la reina de las cabezonas le dejo hacer mientras me siento al lado de papá.

— ¿Qué haces?

— Terminar unos papeles para mañana — Me observa por encima de sus gafas — Tienes mala cara, cuando te tomes la sopa deberías descansar, sí.

— Tienes razón — Asiento — Descansaré y mañana estaré mucho mejor.

Mamá me trae el tazón de caldo a rebosar, y me sienta realmente bien cuando meto la cucharada caliente en mi boca, está muy buena y la termino entera, ahora sí, cuando tengo el estómago tan lleno como mamá quiere, me despido de ellos para subir a mi habitación.

Había olvidado ahí mi móvil, lo cojo antes de meterme en la cama y leo el mensaje que me ha escrito Fede hace un buen rato. Me dijo que hoy quedaría con sus amigos para echar un partido, así que no he querido molestarle antes.

Mi niña, hoy no te he visto en todo el día... — Dice su mensaje.

Lo siento, pensaba llamarte. ¿Cómo ha ido el partido?

Lo hemos pasado bien.

Me alegro mucho. — Tengo los ojos cansados así que decido despedirme de él — Voy a dormir, no me encuentro demasiado bien, creo que necesito descansar.

Oh, vaya... ¿Mi niña está enferma? ¿Quieres que vaya a verte?

Estás loco — Siempre consigue sacarme una sonrisa — Mis padres están en casa, ¿es que te vas a poner a escalar por el balcón?

¿Cómo Romeo? — Pregunta, estoy segura que también se está divirtiendo — Créeme pequeña, lo haría por mi Julieta.

Muerdo mi labio inferior, no puede ser mejor persona y es imposible que me haya equivocado al enamorarme de él, me hace tan feliz...

No serías capaz... — Le reto.

¿Estás segura de eso?

Pues claro, amor. Eres un cacho de pan... no serías capaz de meterte por mi balcón en mitad de la noche.

Me subestimas, pequeña.

Estoy pasándolo bien pero mi cuerpo se ha rendido hace un buen rato, me pesan hasta los brazos de tener cogido el móvil, ahora sí, debo despedirme de él aunque no quisiera hacerlo.

Te quiero, amor. Hasta mañana.

Y yo a ti pequeña, descansa y piensa en tu Romeo.

Eso siempre lo hago.

Me va a estallar la cabeza, hasta en los ojos me molesta la luz, así que de una vez por todas apago y me quedo a oscuras, apoyando la cabeza en mi almohada y quedándome profundamente dormida.

Te quiero sin querer, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora