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Fede se deja caer a mi lado, agotado por un momento. Pero enseguida se incorpora y vuelve la cabeza hacia mí, con expresión preocupada.

— ¿Cómo te encuentras, pequeña? — Parece examinarme.

— Bien Fede, muy bien — Estoy tentada de mirarme y tocarme por todos lados, es como si algo hubiera cambiado en mí de repente.

Se sienta a mi lado con las piernas cruzadas.

— Estás preciosa — Me mira, ladeando la cabeza.

— Venga ya, Fede... — Siento vergüenza ahora, no me creo lo que acaba de suceder, es como si no fuera yo mismo.

— ¡Es verdad! — Levanta mi mentón para que vuelva a mirarlo — Dime, ¿cómo te sientes?

— Extraña — Me encojo de hombros — Pero al mismo tiempo me siento diferente, plena... y libre, es difícil de explicarlo.

Fede ha sido dulce, atento, cariñoso... no me quedan adjetivos para describirlo y sé que no me he equivocado, ni podría arrepentirme nunca.

Lo abrazo con fuerza, es algo que sale de mi interior y me hace no querer soltarlo, ni ahora ni nunca.

***

No he mirado la hora, pero debe ser muy tarde, aun así, ninguno de los dos tenemos sueño y decidimos poner la película que Fede ha traído Titanic.

Es muy larga y la he visto tantas veces que incluso puedo decir algunos diálogos de memoria, pero aun así la disfruto como siempre he hecho, mucho más con Fede a mi lado.

Me gusta pensar que esto simplemente acaba de empezar, que nos quedan tres días por delante para disfrutar el uno del otro aquí, en este sitio que es lo más parecido al paraíso.

— Es bonita la película, ¿verdad? — Sin querer estaba distraída, no me he dado cuenta del final y solo salgo del trance al escuchar la voz de Fede y notar su contacto cogiéndome la mano.

— Si, mucho — Contesto, esperando que no se haya dado cuenta.

— ¿En qué pensabas? Estabas con la mirada... perdida — Sí, ya me conoce, ha aprendido a hacerlo en estos meses.

— En ti, en mí... — Me quedo callada unos segundos — En lo que acaba de pasar y en que me siento más unida a ti que nunca.

— ¿Y eso qué tiene de malo? — Me pregunta, acariciándome la mejilla — De eso se trata.

Siento miedo pensando en que un día todo esto pueda terminar, de que esté viviendo en el sueño más maravilloso del mundo y de repente, un día me despierte y no sea real.

— No debes preocuparte por nada — Susurra — Yo voy a estar aquí, contigo, todo el tiempo que tú lo desees. No me voy a marchar, pequeña, nunca he sido tan feliz como ahora.

Sus ojos coindicen con los míos, una calma me embriaga por completo mientras me sonríe y una vez más, sin palabras, me dice que todo está bien, que siempre estará bien.

— Pasaría todas las noches de mi vida a tu lado — Le digo, recostándome y apoyando mi cabeza en sus rodillas — Da igual si es aquí, en un barco perdido en medio del mar, o en una casa rural en mitad de la montaña...

— Como has comprobado, todos los sueños pueden hacerse realidad — Cierra los ojos acariciándome cada parte de mi rostro — Hoy has podido volar, mañana... quién sabe lo que podemos lograr.

No sé cuándo me quedo dormida, pero siento que mi cuerpo se levanta del sofá, Fede me lleva en brazos por el camarote hasta posarme en la cama y arroparme con la sábana, fuera es completamente de noche pero no puedo fijarme en mucho más, los párpados me pesan pero aun así hago un esfuerzo por rozar su barba, él deja un beso en la palma de mi mano justo antes de que mi cabeza se apoye en la mullida almohada.

— Descansa, mi niña, estaré a tu lado esperando a que despiertes... — Es lo último que escucho, antes de que deje un pequeño beso en mi cabeza y se tumbe a mi lado, abrazándome.

Te quiero sin querer, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora