✦XIV✦

12.4K 922 34
                                    

Mi mente se negaba a aceptar que el hombre que me había criado, a pesar de sus defectos, hubiera planeado algo tan drástico y controlador para mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi mente se negaba a aceptar que el hombre que me había criado, a pesar de sus defectos, hubiera planeado algo tan drástico y controlador para mi vida. No podía reconciliar la imagen de mi padre con las palabras frías y calculadoras en el documento frente a mí.

El mexicano me observa en silencio, sé que está esperando a que asimile lo que hemos descubierto. 

—Siempre supe que mi padre era un hombre duro, que tomaba decisiones difíciles sin pestañear —digo finalmente, rompiendo el silencio. —Pero nunca pensé que llegaría a esto. Manipular mi vida de esta manera... Es como si todo lo que creía saber sobre él se estuviera desmoronando.

—Por eso tus padres te obligaron a tomar clases de español —comenta Lorenzo cerrando el portátil—. Llevaban alistándote desde pequeña para que te casaras conmigo.

—Contigo no, si hubieras tenido un hermano mayor, sería él quien saldría elegido.

Lorenzo se aparta el cabello de la cara, y me acaricia las manos.

—Realmente lo tuve, pero murió con dos años, no llegué a conocerlo.

—Lo lamento.

Me tumbo en la cama con los brazos por detrás de la cabeza. Me siento la persona más tonta de la faz de la Tierra.

—¿Sabes qué es lo peor de todo? —le pregunto cerrando los ojos.

—Creo que puedo adivinarlo.

—Indirectamente he completado su plan. Él sabía que me sentiría atraída por ti. Por eso me llevó a México cuando estaba en mi peor momento. Era débil.

Noto cómo él se levanta de la cama de manera abrupta. Abro un ojo para ver lo que hace, pero su rostro me devuelve una mirada encorajada.

—¿Qué te ocurre?

—Acabas de insinuar que todo lo que pasó entre nosotros fue porque estabas decaída —dice, agarrando su chaqueta del sillón—. Yo nunca me aproveché de ti ni de tu situación. Siempre he dejado que vayas dos pasos por delante.

Intento explicarle que no quería decir eso, pero Lorenzo se marcha de la habitación sin darme la oportunidad.

No pienso ir detrás. No tengo la necesidad de arrastrarme detrás de un hombre.

Revuelvo mi bolso, buscando mi teléfono entre mil pertenencias. Encuentro el número del abogado que aparece en uno de los informes y lo marco, intentando enfocar mi mente en lo que realmente importa.

—Despacho de abogados Karlsson, ¿en qué puedo ayudarte?

—Busco al señor Fabian Karlsson, de parte de Agneta Virtanen —miento mientras camino por la habitación.

—Gracias, ya le paso con él, buen día, señora Virtanen.

Me siento delante del espejo y busco el cepillo. Mientras me lo paso por el cabello, me doy cuenta de lo mucho que me parezco a mi madre. Aunque, si ahora pudiera verme con el pelo negro, se enfadaría muchísimo.

La droga más puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora