La droga más pura

Epílogo

DOS AÑOS DESPUÉS.

—¡Ten mucho cuidado, Lorenzo!

—No te preocupes, siéntate a la sombra y bebe el maldito vaso de zumo, por favor.

A regañadientes le hago caso y me siento debajo del árbol para observarles. Mi marido, con nuestro hijo en los brazos, pasa dentro del establo y escucho la risa infantil de Daniel desde aquí.

Detrás de la puertecilla aparece un gracioso poni con la cabeza alzada. Tiene las patas fuertes y un cuello bastante ancho. La cabeza, las orejas y la boca parecen estar reducidas, aunque su estructura le hace un hermoso animal.

La tupida cola junto con la melena es de un tono grisáceo al igual que el resto de su cuerpo.

Me acerco hasta ellos, el pequeño lo observa con admiración y sonríe sin parar, mostrando sus dientecillos.

—¡Un mini caballo! —digo bromeando acariciando su grueso lomo—. Es precioso, Lorenzo.

—No te dejes engañar por su tamaño: este caballito es más fuerte de lo que parece, pero es un animal bondadoso y seguirá a su cuidador hasta el fin del mundo —Mira a Daniel, que le cuelga la baba por el labio inferior—. Será ideal para este pequeñajo y crecerán juntos.

Dani corretea por el suelo, parece tenerle algo de miedo, pero el animal baja la cabeza para que pueda tocarlo.

—¿Cómo quieres que se llame, cielo? —Le pregunto flexionando las rodillas para estar a su altura.

—¡Vaca!

—¿Vaca? Pero se volverá loco y pensará que no es un poni —Lorenzo se ríe removiendo su cabello negro—. A ver, piensa en otro nombre.

—¡Coco! —Me observa—. Quiero que se llame Coco, mami...

Me rodea con sus pequeños brazos, pero en mi postura y dada mi falta de equilibrio por la pérdida de visión que sufrí, me tambaleo un poco y nos caemos de culo en la arena del hipódromo.

—Oye, Dani, ten cuidado con mamá —Me tiende la mano para poder levantarme, pero me cuesta un poco—. Sabes qué debemos cuidarla, mira su barriga, ahí están tus hermanos mellizos esperándonos.

A él le resulta fascinante el tema, asiente la cabeza mientras me intenta atravesar con sus ojillos para ver si consigue verles.

—Todavía quedan cinco meses, pero pronto estarán aquí contigo y serás el hermano mayor de Catalina e Iván.

✦ • ✦

—Por fin está durmiendo la siesta, siempre que come su plato favorito duerme como un angelito —Mi marido entra en la habitación y se tumba en la cama—. ¿Te encuentras mejor?

Acerca su cuerpo al mío, siento las puntas de su cabello ronronear sobre mi clavícula.

—Sí... Fue solo un mareo —susurro cerrando los ojos—. Me gustaría poder ver sus rasgos definidos, tan solo puedo verle bien si me tapo el maldito ojo.