✦XXVI✦

8.4K 649 24
                                    

El shock de ver a Yannick aquí, con Martina y Lorenzo, es casi paralizante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El shock de ver a Yannick aquí, con Martina y Lorenzo, es casi paralizante. De todas las personas en el mundo, él tenía que ser el medio hermano de Martina. Yannick, el mismo hombre que dejó de contactarme tan pronto como se enteró de que no solo tenía novio, sino que también me había casado con Lorenzo. La situación no podría ser más surrealista.

—¿Os conocéis, no? —pregunta Martina, rompiendo el incómodo silencio que se ha instalado entre nosotros.

—Sí, el año pasado lo conocí cuando llegó a México, pero nada más. —responde Lorenzo, extendiéndole la mano a Yannick—. ¿Qué tal?

Yannick acepta la mano de Lorenzo, pero lo hace con un gesto de desdén que no pasa desapercibido. Su expresión está completamente desprovista de la actitud despreocupada y atrevida que siempre he conocido en él. Hay algo oscuro y frío en su mirada que me hace sentir un nudo en el estómago.

—Oh, por cierto, ella es Skarlett, mi esposa. —añade Lorenzo con un tono casual, como si no estuviera al tanto de la tensión que acaba de provocar.

El rostro de Yannick se endurece aún más al escuchar esas palabras. Me cuesta sostenerle la mirada, sintiendo cómo la situación se vuelve cada vez más incómoda.

Mientras el francés cruza los brazos y traga saliva, su hermana me observa con la boca entreabierta, sorprendida.

—Nos conocemos, fue con Ámbar a mi discoteca, hablamos un rato. Buena elección de mujer, Lorenzo —comenta Yannick, esbozando una sonrisa de medio lado.

Doy un par de pasos hacia él, notando su piel mojada y el aroma a cloro que emana de su cuerpo.

—Quizás fui yo quien lo eligió a él, con permiso —respondo mientras le doy un leve toque en el brazo, indicándole que me deje pasar.

Al entrar, reconozco de inmediato el cabello rizado de Sebastián. Lorenzo me toma de la mano para guiarme hacia su amigo, quien nos ofrece una cerveza. Declino educadamente.

—No me dijiste que habría tanta gente —comenta Lorenzo mientras acepta la bebida.

—Es una fiesta, suele estar repleta de personas —responde Sebas con una sonrisa.

Les hago un gesto indicando que me acercaré a la mesa de bebidas para buscar algo que no me haga daño. Lorenzo parece dispuesto a acompañarme, pero Sebas lo detiene, mencionando que necesita hablar con él en privado.

Rebusco entre las bebidas hasta que encuentro un par de latas de refresco. Están calientes, así que ahora toca buscar hielo.

—Aquí tienes los cubitos, linda —dice una voz detrás de mí, señalando una jarra de cristal llena de hielo.

—Gracias.

Agarro un vaso de cartón y vierto el líquido en él, todo mientras noto la mirada insistente de un tipo rubio con pinta de ser americano.

La droga más puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora