La profunda herida del hombro me palpita cada vez que un rayo de sol se cruza en mi camino y no es para menos ya que debe ser media tarde y con una temperatura de casi treinta grados o quizás más.
O puede que también tenga algo de fiebre por la caída, las heridas y el profundo traumatismo de haberme golpeado con una roca enorme.
Colette no podía mantenerse serena y continuar el viaje, sus gritos habían asustado a la yegua y el golpe que dimos al caer había sido casi mortal, bueno, a lo mejor ella está muerta, ni siquiera lo sé, al despertar ya no estaba.
Quizás se marchó antes, o alguien nos encontró y decidió salvar a la que peor estaba, eso sin saber que estoy embarazada, sin agua ni comida, semidesnuda y con una lesión latente en el lateral de la cabeza.
Oigo el sonido de un riachuelo, quizás es solo más continuación del mar, pero necesito lavarme los cortes y meter los pies en agua fría para esclarecer los pensamientos.
Camino en dirección al sonido, una pequeña porción de playa rodeada por rocas puntiagudas me espera como si fuese un espejismo, pero es real.
Las piedras parecen volcánicas, el agua es turquesa, mansa y la arena blanca me resulta agradable en la piel.
Una vez me siento remangando la poca ropa que me queda noto mi ropa interior mojada al igual que el resto de mi cuerpo y suspiro abrazándome las piernas.
Sé que tengo la cara quemada por el sol, sobre todo la nariz ya que me duele al gesticular cualquier breve movimiento.
—¿Es posible que en este lugar no viva nadie?
Los pájaros ni siquiera me miran al hablar sola y los peces se han ido a toda velocidad al notar el movimiento de mi cuerpo. Estoy tan vacía como la playa.
A lo lejos veo la silueta de un barco, tan solo el cuerpo corpóreo, va en dirección este con una bandera que no logro discernir en el azul del cielo.
Unas pequeñas roquitas caen cerca de mí, elevo la cabeza usando la mano como visera para poder enfocar bien y me doy cuenta de que estoy perdiendo la capacidad de ver bien a lo lejos.
—Llevo siguiéndote todo el camino para ver que eres capaz de sobrevivir en un mundo salvaje, pero veo que no y además, ni has notado mi presencia.
Sé por su voz quién es y cuando salta de las rocas al agua rezo mentalmente para que una enorme piedra o algún mitólogo animal marino haga que nunca salga a flote, pero no es así.
—¿Y Colette? —pregunto cuando sale empapado hasta la orilla.
—Llegó hasta la Iglesia arrastrándose como un gusano, está muerta, tenía una hemorragia cerebral —dice limpiándose la cara con la camisa—. Y te culpan a ti.
—No me sorprende en absoluto. —Me levanto de un salto—. Aunque está mejor sin vida que follando contigo cada día.
Sé que no debería haberle dicho eso, pero lo he hecho sin ningún remordimiento. Boyko, como era de esperar, efectúa su fuerza sobre mí para atraparme por el cuello y acorralarme contra las rocas puntiagudas que se me clavan como espinas en la espalda.
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La droga más pura
ChickLitA Lorenzo le fascina el dinero fácil. Skarlett tan solo desea sentirse libre sexualmente. Mientras ella ha pasado años enamorada, él cree haberla olvidado. ✦ • ✦ Después de la trágica m...