No.
Sus ojos parecían confiados, su voz era tan verídica y desgarradora que cualquier hombre habría acreditado todo lo que Skarlett había confesado, pero algo en su movimiento corporal me estaba alertando de un cabo suelto.
—¿Estás completamente segura, Skarlett? —acuno su barbilla en mi mano—. ¿Por qué no me has avisado? —ella me sube la mirada—. ¿Por qué no has llamado al médico?
Pasa su lengua con fuerza entre los labios, su rostro blanquecino reluce una incomprensión por si misma.
—Te subiré al dormitorio y llamaré al médico, quiero que te haga un chequeo completo —digo ayudándola a caminar.
Si ella hubiese perdido a nuestro hijo sería una maza que me partiría el pecho para toda la vida, pero jamás la culparía ni siquiera se me pasaría por la mente. Ahora solo quiero cuidar de su bienestar.
—Yannick abre la puerta de nuestro dormitorio para que pueda dejarla sobre la cama —Le pido antes de subir las escaleras.
Una vez Skarlett está cómoda me levanto del colchón para sentarme sobre el estrecho marco de la ventana, extraigo mi celular del bolsillo mientras Yannick habla sobre con mi esposa de otros temas para distraerla.
Conozco esa sonrisa en la cara del francés, se nota a leguas que está muy colgado por ella.
—Buenas noches, doctor Mateo, no le llamaría si no fuese estrictamente necesario, pero lo es —expreso guardándome la otra mano en el bolsillo— Necesito que venga a mi hacienda, es por mi mujer.
—Dado que me llama en mitad de una cena familiar comprenderá que la tarifa normal se elevará, ¿verdad?
—Puedo pagarle la cifra que pida, pero venga dándose patadas en el culo. Rápido.
Me acerco hasta ella y le peino el cabello con los dedos, de tanto tejemaneje se ha despeinado y sé que no le gusta andar así.
—¿Cómo te sientes, Skarlett?
Ella nos mira como si estuviese observando un meteorito caer a dos cuadras de sus pies, resulta realmente extraño tenernos a los dos tan juntos sin estar partiéndonos la madre.
Aunque todo se trata de ella, somos personas racionales si se trata de su protección, tanto física como mental.
—Sinceramente me hallo mejor, de verdad —dice dándonos la mano— Además, tengo una agradable compañía.
Le ofrezco algo de agua y se incorpora para beber, le acomodo la almohada detrás de la cabeza y ella se lleva la mano hasta la barriga de forma inconsciente, un gesto que me atraviesa el corazón y me corta la respiración a partes iguales.
—¿Y por qué tienes ese problema respiratorio? ¿Es de nacimiento? —cuestiona Yannick con la misma inocencia de siempre.
—Sí —me apresuro a decir— Lo heredó de su abuela materna, es una mierda.
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La droga más pura
ChickLitA Lorenzo le fascina el dinero fácil. Skarlett tan solo desea sentirse libre sexualmente. Mientras ella ha pasado años enamorada, él cree haberla olvidado. ✦ • ✦ Después de la trágica m...