✦XV✦

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No recordaba el dolor de un golpe tan fuerte en la boca, pero ahora acabo de hacer memoria en un par de minutos

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No recordaba el dolor de un golpe tan fuerte en la boca, pero ahora acabo de hacer memoria en un par de minutos.

La adrenalina aún recorre mi cuerpo, y el golpe que recibí se mezcla con el alivio de haberme deshecho de un enemigo tan peligroso. Alexey, el mentiroso, infiel, manipulador y ladrón, finalmente ha recibido lo que merecía.

Me alegro enormemente de haber encargado a mis hombres que le investigaran a fondo cada detalle de él.

La escena que se despliega frente a mí es una mezcla de caos y resolución. Los guardias mueven el cuerpo sin contemplaciones, mientras Skarlett se acerca con una expresión decidida.

—Será mejor que hoy no pasemos la noche aquí. —propone Skarlett mientras dos guardias sacan el cuerpo.

—Es buena idea.

Asiento en acuerdo. La sensación de triunfo se mezcla con un cansancio abrumador. Skarlett se acerca hasta ellos para explicarles que deben hacer.

—Quitadle toda la documentación, y por supuesto, quemad su coche, ¿entendido? —explica seriamente—. Debéis llamar al policía de siempre, él se encargará de todo, ya sabéis dónde entregarle su dinero.

Ambos asienten con seriedad y se retiran cerrando la puerta. Skarlett se queda mirando el suelo manchado de sangre, mientras yo trato de procesar lo que acaba de suceder.

—¿Limpiamos la sangre? —pregunto, intentando desviar la atención de la mancha perturbadora.

—No, ahora se encargarán de ello. Recoge tus cosas, nos vamos a un hotel. —Skarlett responde con una determinación que me recuerda su fortaleza, aunque sus ojos traicionan una sombra de inquietud.

—No te martirices. —digo con suavidad—. Tarde o temprano esto pasaría. Es nuestra vida; matamos gente, directa o indirectamente, cada día.

Ella me mira con una mezcla de tristeza y aceptación. La verdad es dura, pero en nuestro mundo, la realidad es brutalmente honesta. No hay lugar para lamentos; lo que queda es seguir adelante, aunque el precio que hemos pagado sea alto.

Recogemos nuestras cosas rápidamente, cada uno inmerso en sus propios pensamientos mientras salimos de la habitación. La noche es fría y silenciosa, y el hotel al que nos dirigimos será un refugio temporal en medio del caos que hemos dejado atrás.

Desde el asiento de copiloto, observo el cuerpo de Skarlett con una mezcla de preocupación y admiración. Sus manos se aferran al volante con una determinación que no deja lugar a dudas sobre su fortaleza. Aún tiene restos de sangre debajo de las uñas, vestigios de una batalla interna que solo el agua y el jabón podrán borrar.

No he tenido tiempo de hincar los codos sobre la mesa y estudiar a fondo los documentos y la información que acababa de descubrir. Mi padre había orquestado meticulosamente mi futuro, sin pedirme opinión. Aunque la rabia me consume al pensarlo, no me sorprende. La realidad de nuestra vida y las decisiones que nos han llevado a este punto están imbuidas de frialdad y cálculo.

La droga más puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora