✦XVII✦

11.7K 772 27
                                    

Nunca me he sentido tan tonta, vulnerable e irracional

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nunca me he sentido tan tonta, vulnerable e irracional. ¿Casarme? ¿De verdad? No tengo edad para eso, aunque tampoco debería tenerla para haber vivido la muerte de mis padres y haber asesinado a un hombre hace menos de veinticuatro malditas horas.

Las emociones me asaltan, una tras otra, sin darme respiro. Todo lo que he experimentado me ha forjado de una manera que nunca imaginé, pero aún así, la idea del matrimonio parece fuera de lugar, una locura más en este torbellino que ha consumido mi vida.

Pero le he aceptado la propuesta, sé que no es una propuesta de amor, ni mucho menos. A decir verdad, es la mejor opción que tengo, ya que Lorenzo se marchará a su hogar y entonces quedaré totalmente abandonada.

Debo pensar en mí y en mi seguridad. Alexey me engañó tan fácilmente que debería darme una bofetada.

Lorenzo jamás me traicionaría.

Me aparto de él, intentando procesar todo lo que acabo de aceptar.

—¿Estás segura? —pregunta él, como si pudiese leer mi mente.

—No —respondo con honestidad—. Pero nada en mi vida ha sido seguro últimamente, ¿verdad?

Él se quita los zapatos lentamente mientras me observa con sorpresa.

—Acepto la idea de casarnos, pero no quiero ceremonia. Solo firmar unos papeles y listo. —digo apagando el cigarrillo.

—¿De verdad? —pregunta—. Sinceramente, es discreto y eso me gusta. Si lo hacemos de forma pública impactaría demasiado. Veré qué puedo hacer. —Desbloquea su teléfono—. Haré una llamada, ahora vuelvo.

Busco el mío en el bolso y veo varios mensajes de Viktor en la pantalla. No sé qué quiere, pero hace tiempo que dejó de hablarme por sentirse rechazado, así que no será por un buen motivo.

Deberías haberme avisado que vendrías a mi casa, mi abuela está preocupada por ti, te vio bastante enferma.

—Fui sin pensarlo, no quería causaros problemas, discúlpame con ella.

—No es por eso, tonta... Solo que de haberlo sabido te hubiese invitado a subir a mi habitación.

Lorenzo abre la puerta y dejo el teléfono de nuevo en el bolso. Él se acerca y toma asiento después de robarme un cigarro.

—No es problema conseguirte la visa de residente permanente. Pagaré a la embajada mexicana y, además, si les ofrezco más plata lo harán en menos de dos días, como máximo —asegura exhalando el humo—. Mañana podemos firmar la solicitud de matrimonio.

Algo en su mirada me desconcierta. No puedo saber qué es, pero hay un misterio oculto.

De vuelta en casa, me dedico a guardar todas mis pertenencias en cajas. He decidido que llevaré solo lo imprescindible, mientras que todo lo demás lo enviaré a un almacén protegido para que nadie me lo robe.

La droga más puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora