He comenzado a involucrarme en el trabajo legal de la familia Rey, específicamente en la gestión de los caballos. Dedico muchas horas al papeleo del centro hípico, que, aunque es una tapadera, nos proporciona grandes cantidades de dinero. Además, a Lorenzo le fascina; se nota a leguas que es su sueño.
—¿Cómo estás? ¿Sigues con ese malestar? —me pregunta mi marido al entrar en el despacho con dos tazas de chocolate caliente.
—Lorenzo tengo la regla, claro que sigo con dolores. Esto dura más de lo que crees.
Continúo leyendo documentos y autorizando pagos a los proveedores. Dentro de poco es el aniversario del lugar, conocido como "El Cancerbero". Hemos pensado que lo ideal sería organizar un evento privado, algo íntimo para respetar la reciente muerte de Vicente Rey.
—Oye, abajo tengo un invitado, más bien autoinvitado, que quiere hablar con nosotros —comenta el mexicano bebiendo de su taza.
—Déjame adivinar, es francés, tatuado y con buen gusto para vestir.
He estado ignorando sus mensajes, pero no puedo negar que él sigue siendo una presencia intrigante en mi vida. Cada vez que miro esos ojos azules, no puedo evitar desear estar cerca de él como la última vez.
Bajamos al salón antes de que piense que lo estamos ignorando deliberadamente. Al menos, yo estoy deseando verle.
—¡Hombre, por fin! —exclama con los brazos en jarras—. Creía que os había tragado la tierra, pero me estabais haciendo ghosting, menudo par.
Su enfado es comprensible; no es solo una amistad lo que compartimos. Los tres sabemos que Yannick es mucho más que eso para nosotros.
—¿Serías tan amable de bajar el tono? —dice Lorenzo—. Más te vale hablarle con respeto si no quieres acabar recibiendo un buen golpe.
Nunca quise llegar a este punto de rivalidad, pero sabía que eventualmente ocurriría. Me encuentro en medio de dos hombres que se atraen de manera intensa y salvaje, pero yo soy su punto de equilibrio.
—No te creas tan hombre, Lorenzo. Además, he venido para darle un regalo a Skarlett.
Él coge un sobre del sofá, de tamaño mediano, y me lo muestra. No puedo adivinar qué contiene, así que prefiero que sea él quien me lo explique antes de abrirlo.
—¿Qué es esto? —pregunto.
—Recuerdas las fotografías que te hice el día de vuestra boda, ¿verdad? —responde con una sonrisa.
Asiento con la cabeza, intentando recuperar un poco de memoria de aquel día. La adrenalina y el caos del secuestro de Lorenzo me han dejado con una especie de amnesia parcial sobre esa tumultuosa jornada.
—Entre los golpes y el desorden, mi cámara se dañó, pero logré recuperar la tarjeta de memoria. Así que he revelado las imágenes para que puedas verlas —explica Yannick, su voz cargada de entusiasmo—. Estabas increíblemente preciosa con ese vestido.
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La droga más pura
ChickLitA Lorenzo le fascina el dinero fácil. Skarlett tan solo desea sentirse libre sexualmente. Mientras ella ha pasado años enamorada, él cree haberla olvidado. ✦ • ✦ Después de la trágica m...