FINAL: PARTE II

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Siento rabia al verla, mi esposa está atrapada en el cuerpo de una mujer asustada, resbaladiza, torpe y con la mente nublada, incluso había dudado ante la oferta de darle un arma ya que no se ve capaz de poder dispararla.

—Puede permanecer tranquila, señora Sazonova —Germán le deja la mano sobre la cabeza y ella cierra los ojos—. Saldremos de aquí, pero no sin antes cortar un par de cuellos.

—¿Han tenido que secuestrarme para que me quieras un poquito? —pregunta ella con media sonrisa.

—Olvide eso, por favor.

El francés nos observa como si de repente nos hubiéramos convertido en perros de cinco patas, aunque de forma aleatoria posa sus ojos azulones en el vientre de Skarlett.

—¿No es mejor que saltemos de alguna parte o por la escalera? ¿A qué esperamos?

Está muy nervioso, la nuez le sube y baja por la garganta con rapidez, si no logramos apaciguar su ansiedad será un problema.

—Dudo que en mi estado pueda saltar, Yannick. Además, con la luz activa los posibles escapes deben estar enclaustrados, la única salida es la puerta principal, las demás habitaciones tienen las ventanas fijas, sin apertura —respira de forma enclaustrada—. Boyko debe estar buscando a los culpables, dudo que piense que una rata haya mordido los cables.

Unas enormes ansias de averiguar todo lo que ha estado sucediendo en su vida durante estos siete meses me llena por dentro, pero a la vez siento que no podría soportar la idea de conocer su sufrimiento con plenitud.

—¿Y la mujer de antes? Deberíamos encontrarla antes que ellos a nosotros —Germán asoma el arma antes de doblar la esquina del pasillo.

—¿Qué mujer? ¿Natalka?

El impacto de unas balas hacen que nos veamos obligados a lanzarnos al suelo, me deslizo por las baldosas como una serpiente para tapar el cuerpo de Skarlett con el mío.

—Ven aquí —digo atrayéndola por la cintura—. Cúbrete conmigo, tranquila, pronto cesará.

Cuando mi predicción ocurre, paso por delante de ellos, miro a través del hueco de la escalera y veo a Natalka sentada hablando con alguien, sigo el camino de los escalones. Me detengo en el primer rellano, me apoyo contra la barandilla y espero a que Skarlett baje acompañada de Yannick y Germán.

—¿Dónde están los demás tipos armados? —pregunta Yannick cogiendo de la mano a mi esposa—. Esto debería estar repleto de asesinos a sueldo.

Asiento con la cabeza.

—Tienes razón, esto solo tiene dos respuestas: están muertos o pensando en una emboscada.

—Algunos están fuera de la Isla, Boyko estaba preparando una fiesta para anunciar el pronto nacimiento, no están la mayoría de ellos, pero al menos he contando diez esta mañana...

La droga más puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora