✦LIX✦

3.5K 260 17
                                    


En la vida hay millones de placeres, cada persona guarda los suyos en su interior, pero para mí existen tres: el sexo en conexión con la otra persona, tener la fortuna de comer cuando el estómago lo reclama y poder sentarme en un cómodo lavacabeza...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la vida hay millones de placeres, cada persona guarda los suyos en su interior, pero para mí existen tres: el sexo en conexión con la otra persona, tener la fortuna de comer cuando el estómago lo reclama y poder sentarme en un cómodo lavacabezas mientras un profesional lava y mima mi cabello con delicadeza.

—¿Qué se harán esta vez, señoritas? —pregunta el peluquero tras aplicarme un acondicionador con aroma de frutas.

—Pues yo necesito un saneamiento urgente, esta vez no me lo cortaré, Gus.

—Mmm, aplícame un tinte negro y de nuevo las mechas rojas, ¿o cambio de color, Ámbar?

No sé quién de los dos me convence primero, pero termino claudicando por cambiar de rojo a purpura, una decisión que no me lleva mas de tres minutos.

—¡Llevas puesta mi pulsera! —exclama ella al verme agitarla delante de su nariz—. Me hace muy feliz, Skarlett, es tan especial como tú.

—No seas boba, anda —bromeo intentando reprimir una sonrisa amistosa.

Gus y su ayudante andurrean a nuestro alrededor mientras esperamos sentadas delante de un enorme espejo.

—Oye, ¿no sabéis nada de vuestro amigo? —pregunta susurrando tan bajo que casi no la escucho.

Niego con la cabeza. Tanto Lorenzo como yo no hemos recibido noticia de Yannick, ni siquiera un mensaje, aunque sabemos que está en México, información recibida por Sebastián el día de ayer.

—A decir verdad nosotros tampoco hemos contactado con él, pienso que es mejor dejar la historia zanjada, pero me da cierto pesar que terminemos en tan malos términos.

Jamás quise que Yannick se siéntese como  un objeto, no obstante, tarde o temprano algo así acabaría sucediendo. Nunca podría tener con él una relación como la que mantengo con Lorenzo, nadie podría igualar lo que ambos sentimos.

—Esta noche trabajo en la discoteca, me toca pagarle el doble a la cuidadora de mi abuelito —dice Ámbar mientras el peluquero le pasa el cepillo—. Eso significa que debo trabajar mucho este mes.

—Puedo enviar a uno de mis trabajadores para que le haga compañía, no supone ningún problema para nosotros.

—Agradezco tu ofrecimiento, pero creo que mi pobre abuelo sufriría un ataque al corazón al ver entrar a uno de tus enormes escoltas —dice riéndose con los ojos cerrados—. No te preocupes, si necesito ayuda te lo diré.

✦ • ✦

—Debo hacer algunas compras, ¿nos vemos más tarde? —cuestiona la argentina extrayendo las llaves de su automóvil.

—Claro, solo tienes que mirar por la ventana.

Abro la puerta de copiloto y para mi sorpresa no es la cara de Lorenzo la que veo frente al volante, me dijo que pasaría a recogerme, pero es uno de nuestros guardias el que ocupa ese asiento.

La droga más puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora