Ámbar llega finalmente, despojando a su jefe de la sonrisa embaucadora que llevaba. Antes de irse, le entrega un pase que me garantiza barra libre y acceso a una zona reservada en la sala VIP.
—¿Qué te parece? —me pregunta después de ponerse el uniforme—. Se nota que le has encantado.
—¡Anda ya! —respondo con una risa mientras arrugo la nariz—. Solo es un tipo patoso que quiere ser el centro de atención. Sabe que está para que lo miren y lo está aprovechando.
Ámbar se ríe, tapándose la boca con una mano. Mientras me sirve una bebida sin alcohol, recuerdo que le prometí a Lorenzo no mezclar alcohol con los medicamentos.
—Beberse una cerveza sin alcohol en mi pub es casi un delito, ¿lo sabías? —dice Yannick mientras llena los vasos de tubo con habilidad.
A su alrededor, el bullicio es constante, y la música se mezcla con el brillo de una decoración que recuerda a una versión moderna de Britney Spears. Parece que el negocio le va de maravilla.
—No bebo, tengo problemas de salud —le informo, y su expresión cambia al instante.
—Vaya, lamento si te he ofendido. Te ves como una chica bastante rebelde, no es lo que esperaría por tu forma de vestir y hablar.
Giro sobre el taburete para observar a las demás clientas. Sin embargo, me doy cuenta de que el lugar está lleno únicamente de mujeres. Busco entre la multitud un hombre, pero no encuentro ni uno. La ausencia masculina en el ambiente me hace sentir algo relajada.
—¿Y el público masculino?
Yannick sale de detrás de la barra después de llamar a otro camarero y se acerca a mí con una gorra negra con la visera hacia atrás. La luz de las luces de neón resalta los contornos de su rostro mientras se acerca.
—Han reservado el pub completo —explica, mirándome a través de sus pestañas gruesas—. Los domingos las chicas vienen aquí para ser ellas mismas, sin la molestia de los hombres. Además, hoy es el día de los stripteases.
—¿Has contratado chicos macizos para que bailen en calzoncillos? —pregunto, arqueando una ceja con curiosidad.
Se ríe y me sube la barbilla con la mano, su proximidad hace que su nuez se pronuncie ligeramente. Me doy cuenta de cuánto más cerca está de lo que me imaginaba.
—Ajá, pero yo soy la estrella de ese espectáculo.
Cuando Yannick se aleja, puedo respirar con normalidad, pero la tranquilidad dura poco, ya que retrocede y se posiciona justo enfrente de mí.
—¿Qué pasa? —pregunto, intentando mantener la calma.
—Eres una borde, niña —me reprende—. ¿Tienes novio? ¿Novia?
Dejo el vaso de cerveza medio vacío sobre la barra y repiqueteo las uñas sobre mis muslos, sintiendo el peso de su mirada como un agujero en el pecho.
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La droga más pura
ChickLitA Lorenzo le fascina el dinero fácil. Skarlett tan solo desea sentirse libre sexualmente. Mientras ella ha pasado años enamorada, él cree haberla olvidado. ✦ • ✦ Después de la trágica m...