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Aún había bastante tiempo para organizar la fiesta de aniversario, pero sabía lo exagerados que podían ser sus tíos cuando se trataba de su amado restaurante, les gustaba comprar todo para la decoración con antelación y como cada año la habían mandado a hacer todas las compras.

«¡Ugh! Espero no haber olvidado nada...»

Dejó las compras en el suelo y recorrió la aldea con la mirada buscando a Dada, pero no lo vio por ningún lado, supuso que aún no terminaba de hacer su parte de las compras y no tenía ganas de esperarlo cuando el sol pegaba con fuerza sobre su cabeza, se dispuso a recoger de nuevo las bolsas cuando una voz ronca la tomó por sorpresa.

—¿Necesitas ayuda, pequeña?

Levantó rápidamente la mirada encontrándose a cierto ninja con una "X" en medio de unos bonitos ojos azules y cabello peinado en una coleta alta, sintió sus mejillas arder.

—Ho... Hola — saludó apenada — Yo puedo hacerlo, conoces mi fuerza.

—Y vaya que la conozco, nunca olvidaría todas las veces que me pateaste el trasero.

Bajó la mirada y se puso a jugar con sus manos, Tobe sonrió bastante divertido y luego levantó un par de bolsas.

—Vamos, te ayudaré.

Pucca sonrió un poco y recogió la bolsa que quedaba para empezar a caminar a su lado, Las personas que pasaban junto a ellos los miraban curiosos, pero eso a ellos no les importaba.

—¿Dónde te metiste por cinco años?

—¿Por qué te interesa? — usó ese tono burlón de siempre.

—¡Uy! que pesado, solo quería tener algo de qué hablar.

Tobe soltó a reír haciéndola refunfuñar molesta y desviar la mirada.

—No hagas puchero — se inclinó un poco para poder ver su rostro — Es solo que me parece raro que me preguntes esa clase de cosas.

Volteó a verlo de nuevo e hizo una mueca extraña con la boca haciéndolo esbozar una de esas sonrisas burlonas que irritaban a cualquiera.

—Nos llamo alguien con un trabajo que dejaba buena paga, después de eso hubo otros trabajos como ese... Y deja esa cara, te ves fea.

—¡Uy! — desvío la mirada — Amm... No pensé que se dedicarán a esas cosas.

—¿Creiste que solo éramos un montón de vagos?

Bajó la mirada asintiendo ligeramente con la cabeza y el ninja volvió a carcajearse.

—Sí, también somos eso.

Eso la hizo reír un poco y le dio otro leve empujón, Tobe también rio un poco.

—Y dime, pequeña, ¿para qué es todo esto?

—Oh... Para la fiesta de aniversario, todavía falta, pero a mis tíos les gusta comprar con antelación.

El ninja no dijo nada, solo sonrió de lado, desde que recordaba siempre fue rechazado por todos y no era bienvenido en ese tipo de cosas, pero las siguientes palabras de la azabache lo tomaron por sorpresa.

—En unos días tendré listas las invitaciones y pasaré a darte una.

—¿Hablas en serio?

Ella le mostró esa bella sonrisa que te hacían sentir especial.

—Nadie tiene porqué decirte algo, eres mi invitado.

Tobe le sonrió coqueto haciéndola desviar la mirada para que él no notará su sonrojo y fue cuando se dio cuenta que ya habían llegado al restaurante y por alguna razón no quería despedirse.

—Te ayudaba a dejar esto — le pasó las bolsas — Pero creo que a tus tíos no les gustará verme cerca de ti.

—Está bien, no te preocupes — sonrió — Gracias.

El ninja la tomó del rostro para poder verla a los ojos haciéndola estremecer.

—Ya me debes otra — le guiño un ojo.

Quiso decir algo, pero esos ojos la cautivaban y su corazón latía con fuerza, él la soltó y comenzó a alejarse, volteó a verlo «¿Qué me pasa? ¿Por qué de repente empieza a agradarme su compañía?» suspiró y entró en el restaurante.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora