Lentamente abrió los ojos para irse acostumbrando a la luz que entraba por la ventana, se enderezó y se llevó una mano a la frente, se sentía algo mareado.
—Es bueno que hayas despertado.
Esa voz lo hizo voltear encontrándose con una joven de tez morena y cabello negro a los hombros y llevaba una túnica negra que le cubría completamente el cuerpo. Se sintió confundido, ella no tenía olor propio.
—Estás en la aldea Jaspe — dijo tranquila — Estuviste cuatro días inconsciente, tus amigos se alegrarán de ver que has despertado.
No pudo responder y volvió a llevarse la mano a la frente.
—Bebe esto — dejó algo sobre la mesita junto a él — Alístate y sal.
Escuchó la puerta cerrarse y luego miró la taza que estaba sobre la mesita, dudó un momento y la tomó para beber su contenido, el sabor era algo fuerte. Se vistió y salió de la habitación encontrándose de nuevo con la joven quien con una seña le indicó que la siguiera.
Aquella aldea, a diferencia de Sooga, parecía haberse quedado atrapada en el tiempo, notó que las personas que pasaban junto a ellos le sonreían haciéndolo sentir incómodo, no le gustaba esa clase de atención.
—Estaban muy enfermos, sufrían — empezó a decir sin mirarlo — Ustedes cumplieron, trajeron la rosa que los salvaría.
Seguía sin decir palabra, solo recorría el lugar con la mirada. La morena lo llevó hasta una casa de dos pisos donde un guardia al verlos los dejó entrar.
—Es la casa del jefe de la aldea.
Ese tono tan calmado estaba empezando a hartarlo. Entraron en un comedor donde estaban cuatro jóvenes que conocía bien, estos alzaron la mirada al verlos llegar. Vio a cierta azabache correr hacia él y lo abrazó con fuerza, no correspondió, solo se limitó a poner una mano sobre esa cabellera negra, en ese momento una anciana con el mismo aspecto de la joven entró en el comedor haciendo voltear a todos.
—Ya empezaba a preocuparme, Raijuu. Temía que ya no despertarás.
Se apartó de la azabache y se cruzó de brazos mientras la mujer seguía hablando.
—Mi nombre es Fuyu y ella es mi nieta — señaló a la joven morena — Ella estuvo cuidando de ti, pero no te quedes ahí y come.
Sintió como la linda azabache lo jalaba de su traje y lo llevaba a sentarse a la mesa donde había varios platillos para elegir mientras la anciana salía de ahí seguida de su nieta. Se frotó un poco el entrecejo cuando la voz de Garu llamó su atención.
—¿Cómo hiciste eso?
—Ah... — lo miró directamente — Adquirí esa habilidad en aquella pelea donde me cayó un rayo ¿Lo recuerdas? — Garu asintió — Cuando salí de la aldea fui a un templo sintoísta y el sacerdote me ayudó a dominarlo, me tomó solo seis meses conseguirlo.
—Mi padre me habló de esa técnica de combate — mencionó Ching — Se requiere de un gran control del chi y un duro entrenamiento para lograr dominar algún elemento de la naturaleza, no cualquiera es capaz de hacerlo, solo cinco lo han conseguido. El caso de Tobe es especial ya que el propio rayo lo eligió como su portador y no tuvo que vivir entrenando años para dominarlo, papá dice que solo debes usar al menos un diez porciento de esa técnica para el combate y que el cien porciento solo debes utilizarlo como último recurso ya que gasta demasiado el chi, por eso no me sorprende que Tobe se haya quedado inconsciente tantos días.
—¿Tu padre sabe usar esa técnica, cariño? — preguntó Abyo algo asombrado.
—Su maestro le estaba enseñando a controlar el fuego, fue cuando conoció a mamá y después de casarse abandonó el entrenamiento y buscaron un lugar más tranquilo para vivir así es como llegaron a Sooga — bebió un poco de té — De hecho se llevó la sorpresa cuando empezó a entrenar a Pucca al ver su capacidad de controlar el clima además de su fuerza.
—¿Por qué? — preguntó la azabache.
—Naciste con esa habilidad, sería sencillo para ti aprender la técnica, pero papá dice que no eres apta ya que eres demasiado emocional, nadie se arriesgaría a entrenarte.
—Tiene lógica — dijo Abyo — recordemos el caos que provoca cuando se enoja o se pone triste.
—De hecho, de entre todos nosotros, sin contar a Tobe claro, papá dice que Garu es el más calificado para aprender, pero solo si está dispuesto a resistir el duro entrenamiento y pasar años aislado en un templo.
Garu se quedó en silencio algo pensativo mientras Tobe se ponía de pie y se disponía a salir del comedor.
—¿A dónde vas? — preguntó Pucca.
—Voy a caminar un rato por ahí.
Sin más salió del comedor cerrando la puerta a sus espaldas.
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Bajos instintos (Tobecca)
FanfictionUna misteriosa poción que prometía hacerlo más fuerte, ha sido bebida con el fin de derrotar a su más grande enemigo. Sin embargo, termina condenado a una terrible maldición, ahora deberá hallar la manera de evitar que ese mal lo consuma por complet...