Estaba sentada junto a Ching en una de las mesas hablando sobre la feria que cada año se instalaba fuera de la aldea por motivo de la llegada del verano. Adoraban ir juntas con los chicos, pero ahora no estaba segura se si debía o no ir.
—Vamos Pucca, puedes estar con nosotros.
—Pero seguramente quieres pasar un rato romántico con Abyo y yo solo haría mal tercio. Antes no era tanto problema porque de cierto modo Garu estaba conmigo, pero por ahora no quiero verlo.
—¿Sigues sin perdonarlo?
—Es que sigo sintiéndome terrible por todo lo que me dijo — apoyó la cabeza sobre la palma de sus manos — Quiero ser su amiga, pero todavía no soy capaz de hablarle.
—Pues piénsalo bien — levantó los hombros — Pero anímate, ya te dije que puedes quedarte con nosotros.
—Umm... — con la mirada perdida — ¿Crees que él acepte ir conmigo?
—¿De quién hablas?
Pucca no respondió, solo miraba hacia algún lado del restaurante así que también dirigió la mirada hacia ese punto viendo a Tobe que recién llegaba y se sentaba en la mesa más alejada, jaló del brazo a su amiga para que la mirará.
—¿Estás hablando enserio? Está bien que te haya ayudado, pero eso no le quita lo malo.
—¿Qué hay de malo que me acompañe? Realmente nunca me ha hecho nada, era yo la que lo golpeaba por defender a Garu.
Ching resopló indignada, pero pensándolo bien, tenía razón, Tobe nunca les hizo nada, ni siquiera a Abyo, todas las veces que pelearon fue por apoyar a Garu, pero a pesar de eso no podía dejar de verlo como un delincuente.
—Mira, tú sabrás que haces, pero ten cuidado, ¿sí?
—Tranquila — sonrió — siempre puedo mandarlo a volar con una patada.
Rieron un poco y volvieron a ver al ninja de cicatriz que se mantenía quieto en su silla con los brazos cruzados. Una linda joven de cabello azul y vestido rosa muy llamativo se acercó a ellas.
—Es muy guapo ¿verdad?
Voltearon a verla mientras se sentaba a su lado.
—Hola, Ring Ring, ¿qué te trae por aquí? — saludó Ching.
—Vine a ver ese manjar de hombre al igual que ustedes — se burló.
—No digas tonterías.
Pucca soltó una risita, siempre reía cuando estaba junto a Ring Ring, habían pasado dos años desde aquella última pelea que tuvieron, ninguna ganó, pero bastó para dar por finalizada su rivalidad y se volvieron buenas amigas y pronto Ring Ring renunció al amor de Garu y se dio cuenta de que en realidad estaba enamorada de Dada e inició una relación con él.
Se quedaron en silencio un momento, mirando a ese ninja, Ring Ring tenía razón, era bastante guapo, Pucca se sonrojó un poco al admitir aquello, por suerte sus amigas no lo notaron. En ese instante la hija del dueño de la florería llegó y para sorpresa de las tres fue directo hacia Tobe, el cual se puso de pie, le dio un pequeño abrazo y la invitó a sentarse a su lado, Pucca sintió un nudo en el estómago que no pudo explicar.
—¿Estarán saliendo? — preguntó Ching.
—Que tontería — respondió la peliazul — Apuesto a que solo se trata de sexo.
—Sí... eso es más creíble.
Pucca se mantenía en silencio, ignorando la conversación de sus amigas, se sentía extraña mientras veía cómo esa chica sonreía y abrazaba a Tobe quien sonreía, como si aceptara ese abrazo ¿Por qué el verlos así le molestaba? ¿Por qué lo abraza? Sintió una punzada en el pecho ¿Qué le estaba pasando? ¿Eran celos? Otra vez las palabras de él en su cabeza "No soy del tipo afectivo" pero ahí estaba dándole un beso en la mejilla ¡¿Por qué?! No podía seguir viendo eso y se puso de pie de golpe llamando la atención de sus amigas.
—¿Pucca, estás bien? — preguntó Ring Ring sorprendida.
—¿Ah...? — la miró — ¡Ah! ¡Sí! Estoy bien solo que... ya me aburrí de estar aquí ¿Qué les parece si vamos al centro comercial?
—¡Gran idea! — se puso de pie — ¿Qué dices Ching?
—Sí, vamos.
Pucca trató de ocultarse detrás de sus amigas mientras se dirigían a la salida, no quería encontrarse con esos ojos azules, el pecho le dolía y sentía un fuerte nudo en el estómago y no entendía el porqué.

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Bajos instintos (Tobecca)
Hayran KurguTobe ha bebido una poción que prometía hacerlo más fuerte con el fin de derrotar a Garu, su más grande enemigo. Sin embargo, termina condenado a una terrible maldición, ahora deberá hallar la manera de evitar que ese mal lo consuma por completo, sin...