Luna creciente.
El cumpleaños de su amada azabache sería al día siguiente, lamentablemente no podría estar presente ya que tenía que salir a arreglar unos asuntos fuera de la aldea por lo que quiso aprovechar esa noche para celebrarlo, quería tomarla por sorpresa así que se aventuró hasta esa habitación de paredes rosadas, con toda tranquilidad entró y encendió la luz de la lámpara, se sentó en la alfombra y abrió la caja que traía en las manos para dejar a la vista un pequeño pastel de fresas y luego sacó de su bolsillo una pequeña cajita decorada con un listón rojo, estaba listo, ahora solo debía esperarla. Media hora después y ella no aparecía, le pareció extraño, se supone que debió volver después de haber cerrado el restaurante «¿Qué la habrá detenido?» esperó otra media hora y nada, ni siquiera podía percibir su delicioso aroma «¿Dónde estás?» se puso de pie y salió por la ventana, olfateó el aire y en cuanto percibió una partícula de olor a flores de loto comenzó a seguirlo.
Ya llevaba un largo rato brincando sobre los techos siguiendo ese aroma, pero no conseguía encontrarla y ya estaba comenzando a perder la paciencia; se detuvo un instante y se puso en cuclillas, volvió a olfatear el aire, concentrándose, fue ahí cuando ese aroma llegó con fuerza hasta él, estaba cerca, había otro olor, pero no le prestó atención, su corazón se aceleró y si tuviera su cola sin duda la menearía de alegría, corrió sobre sus cuatro extremidades como los animales y se detuvo sobre el local delante de una pequeña cafetería, y ahí la vio a través del cristal acompañada de Garu.
Se agazapó aún más y se mantuvo expectante, entendía muy bien que eran amigos, pero extrañamente sentía celos de verla con otro hombre, en especial con ese ninja de coletas, gruñó molesto al ver a Garu tomar esa delicada mano y dedicarle una cálida sonrisa, sintió un nudo en el estómago y apretó los dientes «¡No la toques!» sus uñas se tornaron negras y comenzaron a crecer, gruñó aún más al verla sonreír como si aceptará tal gesto «¡¿Por qué?!» una profunda ira se acumuló dentro de él y su cola salió al igual que sus orejas, y sus brazos se cubrieron ligeramente de pelo negro al igual que su rostro. Después de una hora los vio salir y los siguió hasta el Goh Rong donde se detuvieron frente a las enormes puertas.
—Gracias por la cena — sonrió.
—No fue nada — también sonrió — Y de nuevo lamento lo de la última vez, sé que no debimos...
—Está bien — interrumpiéndolo — entiendo que se preocupen por mí.
Pucca lo abrazó y Garu correspondió gustoso, pero el abrazo no duró mucho ya que la azabache se apartó algo sobresaltada y mirando para todas partes como buscando algo.
—¿Pasa algo? — le miró extrañado — ¿Estás bien?
—Umm... Sí... — mirándolo de nuevo, aunque parecía nerviosa — Estoy bien, no es nada.
—Bueno, vendré a verte mañana con los demás.
La azabache asintió y volvieron a abrazarse, y Tobe enterró las garras sobre aquel techo quebrando las tejas, de pronto sintió que el mundo se le vino encima cuando Garu besó la mejilla de Pucca «¡Bastardo, no tienes derecho!» instintivamente mostró sus afiliados colmillos, su transformación se completó, estaba fúrico «¡Ella es mía!» su pelo se encrespó, sintió su sangre hervir y se alejó de ahí a toda prisa para después adentrarse en lo más profundo del bosque, yendo más allá de sus tierras, iba con deseos de matar lo que sea.
La ira y los celos lo habían cegado, no soportaba que otro hombre fuera quien estuviera con su pequeña y mucho menos que la tocará, corría en su forma animal y un olor a carne fresca llegó hasta él, era una gran oportunidad para descargar su ira así que se dirigió al lugar encontrándose con un pequeño grupo de personas que viajaban, tomó su forma híbrida y atacó sin piedad. El bosque se llenó de los gritos desgarradores, agonizantes y desesperados de aquellas personas que no tenían culpa de nada, les desgarró la carne, las vísceras se desparramaron sobre la hierba, la sangre pintó la corteza de algunos árboles y cuando terminó su gran obra se dispuso devorarlos.
Un licántropo tigre de brillantes ojos, uno verde y el otro amarillo, lo observaba desde la oscuridad, un ruido entre las ramas hizo que desviara la mirada por un momento, pero al volver la mirada se llevó la sorpresa de que el lobo ya no estaba ahí por lo que salió de su escondite tomando su forma híbrida. Su sentido del olfato no era el mejor, pero se compensaba con su excelente visión nocturna y su afinado oído, gruñó un poco, sus orejas se movían con cada mínimo ruido y miraba para todas partes, el ruido de una rama quebrandose vino de arriba haciendo que alzara la mirada, no le dio tiempo de responder cuando ya tenía al lobo encima dando inicio a una feroz pelea.
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Bajos instintos (Tobecca)
FanfictionUna misteriosa poción que prometía hacerlo más fuerte, ha sido bebida con el fin de derrotar a su más grande enemigo. Sin embargo, termina condenado a una terrible maldición, ahora deberá hallar la manera de evitar que ese mal lo consuma por complet...