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El bosque era muy extenso y ya habían recorrido varios lugares por horas buscando aquella rosa sin éxito alguno, estaban algo desanimados y cansados, Garu soltó a bostezar y Abyo se dejó caer sobre un tronco que estaba por ahí tirado, Ching y Pucca le imitaron, Tobe siguió recorriendo un poco la zona donde se encontraban. Un ruido los hizo ponerse un poco alertas, parecían unas grandes pisadas.

—Parece que viene hacia aquí — susurró Ching.

Prestaron más atención, pero el ruido se detuvo y respiraron aliviados, el olor de lo que fuera que fuese entraba de golpe en la nariz de Tobe indicándole que aún estaba cerca. Estaban por reanudar la búsqueda cuando una enorme criatura alada aterrizó de pronto delante de ellos y soltó un fuerte rugido obligándolos a taparse los oídos.

La criatura era un enorme león de unos tres metros de alto, tenía alas de murciélago y la cola era parecida al aguijón de un escorpión.

—¡¿Qué es esa cosa?! — preguntó Pucca.

—¡Lo que importa es no morir! — respondió Abyo.

El león volvió a rugir y lanzó su aguijón en dirección a Ching y Pucca que lograron esquivarlo, Garu corrió hacia él con la intención de herirlo con la katana, pero el animal lo golpeó con su enorme garra arrojándolo lejos mientras la cola golpeó a Tobe y Abyo que iban por detrás. Pucca dio un gran salto y alcanzó a darle una fuerte patada en la cabeza dejándolo aturdido por un momento, oportunidad que Ching aprovechó para herirlo con sus espadas, pero no fue suficiente ya que rápidamente volvió al ataque y corrió hacia la azabache que no alcanzó a esquivar la poderosa embestida.

—¡Pucca! — gritó Ching que corrió a socorrerla.

El león apuntó de nuevo su aguijón hacia ellas, pero Ching, con Pucca en brazos, logró esquivarlo, Tobe gruñó molesto y corrió a toda velocidad contra el animal logrando clavarle sus katanas a un costado haciendo enfurecer más la criatura que rugió y volvió golpearlo con la cola mandándolo contra un árbol, Garu y Abyo lograron montar al lomo del león y le infringieron varias heridas antes de que salieran volando debido a las fuertes sacudidas. El león sacudió las alas creando una corriente de aire haciéndolos retorceder, Pucca se recuperó del golpe y rápido lanzó una roca contra el animal logrando que dejara de abatir sus alas. En algún momento de la pelea Garu terminó juntando su espalda contra la de Tobe quien no pudo evitar sonreír divertido.

—La última vez que estuvimos así fue por culpa de un caramelo.

—Tu guarida explotó — burlándose.

—¡Ja! No te mueras mocoso o ya no tendré a quien fastidiar.

Garu rodó los ojos algo molesto y se apartó de él para volver a lanzarse sobre el animal. Sus ropas estaban rasgadas, tenían fuertes golpes y rasguños, y el cansancio se estaba haciendo presente y no lograban vencer al enorme león alado. Un golpe con la cola dejó muy heridos a Garu junto con Abyo y Tobe, otra embestida mandó a la azabache y a Ching por los aires cayendo unos metros más adelante. El león se acercó a las chicas que aún estaban en el suelo y abrió las fauces dispuesto a tragárselas, pero Tobe alcanzó a detenerlo sosteniéndolo de los colmillos.

—¡Muevanse, idiotas!

Garu y Abyo tomaron a cada una entre sus brazos y las llevaron a un sitio más alejado, Tobe hizo uso de esa fuerza que le daba la maldición volcando al león contra el suelo y luego corrió a recuperar sus katanas. El león se recuperó y se puso de pie mirando fijamente a Tobe quien respiraba agitado y dirigía una mirada rápida al grupo de amigos viendo a la azabache que se quejaba de algún dolor, aquello lo hizo enfurecer, esa criatura había lastimado cruelmente a la persona que más quería. Ya estaba harto de ese animal, sentía su sangre hervir y su lobo estaba muy enojado, no iba a seguir soportando que Pucca saliera lastimada, iba a protegerla a costa de su propia vida de ser necesario, se puso rojo de ira y apretó las empuñaduras de sus armas con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos.

Garu tomó su arma, pero cuando estaba por dar su apoyo la piel de todo su cuerpo se erizó y lo mismo le pasó a los demás. Una aura dominante y asesina los dejó quietos en su lugar mirando con asombro lo que estaba pasando frente a ellos dándose cuenta que no por nada el maestro Soo lo llamó Raijuu, ese hombre delante de ellos era un demonio.

Tobe poseía una mirada fría y llena de ira, su cuerpo estaba cubierto de una poderosa energía eléctrica, el león rugió de nuevo y fue directo a querer golpearlo con una embestida. Un ligero movimiento de su espada bastó para golpear al animal con un poderoso rayo quemando gran parte de su cuerpo, la criatura chilló, pero rápido se recuperó y agitó sus fuertes alas para crear una corriente de aire sin embargo Tobe ni siquiera se movió solo volvió a levantar su espada y otro rayo golpeó al animal quemando sus alas haciéndolo caer. Tobe esbozó una sonrisa aterradora y cruzó sus katanas, y como si el cielo le obedeciera, un poderoso rayo cayó sobre él dándole el aspecto de ser uno solo con esa corriente eléctrica. Esquivó el aguijón del león dando un salto hacia arriba cayendo sobre el lomo del león y las katanas penetraron en la carne, la potencia de los rayos envolvió a Tobe y a la criatura, el suelo tembló y luego una onda expansiva se formó.

Garu abrazó a sus amigos con fuerza recibiendo el golpe de la onda en su espalda, una luz azul los cegó y cuando se dispersó Garu les soltó y todos volvieron a dirigir la mirada a donde debería estar el león alado, pero en lugar de eso solo estaba Tobe de pie con la mirada perdida sosteniendo sus katanas y el cuerpo cubierto de energía eléctrica. Y así como había empezado, la corriente electrica se dispersó del cuerpo de Tobe volviéndolo a su estado normal y luego solo se desplomó en el suelo inconsciente.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora